Chapter III

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—. Mucho gusto, Quackity. Yo soy el psicólogo Luzu - se presentó. 

Un alfa...

Quackity se sentó frente a él, desconfiado. No aceptó su mano, y no correspondió al saludo. 

—. Bien, creo que será un poco difícil entendernos, pero quiero que sepas que mi trabajo es curarte, hacerte sentir mejor. Así que no tengas miedo de expresarte o hablar, te puedo ayudar, y todo será confidencial, tus tutores no tienen que saberlo si así lo quieres - habló el psicólogo. 

Quackity no volvió a decir nada, hasta que sus ideas se acomodaron. 

—. Quiero que esto no se lo diga a nadie más, y menos al señor Spreen - pidió, el psicólogo asintió, anotando algo en su libreta. 

—. Tranquilo, sólo son mis apuntes para recordarme cómo comportarme contigo, no lo sabrá nadie, te lo prometo - se justificó, como si adivinara los pensamientos del menor —. Pero bien, dime, ¿cómo te sientes?

¿Cómo se sentía? Como la mierda: sucio, ruin y miserable. 

Se daba asco.

Había descubierto que dentro de su cabeza todo se estaba rompiendo. 

El tipo de pensamientos y sentimientos que comenzaban a nacer no eran buenos. Sus deseos no eran buenos. 

—. ¿Cómo puedo tener sexo? - preguntó, ignorando la pregunta anterior. 

Luzu lo miró confundido, no espera una pregunta ante su pregunta. 

Suspiró pesado, iba a responderle, no encontraba nada de malo ante dudas así, después de todo, Quackity estaba creciendo. 

—. No es tan complicado. Sólo necesitas a alguien a la que ames o que esté de acuerdo, utilizas un condón o cualquier método anticonceptivo y exploras el resto del camino por ti mismo - respondió. 

Quackity exigió detalles. 

Por lo que Luzu sacó una hilera de condones, le dio uno al menor y tomó uno para explicarle las partes y lo que debe tomar en cuenta. 

—. Pongaselo - pidió el menor, mirándolo fijo. 

Pupilas dilatadas. 

Aquellos ojos apagados se encontraban encendidos, como si hubiera descubierto algo que le daba placer. 

—. N-no puedo hacer eso, no frente a ti. Eres un menor de edad y eres mi paciente, es algo-

—. Señor - murmuró Quackity, parándose de su silla y caminando a paso lento hasta el alfa. 

Sus manos se pasearon sobre sus hombros, masajeandolo. 

—. Doctor, tengo mucha curiosidad. No haremos nada, sólo necesito una pequeña clase de placeres - habló el omega, cerca de su oreja, dominandolo. 

Luzu obedeció. 

Desabrocho su pantalón y sacó su miembro erecto. 

Quackity comenzó a analizar todo a partir de ese momento, cada detalle, cada movimiento, era grabado y procesado por su cerebro, adquiriendo conocimiento. 

El alfa colocó el condón y dio por finalizado, pero Quackity no. 

El menor paseó sus manos por su pecho y bajó a su miembro, comenzándolo a masturbar. No era distinto a hacérselo él mismo. 

El mayor quiso negarse, pero Quackity apretó la cabeza de su pene, evitandolo. 

Luzu terminó viniéndose en el condón. 

—. Última explicación, ¿qué se hace cuando termina? - preguntó el menor. 

El mayor jadeo, ¿qué estaba haciendo? 

—. Lo sacas, lo amarras y lo tiras - respondió, haciendo lo que decía. 

Quackity asintió. 

Se volvió a sentar frente al psicólogo, sintiéndose satisfecho por haber sosegado algunas dudas. 

Se quedaron en un silencio, para Luzu incómodo, pero a Quackity le daba igual. 

Una alarma sonó, avisando que había terminado la hora de consulta. 

—. Bien, creo que eso fue todo por hoy, doctor - habló Quackity, parándose de su asiento. 

Iba a salir por la puerta, hasta que recordó que primero debía decirle algo al psicólogo. 

—. Y recuerde, nadie puede saber esto, será nuestro pequeño secretito - le guiñó el ojo y se fue. 

Luzu no tardó en escribirle un mensaje a Spreen, diciéndole que tendrían que redirigir a Quackity con otro psicólogo, que porque su situación no sabía manejarla, era medio verdad. También le aviso que le hiciera un examen de sangre. 

Pese a haber podido revelar todo, no lo hizo. Su cuerpo se estremecía siempre que pensaba en los ojos azules que le miraron severo antes de irse, como si le gritaran algo a su alma. 

Quackity llegó con Spreen, quien acababa de leer los mensajes de Luzu. 

Spreen podía fácilmente interrogarlo, pero era consciente que crearía desconfianza. 

—. ¿Cómo te fue? - preguntó, fingiendo ignorancia. 

—. Bien, el doctor fue agradable - respondió, sonriente. 

Spreen se sintió confundido. 

Trato de entender que "no agradarse" y "no saber manejar su situación" eran dos cosas distintas, por eso Quackity decía algo y Luzu decía otra. 

—. Que bien - habló, haciendo una pequeña sonrisa —. Iremos al laboratorio a que te hagan un exámen de sangre, sólo por chequeo general. 

Quackity dudo, pero no tenía de otra. 

Por mientras, tenía que obedecer a Spreen. 

No esperaron tanto, con la tecnología, todo era más rápido. 

—. Spreen Buhajeruk - llamó una enfermera, ambos se acercaron —. Tenemos los exámenes, todo en su salud está bien, a excepción de su casta. Al parecer, es variante, es un omega dominante. Debido a lo poco que sabemos de ellos, no podemos darle una receta de supresores específica, así que debe de tomar las que ya le dieron con anterioridad con doble dosis. Y si no le han recetado aún, puede pasar aquí con la doctora Tina para que le recete una. 

—. Muchas gracias, enfermera - agradeció Spreen. 

Tiro de la camisa de Quackity y comenzó a caminar. 

Omega dominante, la única clase de omega que se podría poner al lado de un alfa en igualdad de condiciones. Incluso, habían omegas dominantes que eran superiores a algunos alfas, como a los dóciles y los recesivos. 

Spreen, siendo un alfa dominante, se ponía sobre él de igual forma. Aunque, eso no quería decir que no pudiera hacerlo dudar, incluso de sus propias creencias. 

Le recetaron su dosis y regresaron al apartamento. 

Quackity tomó las pastillas y se fue a su habitación, sumergiéndose nuevamente en sus pensamientos. 

Ya no quería pensar, se sentía mal. 

Darse cuenta de cómo su mente se deteriora, era terrible, sentía culpa, pero se sentía muy satisfecho. 

Buscó en internet cómo dejar de pensar. 

Luego de muchos consejos reflexivos, se encontró con algo más interesante... 

Droga.

Blood - SpreeckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora