Chapter XV

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Sus ojos se abrieron poco a poco, revelándole una habitación blanca, estaba en una camilla.

Se sentó de golpe, sintiendo la realidad golpearlo.

¿Quackity? - preguntó su mente.

Quiso levantarse, pero su jefe entró a la habitación, deteniéndolo.

—. Nos alegra que despierte, agente Spreen - habló el hombre, sonriéndole.

—. ¿Dónde está? - pregunta, rápido.

No sabía por qué, pero sentía algo dentro suyo, se revolvía y le causaba preocupación.

—. ¿El niño? Está en urgencias, tiene severas lesiones y consecuencias físicas - respondió el hombre —. Pero no puedes pasar a verlo - contesto, como si supiera lo que pensaba —. Por ahora, ocupémonos de otras cosas.

Spreen suspiró pesado, acomodándose en la cama.

—. Investigue sobre Quackity por cuenta propia, por medio de un extrabajador quedé con él, me atraparon y me llevaron a aquel lugar, ese tal Wilbur lo traicionó y lo encerró conmigo. Comenzó a experimentar con nosotros inyectandome medicina para el inducimiento del celo, y luego... lo marqué.

Su jefe escuchó el resumen de su historia, tomándola en cuenta.

Habían visto las grabaciones de las cámaras y una pequeña parte de informe que olvidaron borrar, por lo que la historia de Spreen era creíble y aceptable.

—. Lamentamos decirle que, pese a las malas circunstancias, será removido del puesto como jefe de agente principal, por la violación de órdenes al alto mando - informó su jefe.

Spreen suspiró pesado, aceptándolo, peor hubiera sido que lo despidan.

—. Podrás verlo luego de que se realice el aborto y otros procedimientos - informó su jefe.

—. ¿Aborto? - preguntó, preocupado.

—. Sí, en los exámenes de sangre salio positivo en embarazo, por su edad y las condiciones de su cuerpo, no puede tenerlo. Y, en cuanto a su edad y la de usted, hablaremos de eso más tarde. Por ahora, descanse - finalizó.

Su jefe salió de la habitación, dejándolo solo en el lugar.

Los acontecimientos que vivió junto a Quackity podían describirse como lo más severo que había vivido.

Presenció el quiebre de un niño, porque Quackity tenía quince, prácticamente era un niño. No podía creer que lo buscó para "vengarse", ¿qué clase de madurez tenía?

Transcurrieron tres meses, él fue dado de alta hace un mes, pero ahora estaba esperando en la entrada del hospital a que Quackity saliera.

Vio como Quackity se acercaba a él, saliendo del hospital. Tenía vendas en su cuerpo y caminaba con dificultad.

Spreen se acercó para auxiliarlo, ayudándolo a entrar al auto, abrochándole el cinturón y acomodándolo.

No dijeron nada en todo el camino, llegaron al nuevo apartamento de Spreen y el mayor lo guió hacia el living, donde lo dejó descansar en el sofá.

Quackity no hacía nada, sólo observaba el nuevo lugar, había algo que no lo hacía un hogar, ni para él ni para Spreen, y era la presencia de Roier.

Sin querer, unas lágrimas se comenzaron a deslizar por sus mejillas.

Se sentía arrepentido, lastimó a Roier y a Spreen sólo por querer "ganarse" un lugar con las personas equivocadas.

Spreen regresó a la sala con tazas de té.

Al verlo llorar, dejó las tazas sobre la mesa frente al sofá y se acercó a él, abrazándolo.

Su jefe le condiciono cuidarlo, comprendió las razones por la cual lo marcó, pero le dijo que utilizara esa marca para cuidarlo y estabilizarlo, no para perjudicarlo.

—. Tranquilo, ya todo esta mejor, no estás solo – consoló, liberando su aroma para tranquilizarlo.

Quackity pareció calmarse, recibiendo de buena forma su aroma.

Trataron de convivir durante más de ocho meses, cuando por fin Quackity cumplió los diecisiete, ellos ya llevaban una buena relación.

Quackity continuó sus estudios, pese a las críticas que le tiraban en el Instituto. El abuso verbal y las críticas destructivas no le evitaron graduarse de la preparatoria con Doué por segunda vez, despidiendo así el Instituto, dejando una huella enorme y difícil de igualar o superar.

Spreen estaba orgulloso, pese a los rumores, se encontraba bastante feliz por la graduación de Quackity.

Ambos iban en el auto, contentos. 

La noticia fue popular, ya que por supuesto, casi medio país estaba en contra de que Quackity estuviera en libertad, por el hecho de que dejó grandes repercusiones en el país y a varias familias. Sin embargo, eso no impidió que la CGT mostrará evidencia sobre la vida privada del menor para "justificarlo", Quackity estuvo varios meses en libertad condicional, ahora ya era libre y estaba recibiendo atención psicológica de su nivel. 

—. Me alegra mucho que te hayas graduado, lo has hecho bien - felicitó Spreen, bajando del auto junto a Quackity. 

—. Muchas gracias - respondió el menor, sonrosado. 

Desconocía las causas de sus sentimientos, pero estaba casi seguro que era por el lazo que ahora los unía. 

Spreen y Quackity ya no podían tener pareja, ningún alfa u omega podía percibir sus feromonas, eran completamente del otro, estaban condenados a estar juntos por siempre. 

—. ¿Y qué piensas estudiar en la universidad? - preguntó Spreen, dejándolo pasar. 

—. Estudiaré derechos - responde el menor, sonriente. 

Spreen y Quackity se llevaban bien, su relación evolucionó, así como la relación entre Quackity con otros agentes, tales como Jaiden o Karl, con los que se llevaba muy bien. 

—. ¿Derecho? ¿Serás abogado? - preguntó Spreen.

Quackity asintió —. Seré abogado - respondió.

No se volvió a tocar el tema, un año más pasó, Quackity comenzaba su tercer semestre en derecho. Con ya dieciocho años, Quackity era medio independiente. 

El omega tenía su propio apartamento cerca de la universidad, un trabajo que le daba de comer y para pagar su dormitorio. Algunos materiales para estudiar se los pagaba Spreen, sin embargo, él llevaba una vida bastante estable por su cuenta, hasta que...

—. ¿Irás? - preguntó uno de sus compañeros, bastante insistente. 

—. Ya que, no me dejaron negarme - respondió. 

Iba a ir a una fiesta de la universidad, se negó varias veces, pero fueron demasiado insistentes; sobre todo las chicas, si supieran. 

La noche de la fiesta le aviso a Spreen, para que no se preocupara si de repente sentía un poco de sus sentimientos mezclados. 

Todo fue normal, un ambiente bastante relajado. Música, gente bailando, tragos, unos cuantos nada más; hasta que él se acercó. 

—. ¡Hola! Quackity, ¿no? - era un alfa, no percibía su aroma, pero estaba seguro de eso. 

Alto, cabello castaño y ojos marrones. Usaba una máscara blanca y una sudadera verde. 

—. ¿Quién pregunta? - habló Quackity, antes de afirmar o negar, aunque era innecesario, todo el mundo sabía quién era él. 

—. Puedes llamarme Dream - respondió sonriente —. Escuché muchas historias sobre ti, realmente tenía ansias de conocerte. 

Quackity no sabe por qué, pero tiene el presentimiento de que algo en él iba a revivir, pero de manera distinta. 

—. ¿Qué se te ofrece? ¿Qué buscas de mí? - preguntó el menor. 

Dream sonrió, pasándole una bolsa con un polvo. 

—. Un negocio...


Blood - SpreeckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora