Inefable: Fuera de este mundo

capítulo 39

Voy riendo de un mal chiste de Bruno mientras nos dirigimos a clases en su auto. Estos días ha sido bueno pasar tiempo con él, hace siempre lo posible por divertirme y me lleva y trae al instituto, cosa que agradezco porque últimamente pedalear me deja con un cansancio exagerado y extraño. Hoy viernes la doctora Phoebe llamó a mamá desde bien temprano para anunciarles que los resultados de los análisis y estudios ya estaban listos. Estoy nerviosa y Bruno ha hecho todo por mi para hacerme olvidar ese gran detalle. Mamá se reuniría con los doctores y analizarán mi caso, darán una respuesta porque lo más seguro es que la próxima semana comience el tratamiento.
Hace un par de noches estuve algo mal, no le dije a nadie, tenía fuertes dolores en mis articulaciones y mis brazos estaban muy rígidos. Me asusté mucho y solo lloraba. Tengo miedo, sinceramente no es la primera vez que me ha pasado últimamente, esconderlo no es la mejor opción pero, ¿semarle más sufrimiento a mi madre? Eso jamás.

— ¡Agatha! — me llama Bruno, lo volteo a ver.

— ¿Si?

— ¿Estuvo bueno tu viaje astral? — se burla. — ¿En qué pensabas? — ahora está algo preocupado.

— En que los nuevos exámenes se acercan y tengo mucho que estudiar.

— Te puedo ayudar. — sonríe.

— ¿En serio? Advierto que no soy muy buena en cálculo.

— Soy bueno en eso. ¿Qué materia te gusta más? — parece interesado. No sé por qué me emociona que me haga esta pregunta tan insignificante pero, de cierto modo, lo sentí bonito.

— Definitivamente, literatura.

— Tus ojos brillan. — me mira. — Uno de tus deseos no era escribir una historia?

Me pongo algo nerviosa y ahora miro al frente. Él chasquea los dedos para que le vuelva a prestar atención, estira su mano y coloca un mechón de mi cabello tras mi oreja.

— ¿Qué me estás escondiendo? — me conoce demasiado.

— Bueno, en realidad yo... hace unas semanas comencé a escribir algo pero...

— ¿En serio? por qué no me habías dicho?

— No creí que te interesara. Además, no nos hablábamos. — miro ahora al suelo del auto. Nos quedamos en silencio pero él vuelve a hablar.

— ¿De qué va?

— Aún no es nada concreto, o sea, solo tengo un prólogo y sinopsis.

— ¿Pero, y la trama de que irá?

Me quedo callada y lo observo. Tengo un impulso por lanzarme y darle un suave beso pero, mejor lo ignoro y solo digo.

— El amor entre la muerte y la vida. — sus ojos están en los míos. — Algo así...

Rompo el contacto visual. Justo a tiempo llegamos al estacionamiento del instituto y el auto se detiene. Quito el cinturón de seguridad, le sonrío y salgo del auto antes que me pueda hacer algún tipo de pregunta.
Evidentemente la muerte me representa a mi, la partida y el dolor que causa para las personas que quedan. Es tan injusto morir, sé que es parte del ciclo de la vida pero, ¿por qué crear un hecho traumático y doloroso para las personas que amamos y que nos aman? Es algo que nunca entenderé ni con lo que estaré de acuerdo.
La vida es la representación de Bruno, la vitalidad y fortaleza que caracteriza a esta chico. Esta historia va más allá de la ficción, es la historia de dos chicos en lados opuestos y en dimensiones contrarias, alimentados por una sed de amor condenado al olvido por el doloroso final.

...

Saber que los exámenes están a la vuelta de la esquina solo produce acumulación de estrés para mi. Camino zombie por los pasillos hasta mi próxima hora de clases ignorando a todos a mi alrededor. Al menos ya no soy el hazmerreír del instituto, ahora todos creen que debo perdonar a Bruno luego de la romántica escena digna de película de drama de romance adolescente que nos regaló durante la noche del baile. Hasta me sorprende que algunas chicas que antes me miraban mal me sonríen y los chicos que me trataban como una zorra me miran con respeto o mejor, ni voltean a ver, es como si creyeran que ahora soy propiedad del mariscal del campo. Cuando estoy a punto de entrar al laboratorio de biología, me toman del brazo, es Lana. Volteo los ojos y me dispongo a seguir mi camino pero me detiene.