—. Todos tenemos igualdad de oportunidades, sólo tienen que apuntar a lo grande y esforzarse - las palabras de su profesora encargada de charlas "motivadoras" le parecían un chiste.
Porque era mentira, no todos estaban en igualdad de condiciones para tener igualdad de oportunidades.
Él no hubiera podido asistir a esa secundaria y tener un diploma "valioso" si siguiera viviendo con su padre, ahora que vivía con un rico sí podía tener todo eso.
No todos tenían igualdad de oportunidades, porque todos tampoco servían para las mismas cosas.
Esa sólo era una mentira que les daban para que sintieran presión, desesperación y desolación. No todos eran iguales, y no todos tenían que seguir los mismos caminos. Quienes tenían éxito era porque para eso nacieron, ese era su terreno.
No puedes intentar ser algo que no eres.
—. ¿Cómo te fue en la escuela? - preguntó Spreen, recibiéndolo en el auto.
Quackity se encogió de hombros, abrochó su cinturón e ignoró la pregunta.
¿Por qué fingían quererlo? Era un asco.
Alguien criado entre la basura no podía ser más que eso, basura.
—. Saldremos a cenar esta noche, ¿qué te apetece comer? - preguntó Spreen de nuevo, esta vez con otro tema.
—. Prefiero comer en casa, salgan ustedes, muchas gracias - respondió, cortante.
El mayor suspiró pesado —. No me gusta ser severo contigo porque sé que no soy tu padre, y está bien que me veas con algo de desconfianza, pero tienes que comenzar a salir. De lunes a viernes te la pasas encerrado en el internado, y los sábados y domingos haces quién sabe qué cosas en el apartamento. Salgamos hoy, con Roier, quitemonos estos pensamientos de agobio.
Quackity suspiró pesado, no quería relacionarse con ellos, tenía miedo.
—. Siempre he querido probar la pizza con hongos - responde.
Spreen sonrió ante su respuesta, paseó su dedo por su mejilla, como una caricia.
—. Conozco un lugar donde hacen la mejor pizza de hongos del mundo - respondió el mayor.
Inconscientemente, una sonrisa se formó en el rostro del menor.
Era difícil no sentir calor cuando alguien te estaba acogiendo en sus brazos.
Llegaron al penthouse sólo para ducharse, cambiarse y esperar a Roier.
Al terminar, salieron directo al restaurante que Spreen sugirió.
Spreen también eligió la mesa, la comida y pago por todo.
Quackity probó por primera vez la pizza, probó ir a un restaurante decente y probó convivir con otras personas mientras comía.
Al salir, lo llevaron a un festival.
Veía sonriente los peluches, recuerda que siempre quiso uno, pero que su padre siempre le negaba eso diciéndole que ya era suficiente con mantenerlo vivo.
Mantenerlo... Spreen estaba haciendo lo mismo, era una carga para él.
—. ¿Quieres uno de esos? - Spreen lo sacó de sus pensamientos, quizá se había quedado viendo de más a los peluches.
—. No, sólo los veía - respondió.
Spreen pareció ignorar su respuesta, acercándose igualmente al lugar y ganando uno para él.
—. Si quieres algo sólo me lo tienes que pedir - habló el mayor, entregándoselo.
Un hermoso pato de peluche, sonrió sin querer.
Siguieron caminando y comiendo chuches.
Cuando menos se dio cuenta, estaba comportándose como un adolescente normal. Pidiéndoles cosas y sacando temas sin sentido para hablar.
A media noche, hubo un show de fuegos artificiales.
Spreen tenía una mano sobre su hombro, y tomaba la mano de Roier con la otra.
Estaba disfrutando una noche "familiar".
Comida, juegos, chuches, fuegos artificiales.
Todo era nuevo, todos esos sentimientos, eran nuevos, y lo estaban agobiando.
De repente, se comenzó a sentir en un sueño. Todo parecía escucharse con eco, se sentía dormido, como si no estuviera presente.
La preocupación invadió su cuerpo, se sentía extraño, se sentía angustiado, como si algo malo fuera a suceder.
Nada es gratis en esta vida, por la felicidad también se paga.
—. Y-yo - habló, llamando la atención de los dos adultos —. Me voy a adelantar, me siento muy cansado.
Spreen iba a hablar, pero Roier lo interrumpió.
—. Está bien, cariño. ¿Sabes regresar solo desde aquí? - preguntó.
Quackity asintió, sonriente, feliz de no tener que dar más explicaciones.
—. Bien, cuidate entonces - respondió Roier.
Quackity asintió, comenzando su camino.
—. ¿Por qué dejaste que se fuera? - preguntó Spreen, algo confundido.
—. Es un adolescente, si sintió ganas de irse es por algo, y lo último fue una excusa, de seguro le da vergüenza decirnos por qué se quiere ir. Tranquilo, confía un poco en él - habló Roier.
Spreen asintió, aceptando su punto. Aunque tenía el presentimiento de que ese día no era el ideal para "confiar".
A mitad del camino, el menor se topó con un hombre alto, cabello castaño con un mechon blanco, usaba unos guantes para golpear a otro tipo.
No sabe si era por las sensaciones de desrealización o porque de verdad se sentía cansado, pero cuando se dio cuenta, estaba en el auto de aquel tipo fumando y bebiendo algo.
—. Omegas como tú hay pocos. Todos son sobreprotegidos por sus padres, miedosos y débiles. Tú pareces ser alguien especial - el tipo le hablaba "dulce".
—. ¿Usted cree? - preguntó el menor, canturreante.
El alfa sonrió —. ¿Sabe? He estado buscando a alguien como usted para un trabajo especial, ¿le interesa ganar dinero? - preguntó.
—. Depende del trabajo, el horario y de cuánto me paguen - respondió el menor, encendiendo otro cigarro.
—. Dos mil dólares semanales, sólo por entregar la droga donde estudias y unos cuantos pedidos más - respondió.
—. Estudio en un internado, de lunes a viernes, hora de entrada a las seis y salida a las tres, ¿te sirve? - preguntó el menor.
Rápido, no tenía trabas al hablar de negocios, era así, sencillo para él.
Tantos años de ver a su padre, y luego ver a Spreen, fusionó ambos y creó su propia técnica de negocios.
—. Bien, se te hará entrega de cien gramos, tú sabrás cómo venderlos para generar mil en la semana - respondió el hombre.
Quackity asintió, aceptando el trato.
Era fácil, sencillo y rápido.
Salió del carro y se fue al penthouse, revisó que Spreen y Roier no hayan regresado y se duchó.
Él no merecía felicidad, viviría con Spreen por mientras y luego se iría a otro lado, a un lugar donde de verdad perteneciera, pagándole todo el dinero que invirtió en él y dejándolo en paz con su pareja y futura familia.
O ese era el plan principal.
Se viene el drama, mi parte favorita de escribir ;]
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Blood - Spreeckity
Fanfiction"El diablo es optimista si cree que puede hacer más malo al hombre" - Karl Kraus. "Que piensen lo que quieran, pero no pretendía ahogarme. Tenía intención de nadar hasta hundirme -pero no es lo mismo" - Joseph Conrad. Droga, deudas, clubs nocturno...