Mis pies aún tiemblan y mi respiración es tan agitada que mi pecho se mueve violentamente hacia arriba y hacia abajo. Bruno está a mi lado, sus ojos fijos en un punto lejano, también está un poco agitado. En mi mente se reproducen una y otra vez lo que hace unos escasos minutos sucedió en esta habitación. Aún mi cuerpo está lleno de sensaciones y el sentimiento avasallador que me recorrió desde el interior hasta el exterior de mi cuerpo, todavía dejó rastros de él en mi. Volteo a verlo y él me mira, sonríe. Con su mano aparta mi cabello de mi rostro, me acerco y lo beso, atrevidamente me subí a horcajadas sobre él, abre los ojos pero no me aparta. Sus manos van a mi cintura y me sostienen, no sé que pasa conmigo pero, esto ha sido tan increíble que quiero probar más cosas. Aún estoy sin bragas y ya no siento nada de vergüenza. Yo misma coloco una de sus manos entre mis piernas y él me acaricia. Me alzo un poco para que toque aún mejor y lo hace. Jadeo y mis caderas se sacuden, él gruñe y se sienta. Detiene el beso y saca si mano del lugar donde tocaba, lo miro sin entender.
— ¿Sucede algo? — pregunto asustada. ¿hice algo mal?
— No quiero que creas que te estoy presionando a hacer nada. — me río.
— Soy yo la que prácticamente ha saltado sobre ti Bruno. — él sonríe. — Nunca había vivido algo tan increíble. — Confieso.
— Te veías tan hermosa retorcida bajo mi. — su mirada es depredadora.
— ¿Te gusta eso? Ver a más chicas sentir placer? — siento algo de celos al pensar que obviamente ha hecho esto a otras chicas.
— Me gustas tú Agatha. Todo lo que hagas y digas tú para mi es fascinante. Me fascinas tú más que nada en el mundo. — mi pecho se emociona.
— ¿Más que el fútbol? — lo molesto.
— ¡Hey niña, hay niveles! — lo golpeo y ríe.
— Idiota! — me hago la ofendida.
— Pero este idiota te quiere.
Me derrito por sus palabras. Mis ojos miran los suyos y la sonrisa boba no se va de mis labios.
Él hace una pequeña mueca cuando me muevo y mis ojos van enseguida a su entrepierna luego a sus ojos.— ¿te duele? — me refiero a el evidente bulto en sus pantalones.
— No, no te preocupes. — se pone de pie y alcanza mis bragas y short. — será mejor que te vistas. — me guiña un ojo.
— ¿A dónde vas? — pregunto asustada.
— Tranquila gnomo, no iré a ninguna parte lejos de ti, solo usaré el baño.
— Bueno, está bien.
Me visto y el desaparece tras la puerta del baño de mi habitación. Me lanzo en la cama con una sonrisa enorme, mi perrita llega a mi lado.
— Ay Gnomo, tus papis hoy hicieron cochinadas frente a ti, perdón. — me río de mis propias palabras.
Prendo el televisor para esperar a Bruno aunque siento que está demorando un poco. Entonces, lo pongo en mudo cuando un sonido se escucha en el baño. Soy curiosa y me pongo de pie acercándome a la puerta. Los gruñidos ahora los escucho un poco mejor aunque se sienten ahogados, como, si estuviera evitando que el sonido saliera. Como la chismosa que soy pego mi oído a la madera fría de la puerta para escuchar mejor. Jadeos agitados son producidos por Bruno. Quiero entrar y ver qué le sucede pero, algo dentro de mi me dice que le de mejor su espacio. Vuelvo a la cama aunque me queda la incertidumbre de no entender qué pasa.
Unos minutos después él sale del baño, como si nada y se ve más relajado. Lo observo todo el tiempo, quita sus pantalones y solo se queda en boxer. No es la primera vez que lo veo así pero siempre que sucede me sonrojo. Se mete a la cama conmigo y me abraza.
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Inefable: Fuera de este mundo
RomanceAmor Amistad Muerte Tres versiones, solo una es verdadera. ¿Cuál será? Es evidente ante tus ojos según tu forma de ver la vida, pero la respuesta es bastante obvia, o al menos así siempre lo supo Agatha. Diviértete pero también llora... Esas serían...