Chapter X

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La sangre fluía por el piso, extendiéndose y derramándose por todos lados. 

Quackity observaba como Wilbur golpeaba a aquel hombre hasta hacerlo sangrar. 

El tipo tenía la nariz destrozada, brotando un río de sangre por cada herida de su cuerpo. 

—. Es difícil hacer hablar a los socios del jefe de agentes, pero tú vas a hablar, o yo me encargaré de que hables - sentenció el castaño, limpiándose la sangre y quitándose los guantes que utilizó para golpear a aquel tipo. 

Quackity estaba acostumbrado a ser espectador de ese tipo de escenarios: golpes, abuso sexual, tortura, quemaduras, violencia. Cada escenario visto fue gracias a su padre, quién le "regalaba" el asiento en primera fila para que disfrutara del show junto a su madre. 

Recuerda haber visto incontables veces como su padre torturaba a su madre frente a él, arrancándole trozos de carne y comiéndoselos crudo, incluso, obligándolo a que él comiera también. 

Su madre no podía huir, estaba encadenada en el ático, falleció sólo porque se ató la cadena al cuello y se tiró por el borde del ático, suicidándose. 

La gente no comprende, que a veces no puedes aceptar el amor que te dan, porque ni siquiera sabes qué es el amor y cómo se siente, te sientes tan ajeno a ser humano, te sientes tan fuera de ti. 

Como vivir en una familia disfuncional e ir con tu amigo el de la familia perfecta, simplemente, no encuentras un lugar en donde encajes. 

Aunque desees ser feliz, no encuentras cómo ni dónde. 

Para terceros es tan fácil opinar, pero para quiénes realmente viven la realidad de sus vidas, no lo es. 

No podían llamar a Quackity un desaprovechado, cuando ni siquiera se tomaban el tiempo de comprender su situación, su pasado, su pensamiento, sus heridas. 

La gente no comprende que, una mente dañada, es una mente arruinada. 

No existe cura para los traumas, para las heridas emocionales, no hay tal cosa como los milagros. Sólo puedes aprender a vivir así, aparentando ser "normal", hasta que en algún punto tu cerebro codifique nuevos comportamientos, unos más sanos; pero esas heridas seguirán ahí. 

El pasado no puede ser borrado, lo que aquí se hace, aquí se paga. 

—. Quackity - la voz de Wilbur lo sacó de su trance. 

La desconexión de la realidad. 

Aunque sabía que Wilbur no lo dañaría, su cerebro seguía con el mismo código cada vez que veía o presenciaba violencia de algún tipo: desconectarse. La anestesia del dolor, es estar sin estar. 

—. Perdón, ¿qué decías? - preguntó, levantándose del suelo y caminando hacia él. 

—. Mi amor - lo nombra, un apodo "cariñoso" para alguien tan cínico —. Debemos comenzar el juego o tu "padre" nos atrapará. 

Su padre no era Spreen, él no podría ser hijo de alguien tan "amoroso" y atento como él. Aunque pareciera frío, se preocupaba inmensamente por los suyos. 

—. Es el último piso, en el penthouse — informa, señalaba cada parte del edificio en el que vivía Spreen, explicando sus puntos —. Ahora mismo se encuentran en alerta verde, por lo que hay varios helicópteros deambulando por toda la ciudad y por su edificio también. La hora de entrada de los pilotos es a las cuatro de la madrugada, lo que significa que a las dos ya es posible de encontrarlos. 

Wilbur miraba a Quackity, cómo explicaba y les ordenaba a aquellos alfas, un omega sobreponiendose a ellos. 

Veía su cuello descubrirse con cada movimiento, cómo lo cubría de vez en cuando, presintiendo su mirada. 

Blood - SpreeckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora