Chapter VII

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Recibir, vender, contar y entregar. 

Un proceso fácil, sencillo y bastante eficaz. 

No habían fallas, no habían trabas. 

Él recibía la droga, la distribuía por todo el internado y procuraba que nadie sospechara o hablara de él. 

—. ¿Cómo eres tan hijo de perra? - preguntó burlón, su "compañero" de trabajo, un tipo bromista, nada serio y muy cínico. 

—. ¿No tienes "Popsy patitas" que vender? - preguntó el menor, serio. 

—. Nah, ya reparti toda la merca y me quede sin gelatina - respondió su compañero. 

—. Bien por ti - respondió antipático. 

Su compañero comenzó a caminar por toda su habitación, curioseando. Mientras que él contaba el dinero que consiguió de la semana. 

A comparación de su amigo Rubius, él no repartía merca mediante "Popsy patitas", unas paletas heladas de gelatina, él la repartía tal cual era. 

¿Por qué? Porque era más puro, y puede cobrar incluso el doble por eso. 

Mientras que camuflarlas le costaría dinero de su parte y puede llamar más la atención, porque saben quién entrega el producto. 

—. Debe ser triste para tu padre ver que te manda a una de las mejores instituciones, invierte grandes cantidades de dinero en tus útiles, en tus comodidades, para que le pagues vendiendo droga dentro del instituto con ayuda de los útiles que te da - comenta el castaño. 

—. El señor Spreen no es mi padre, mi padre está preso y él fue el estúpido que se quiso hacer cargo de mí - respondió el menor —. Además, ya dije que le pagaré todo antes de alejarme de él y su familia. 

Rubius no dijo nada, sólo se encogió de hombros. 

Los meses transcurrieron así, del internado a la casa, de la casa al internado. Con unas cuantas escapadas de por medio para entregar el dinero de la merca, recibir su pago y recibir más merca para venderla. 

Simple y sencillo, hasta que se le cruzó un "pequeño" problema. 

—. Tú vendes droga, ¿verdad? - la pregunta lo dejó en shock. 

Su compañero de clase, Elias, lo citó esa tarde de domingo para "charlar" un poco. No esperaba que tuvieran "problemas" al hacerlo. 

—. ¿Qué? ¿Por qué dices eso? - preguntó, fingiendo ignorancia. 

No podía dejar que supiera la verdad, menos que sospechara de él. 

—. No es muy difícil sospechar de alguien que no lastimaría ni a una mosca - respondió Elias —. Sé que no te apellidas Buhajeruk como tu tutor hace decir, sé que no eres su hijo y también sé que no eres inocente. 

Quackity lo miró serio, su lenguaje corporal no demostraba ninguna señal que ayudará a Elias a confirmar o negar su teoría, porque eso era: una teoría. 

El omega suspiró pesado, negó con la cabeza y sonrió. 

—. Es algo inesperado - dice —. Nunca me imagine que alguien como tú me citaría para hablar algo así. 

Elias alzó una ceja, confundido. 

—. ¿Para qué creías que te citaría? - preguntó.

Quackity actuó un sonroso, desvió su mirada y jugó nervioso con sus dedos. Fingir y engañar, era tan fácil, sobre todo cuando eres un omega dominante que se sobrepone a un alfa recesivo. 

Blood - SpreeckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora