En el despacho del director

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- ¡Ohh! ¡Mirad todos! - Gritó Luna señalando un punto alejado de los jardines - ¡Es un blibber maravilloso!

Y en ese momento en que todos en el Gran Comedor se giraron, Harry aprovechó para cubrirse con su capa de invisibilidad y desaparecer. Al pasar, vio a Ginny abrazando a su madre. Una sensación de paz le inundó al saber que podría tener meses, incluso años, para hablar con ella. Para decirle todo aquello que había guardado en su corazón. Y Harry siguió andando hasta que se encontró junto a quién en aquel momento estaba buscando. Se acercó lo suficiente para pedirles que le acompañasen y, después de que Hermione y Ron se levantasen del banco donde estaban sentados, los tres juntos abandonaron el Gran Comedor.

Cuando llegaron al pasillo, Harry se quitó la capa y los tres siguieron andando juntos. Harry aprovechó el paseo para contarles a sus sorprendidos amigos la verdad sobre Snape. Sobre cómo había amado y sido fiel a su madre hasta el último momento.
Una lágrima cayó por la mejilla de Hermione y entonces dijo:
- ¿Después de tanto tiempo?
- Por lo visto, siempre. - Respondió Ron.
- Es curioso como el amor y el dolor pueden entrecruzarse por los caminos más insospechados. - Añadió ella.
- Ya sabes, Hermione. - Le dijo Ron con una sonrisa ladeada - En el amor y en la guerra...
Hermione recordó la frase que Ron le había dicho a Harry tras regresar después de abandonarlos y se sonrojó. Él aprovechó para sonreírle, pasarle el brazo por encima de sus hombros y acercarse un poco más a ella.
- ¡Eh, qué aún sigo aquí! - Gritó Harry sonriendo.
- Pero ya no estamos en medio de una batalla, ¿o sí? ¿Sabes lo que eso quiere decir, no? Que ya no hay ninguna razón para que nos interrumpas.
- ¡Pero eso no significa que quiera verlo!
- Pues vas a tener que aguantarte, compañero.
Hermione no podía parar de sonreír. Aunque se sentía avergonzada, no podía dejar de apreciar el buen humor de sus amigos. Sabía que venían días muy duros. De funerales y despedidas. Y Ron necesitaba todas las risas que pudiera conseguir.
- Acostúmbrate, Harry. - Seguía diciendo Ron - Porque no hay nada que puedas hacer para evitar que en este mismo momento... - Dijo mientras se acercaba peligrosamente a los labios de Hermione.
- ¿Apuestas algo? - Harry se giró hacia Hermione - ¡Ron te ha conquistado usando un libro! ¿No es irónico?
- ¿Qué? - Dijo Ron con las orejas rojas al escuchar la carcajada de Hermione - ¡Eso es completamente falso?
- ¿Tú crees, Ronald? - Dijo Hermione y se paró brevemente para sacar de su calcetín su bolsito de cuentas. Buscó un poco en él hasta encontrar "Doce formas infalibles de hechizar a una bruja" y se lo mostró orgullosa.
- ¡Oh, por Merlín! Dijo Ron avergonzado - Tú lo sabías. ¿Desde cuándo lo sabías?
- ¿La existencia de este libro en concreto? Desde el momento en que fui a tu cuarto a empacar algunos de tus calzoncillos y lo encontré escondido en un cajón. - Esta declaración hizo que Ron se sonrojase aún más.
- Ya sabes, compañero. - Reía Harry - La moraleja de este asunto es que nunca dejes que nadie que no seas tú empaque tus calzoncillos. ¿Hermione, quizás quieres leer algún capítulo en voz alta?
- Claro. - Dijo ella con humor - ¡Alaba a tu bruja!
- "Oh, Hermione, qué bien doblaste hoy las servilletas para la boda de Bill" - Dijo Harry imitando a Ron - "Oh, Hermione, qué blancos tienes los dientes esta mañana, ¿me puedes explicar cómo te los has cepillado?".
- ¡Tú lo sabías! - Dijo Ron señalando a Harry con un dedo acusador, pero sin dejar de sonreír.
- ¿El qué? ¿Qué estás loco por Hermione? - Ambos enrojecieron, pero se sentía muy bien poder hablar del tema los tres juntos - ¡Claro que lo sé, Ron! ¡Creo que lo sé desde antes de qué tú lo supieras!
- ¡No era tan evidente! - Replicó Ron ganándose una mirada escéptica de su amigo.
- ¡Sí que lo era, créeme!. Y además, ¡tenía pruebas!
- ¿Qué quieres decir? - Dijo Ron cruzándose de brazos.
- Bueno, ¿recordáis la clase en qué Slughorn nos enseñó la amortentia? - Ambos asintieron - Tú dijiste que olías a comida de la Madriguera, campo de Quiditch y luego dijiste "y el tercer olor.... no, no puede ser" y callaste. ¿Fue así, verdad? - Hermione asintió enérgicamente - Pues le pedí un poco de poción a Slughorn... ya sabéis, quería averiguar mi tercer olor - Añadió Harry sonrojándose.
- El olor floral que te recordaba a la Madriguera - Añadió Hermione con una sonrisa.
- Sí, pero ese no es el punto. La cosa es que estaba...eh... solo en mi habitación... investigando... para ver si descubría que era ese olor..
- O intentando engañarte a ti mismo para que ese olor no fuese de quién tu creías y así evitarte la furia de su hermano mayor ... - Añadíó Hermione con una sonrisa, ganándose una mirada confusa de Ron...
- Ya. - Interrumpió Harry - La cosa es que en ese momento, en ese preciso momento, Ron entró. ¿Y sabéis lo que me dijo? Miro a un lado y al otro y me preguntó ¿Hermione acaba de marcharse? Huele como su pelo cuando sale de la ducha. - Harry les miró triunfante, parando de caminar para cruzarse de brazos y mirar a Ron de pies a cabeza. - Y los tres sabemos exactamente lo que eso significa, ¿nos lo explicas, Ron?
- En realidad, Harry, tengo mucha más curiosidad por saber otra cosa. - Dijo Ron cuándo consiguió recuperar su compostura. - ¿Descubriste por fin cuál era tu tercer olor "floral"?
- En realidad, sí. - Dijo Harry. Ron le lanzó una mirada para animarle a continuar. - Pero mejor te lo cuento en otro momento. Ya hemos llegado.

Estaban a las puertas del despacho del director y Harry le pidió a la gárgola si podían pasar, a lo que está accedió amablemente. Al entrar, se oyó un aplauso ensordecedor. Todos los antiguos directores estaban de pie, aplaudiéndoles. Dumbledore también estaba allí, por primera vez en su retrato, mirándoles con orgullo. Una lágrima bajaba por su mejilla.
Y entonces Harry le habló y, de manera críptica, le dijo que había perdido la piedra de la resurrección en el bosque. Ahora nadie sabía dónde estaba y quería que siguiera así. Luego le contó que planteaba quedarse con el regalo de Ignotus, la capa. Y por último, y para estupefacción de Ron, reparó su antigua varita y dijo que se desharía de la de Saúco. Dumbledore se mostró de acuerdo con todo.
Cuando llegó el momento de despedirse, Dumbledore les dirigió unas palabras que hicieron estremecer a Hermione.- Estoy aquí para ustedes siempre que me necesiten. Incluso los planes que de entrada pueden parecer una locura, pueden ser una gran distracción para un viejo retrato.- Y, como ya había hecho en múltiples ocasiones mientras el director estaba vivo, Hermione se preguntó si Dumbledore tenía la capacidad para leer mentes ajenas. ¿En realidad Dumbledore sabía que no estaba dispuesta a dejar las cosas cómo estaban o se estaba volviendo loca?

Lo que Harry no supo ver: el secreto de Ron y HermioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora