Planes de futuro

3K 145 26
                                    

Durante su estancia en el Refugio, Fleur le sugirió a Ron que preparase un regalo para Hermione. Algo especial que le ayudase a perdonarle. Algo que le demostrase lo importante que era para él. Como tenía mucho tiempo libre, Ron decidió intentarlo. ¿Qué le gustaría a Hermione? Pues un libro, por supuesto. Buscó en la biblioteca de su hermano y encontró varias obras que a ella le hubiese encantado tener. Mil conjuros para romper las más rebuscadas maldiciones. Sería fácil clonar alguno de aquellos libros, pero él quería algo más especial.


Ron no era bueno escribiendo. De hecho, hasta le costaba acabar una simple carta o un triste pergamino. Pero esto era diferente. Iba a escribir un libro para Hermione. Un libro que transmitiera la esencia de Ron Weasley. Quería algo tierno y divertido. Así que cogió un pequeño librito de cuentos, que por su tamaño le pareció adecuado. Lo clonó y luego borró todas sus ilustraciones y palabras.


Inicialmente, un título pasó por su cabeza: "10 razones para amarte". Rápidamente lo descartó, pues ese era el nombre de una cursi canción de Celestina Warbeck que su madre solía escuchar cada Navidad. "10 razones por las que no deberíamos ser sólo amigos" pegaba mucho más para ellos. Fred tenía razón. Si le hubieran pagado un knut por cada vez que había dicho eso de "Hermione y yo sólo somos amigos", ahora sería rico. Una vez tuvo el título, las razones fueron muy fáciles de encontrar. Y cuando Bill le dio aquella foto de ambos bailando en la boda, supo que era perfecta para su regalo.


Tampoco le importó mucho que Harry le pillase cuando estaba preparando su pequeño altar sobre la mesa de la tienda. Una nota, una pluma de azúcar y un librito. Harry no pudo evitar cogerlo y, tras leer el título, mirar a Ron con los ojos bien abiertos. "Compañero, creo que esto es lo más valiente que has hecho en tu vida. Pero sea como sea que ella reaccione, no quiero estar aquí para verlo".


Ron le contestó con un gruñido y le dio un leve empujón para que se largase. Pero entendía a Harry. Era posible que ella se enfadara y cayera sobre Ron cómo un basilisco. La otra opción, la cual era la preferida de Ron, es que vivieran una gran reconciliación romántica. Sabiendo los sentimientos fraternales que Harry sentía por su amiga, Ron entendía que no quisiera ver eso tampoco.


Pero ninguna de las dos cosas pasó. No hubo peleas ni besos. Al final Ron decidió dejarle su espacio, temeroso a que al darle su regalo en mano ella lo rechazase, tal y como había hecho con el anterior que él había intentado darle y que ahora descansaba dentro de su mochila, esperando el momento adecuado para ser abierto.


A pesar de que el librito no había provocado ninguna reconciliación, Ron sabía que a Hermione le había encantado. Aunque en el desayuno ella se esforzó por mostrarse distante, algo en el ambiente había cambiado. Sus brazos ya no estaban continuamente cruzados. Las comisuras de sus labios se estiraban peligrosamente hacia arriba con frecuencia. Y Ron y Harry jurarían que la habían oído tararear mientras recogía la tienda.


Cuando se aparecieron cerca de la casa de Luna y Ron se quedó mirando la Madriguera con añoranza, ella recordó ser fría de nuevo al puntualizar que había estado allí, calentito y bien alimentado en Navidad. Pero la respuesta de Ron realmente la sorprendió. Él no había estado con sus padres porque según él los gemelos y Ginny le habrían fulminado por haberles abandonado. Hermione quería saber más respecto a qué había pasado aquellos días con Fleur y Bill en el Refugio, pero prefería hablarlo con Ron cuando Harry no estuviera delante.

Lo que Harry no supo ver: el secreto de Ron y HermioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora