capítulo 20

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— Ok Agatha, lo importante de esto es mantener el equilibrio. — asiento mientras me explica.

— Pero ¿no me dejarás sola, cierto? — tengo miedo. — No quiero caer y hacerme daño.

— Tranquila, estaré aquí contigo. — me sonríe. — Cuando te diga vas a comenzar a mover los pedales hacia adelante, nunca a la inversa, la postura recta y la mirada al frente; recuerda, el equilibrio es importante.

— ¿Cómo voy a mantener el equilibrio si voy a estar ocupada intentado mover los pies? — Ya me estoy estresando.

— Solo no muevas tu cuerpo, mantenlo en su sitio. ¿Preparada?

— Noooo. — lloriqueo.

— En 3, 2...

— ¡Espera!

— ¿Ahora que pasa?

— No me dejes sola Bruno.  — lo miro directamente a los ojos.

— Jamás lo haré, nunca te dejaré sola. — pareciera que no hablamos del hecho donde yo intento aprender a montar bicicleta con su ayuda. — Ahora, cuando diga "ya" vas a mover los pies como te dije ¿ok?

— Ok. — digo después de un exagerado suspiro.

Mis manos sudan y tiemblan ligeramente. Tengo miedo de caer, pero, sé que él estará aquí para sostenerme.

— ¡Yaaa!

Comienzo a pedalear mientras Bruno sostiene la bicicleta por detrás, estoy gritando en medio de la calle del condominio, tacos salen de mi boca, maldiciones y todo lo chabacano que exista, sin razón alguna, no me he caído pero, hacer drama es un estilo de vida, y es el mío.

Dos horas después, me he caído más de cinco veces luego de que Bruno me deja por mi propia suerte, le he lanzado maldiciones, piedras y hasta amenazas, él solo se ha burlado y corrido a levantarme. Mi rodilla duele al igual que mi codo, me hice una herida y aquí está, tratando de sanarla.

— Te odio Troll. Si cortan mi pie por una infección te juro que...

— Agatha, deja de ser exagerada, es solo un razguño. — me echa agua para limpiar.

Estamos sentado en la acera, yo con mi pierna sobre las suyas y él sopla mi herida que duele y arde. Agarra una bolsa que trajo, preparado para situaciones como estas y, saca...

— ¡Alcohol! ¿ESTÁS LOCO?

—  Hay que echarlo para que no se infecte Agatha.

— No. Mejor llévame al médico. — me mira como si estuviera loca.

— No irás médico por un arañazo niña. Deja de exagerar todo.

— Me va a doler Bruno. — lloriqueo.

— Yo soplaré. ¿Confias en mi?

Nos quedamos viendo por un momento. Obvio que confío en él, no tengo dudas de eso.

— Si, confío.

Pero mi grito se escuchó en todo el vecindario. No juzguen.

...

— Sujetate. — me dice.

Comienza a pedalear, y yo voy sentada delante de él disfrutando del paseo. Sonrío y grito de emoción. Siento su calor corporal pero, ignoro las sensaciones que recibe mi cuerpo y me centro en el paseo. Vamos por todo el condominio, nunca había deparado en ver lo hermosas que son las casas, lo bien cuidadas que están y las áreas del lugar. Hay un pequeño parque donde hay niños jugando, los árboles de aderezos a penas y tienen hojas y flores por la época del año, la mayoría de las hojas están en el suelo. Nos detenemos.

Inefable: Fuera de este mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora