Chapter XIII

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Quackity intentó alejarse, sintiendo dolor en su pierna y cuerpo, un escalofrío le invadió por el dolor. 

—. P-por favor, n-no me toques - suplicó, sintiendo las lágrimas derramarse por sus mejillas. 

Hubiera deseado que su padre abusara sexualmente de él, así, ese momento que estaba viviendo no dolería como lo estaba haciendo. 

Ese sentimiento de peligro, con su corazón latiendo y su cerebro diciéndole que corría peligro, era un sentimiento que no había sentido desde que su padre fue arrestado. 

—. Por favor - repitió una vez más, con su voz más rota. 

Spreen se levantó del suelo, dando un paso al frente. 

Quackity se tumbó al suelo, tratando de arrastrarse para huir, clavando sus uñas en el piso de tierra para poder alejarse, pero no llegó lejos. Spreen puso su pie sobre una de sus manos, pisándola con fuerza. 

—. Omega - ronronea, con una voz profunda y ronca. 

Se posó sobre el cuerpo de Quackity e inmovilizó sus manos, comenzando a frotarse contra sus glúteos.

El menor, con la poca fuerza y energía que tenía, trataba de alejarse y huir. Pero no podía, entonces, algo hizo click en su mente, perdiendo todas las fuerzas. 

¿Por qué luchaba? ¿Por qué trataba de huir? ¿Por qué quería ser feliz? Si sabía que toda la mierda que le pasaba era porque se lo merecía. 

"Ojalá te hubieras matado cuando tuviste la oportunidad" - no sabe por qué, pero las palabras de su padre se hicieron presentes en su mente. 

Sintió las manos del alfa, cálidas y grandes, pasearse por todo su cuerpo, hasta meter sus dedos dentro de él. 

No lubricaba, porque no le excitaba, porque no le gustaba, porque no sentía nada. 

Al alfa le dio igual, forzó la entrada con sus dedos y dio embestidas dolorosas. 

Quackity hacía muecas, demostrando la incomodidad y molestia que sentía. 

Cuando el cuerpo de Quackity comenzó a lubricarse, más por naturaleza que por excitación, Spreen entró en él, sin esperar nada. 

Sujetaba las caderas del omega con fuerza, marcando sus uñas y dejando la huella de sus dedos. 

Penetraba con fuerza y arremetía con brutalidad. 

Tomó el cabello del menor y lo estrelló contra el suelo, presionándolo y apoyándose en su cuerpo para acelerar su ritmo. 

Quackity no reaccionaba, sólo miraba un punto fijo en la sala. 

"Eres una mierda, no sé por qué te mantuve con vida todos estos años, no vales la pena. Matate, le harías un favor al mundo si lo haces" - las palabras de su padre seguían apareciendo en su cabeza. 

—. Omega - ronroneó Spreen en su oído. 

Quackity apenas se movió ante sus palabras, no le gustaba, no quería eso, le dolía tanto soportar todo. 

Spreen no se detuvo en ningún momento, penetraba su cuerpo, desgarrándolo por dentro. 

Quackity apenas tenía quince años, casi recién cumplidos, su cuerpo no estaba maduro, por lo que a la hora del nudo, su entrada se desgarró. 

El menor apretó la tierra entre sus dedos, maldiciendo el dolor que sentía por dentro. 

Wilbur se masturbaba al otro lado de la pantalla, observándolos a ambos. 

Spreen alzó la cadera del menor, dejando que el semen y la sangre se escurriera, volvió a arremeter, sin esperar que el nudo bajará. Quackity trato de volver a escapar por la impresión del dolor desconocido, pero el alfa sujeto su cabello y lo inmovilizó contra el suelo. 

Quackity lloraba, lamentándose cada segundo de existencia. 

Pasó así cuatro días, Spreen sólo se detenía para dormir, igual, manteniéndolo preso. 

Unos hombres entraban, pero sólo alimentaban a Spreen, para que no se lo comiera a él bajo los instintos de hambre. 

Quackity estuvo soportando el abuso físico durante cuatro días, sin comida, poca agua y apenas unos minutos de sueño. 

Al terminar ese periodo, unos hombres entraron y se llevaron. Volvieron a esposar a Spreen contra el tubo, y al día siguiente, Wilbur entró para despertar a Spreen. 

Los alfas solían pasar por una serie de "redención", donde su cuerpo dormía para reponer las energías utilizadas. 

—. Buenos días, dormilón - habló el castaño. 

El pelinegro sacudió su cabeza, sintiendo fuertes dolores de cabeza, y escalofríos por todo su cuerpo. 

—. Tu amado no se encuentra, desgarraste mucho su interior y lo tuvimos que llevar a urgencias - respondió Wilbur, asombrando a Spreen —. Eres una bestia cogiendo, su cuerpo estaba en tan malas condiciones, que el cuarto día ni siquiera lo completo consciente, se desmayó luego de la segunda ronda y no volvió a despertar. 

El pelinegro sintió la culpa invadiéndolo, los recuerdos volvían como balde de agua fría. 

Luego de eso, transcurrieron tres días, cuando por fin regresó Quackity. 

Tenía varias vendas por su cuerpo, un yeso en su pierna y un parche en su mejilla. 

—. Le mordiste tan fuerte, que necesito de puntadas para que su mejilla no sufriera consecuencias graves - comentó Wilbur, viendo como su secuaz encadenaba a Quackity —. Los dejo solos, volveré en otra ocasión con más dosis.

El silencio reinó entre ellos, Quackity no se movía para nada, apenas y parpadeaba. 

Spreen se sentía muy culpable, por lo que aclaró su garganta y lo miró. 

—. Perdón - se disculpó, pero no recibió ninguna reacción —. Y-yo, no tengo excusa, perdóname. 

Quackity posó sus ojos sobre él, aquellos ojos gélidos, ya ni siquiera parecían fríos, simplemente, estaban vacíos.

—. No pasa nada - respondió, haciéndolo sentir más culpable. 

Y aunque Spreen se disculpó, la escena de abuso se repitió varias veces más. 

El cuerpo del alfa no se acostumbraba al líquido que entraba a su cuerpo y lo doblegaba a sus instintos, además, de que parecía que Wilbur aumentaba cada vez más la dosis, para que así tardará más en adaptarse. 

Y aunque pidiera perdón, una y otra vez, Quackity siempre respondía igual. 

—. No pasa nada - ni siquiera una expresión, eran sólo palabras vacías de alguien vacío. 

No había nada en Quackity, ni deseo, ni añoranza, ni vida. Quackity existía sólo porque estaba vivo. 



Blood - SpreeckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora