Último día sin Harry

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Ron se sorprendió al verla entrar en su habitación. La siguió con la mirada para ver como Hermione se tumbaba a su lado. Ella puso una mano sobre el estómago de él y se acercó hasta que sus rostros quedaron a pocos milímetros de distancia. Se miraron un largo minuto antes de empezar a besarse.

Estuvieron explorando sus bocas durante un rato. Hermione se aventuró a pasar la mano por debajo de su pijama y acariciarle el pecho. Aquel contacto tan íntimo revolucionó las hormonas de ambos. Ron acariciaba su espalda. Luego se separaron y se sonrieron.

- Hermione, esto es raro. Quiero decir, tú y yo somos amigos. Y esto no lo hacen los amigos normales, ¿no?

- ¿No te gusta, Ron?

Él pensó unos segundos.

- Que estés conmigo en mi cama es... wow. Y que hayas venido hasta aquí. Pero pienso que tú te mereces más. No sé. Flores, bombones. Que te lleven a tomar el té al salón de Madame Tudipié. 

Hermione arrugó la nariz.

- ¿A ti te gustaría eso, Ron?

- Para nada. Pero lo haría por ti.

- En realidad, creo que no nos pega. Además, te vi demasiadas veces allí con ella. 

- Hermione, yo nunca quise a Lavender. ¿Lo sabes, verdad?

- Ya. Pero si no la querías, ¿Por qué la besabas y acariciabas delante mío? ¿Delante de todos? ¿Por qué llegaste tan lejos con ella?

- No lo sé. Ya te lo dije, al principio quise vengarme de ti, hacerte daño. Pensé que así lo conseguiría. Después la novedad fue divertida. Luego me di cuenta que tenía novia, que era tonta, y aquello fue un infierno. Súmalo a la lista de cosas que nunca debí hacer.

La mención de Lavender había entristecido a Hermione.

- Ron, estoy muy cansada. Creo que mañana será un día muy duro, deberíamos dormir.

- ¿Crees que podrás dormir si te vas?

- No.

- Pues entonces quédate. - Le dio un beso en la frente - Buenas noches, Hermione.

Y la mente de Hermione viajó a Hogwarts para ver de nuevo a Ron y Lavender hechos un revoltijo de brazos y piernas. Sí, él nunca la quiso pero fueron novios. Él nunca la quiso pero la besaba a cada ocasión. Él nunca la quiso pero le hizo el amor. Aquello era lo que más dolía a Hermione. Lavender se lo dijo. Bueno, en realidad se lo contó a Parvati, pero ella estaba presente, en su cuarto. Lavender explicó que quería entregarse a Ron porque él era el amor de su vida.  Había preparado la sala de los menesteres con una gran cama, como no, con sábanas  de satén rosa y con forma de corazón. Y allí se desnudó ante él, poco a poco. Y él la hizo suya. Aún recordaba las palabras de Lavender "fue tan fogoso y tan atento que parecía que no fuera su primera vez. Eso es porque nos complementamos perfectamente, somos el uno para el otro". Y Hermione ya no pudo aguantar más. Salió del cuarto hecha un mar de lágrimas y fue a dormir con Ginny, quien la acogió sin pedirle ninguna explicación.

Y ahora allí estaba ella, compartiendo cama y besos con el patán de su mejor amigo, deseando no ser una más de su lista de conquistas. Finalmente el sueño la venció y se quedó dormida abrazada a Ron.

Hermione se despertó bruscamente cuando la puerta del cuarto de Ron se abrió. Alcanzó a esconderse debajo de las sábanas y notó como Ron se puso tenso.

- Mamá, ¿Qué haces aquí?

- ¿No puede una madre venir a visitar a su hijo en su cuarto? - Molly se dirigió a la ventana para abrirla y dejar entrar la luz del sol.

Lo que Harry no supo ver: el secreto de Ron y HermioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora