Cap. 8

166 16 0
                                    

JISOO


—¿De qué tanto hablabas con tu "novia"? —preguntó Momo en tono pícaro, levantando las cejas con una sonrisa traviesa.

—¡Ay, idiota! ¿En qué momento llegaste tan rápido a mi lado? —exclamé, llevándome la mano al pecho, sorprendida.

—Estábamos hablando de muchas cosas, tenemos tanto en común... Es un encanto. Quizás rompa de una vez todos mis miedos y le diga que me gusta —dije, decidida.

—¡Eso es! Así se habla, yo te apoyo —Dahyun me sonrió con ternura, animándome.

—Nunca pensé que te atreverías, pero me alegra que lo hagas. Cuentas conmigo —dijo Momo, levantando el pulgar en señal de aprobación.

—Sabes que siempre te voy a apoyar, hagas lo que hagas, para eso estamos las hermanas, ¿no? —añadió Lisa, mientras me abrazaba por encima de los hombros, reconfortándome.

—Vámonos ya, que tengo hambre —hice un puchero divertido, y juntas comenzamos a caminar rumbo a casa, riendo y disfrutando de la compañía.

[...]

Eran casi las siete y media de la mañana, y yo aún seguía en pijama, acostada en mi cama. No me sentía bien, pero me daba pena decírselo a mi madre. Hace unos días, durante la cena, me dieron la noticia de que mamá está embarazada. Me siento feliz por ello; voy a tener una hermanita o hermanito, aunque aún no sabemos el sexo. Sea lo que sea, lo amaré con todo mi ser. Por eso no quiero preocupar a mamá; ya tiene suficiente con cuidarse a sí misma y ahora con el bebé en camino.

Pensaba en esto mientras escuchaba que tocaban la puerta de mi habitación. Ya sabía quién era. Lisa tiene llave de mi casa para cualquier emergencia.

—Adelante —murmuré con una voz ronca y apenas audible.

—¿Qué haces aún en la cama? ¿Has visto la hora? Vamos a llegar tarde a la escuela, Chu —dijo Lisa mientras me quitaba las cobijas de encima. —Vamos —me tomó de las manos, intentando ponerme de pie.

—No me siento bien, Lis. Creo que no iré al colegio hoy —dije con un puchero, volviendo a recostarme. Lisa inmediatamente tocó mi frente.

—Tienes fiebre, Jisoo —dijo con preocupación mientras se quitaba la mochila y la dejaba en el suelo. —Ahora vuelvo. Voy a bajar por un recipiente con agua, hielos  y un paño. No te tapes más que con una sábana, ¿entendido? —me advirtió, haciéndome rodar los ojos con un mohín.

—Sí, entendido —contesté, resignada.

Lisa se apresuró a bajar, y no tardó mucho en regresar. Mojó el paño en el agua, lo exprimió bien y luego lo colocó, doblado, sobre mi frente.

—Es suficiente, estaré bien con esto. Ve al instituto, no quiero que tengas una falta por mi culpa —dije con culpa, pero ella me miró frunciendo el ceño.

—¿De verdad crees que me importa una falta cuando mi hermana mayor está enferma? No voy a ir a ningún lado. Le pediré a Dahyun los apuntes de hoy y a Momo los tuyos. Lo importante ahora es que te mejores. Seguro es solo un resfriado por haber comido helado tan tarde anoche —dijo en un tono entre regaño y preocupación, mientras retiraba el paño para repetir el procedimiento. Una vez que lo colocó nuevamente en mi frente, la abracé.

—Gracias, no sabes cuánto valoro esto —susurré antes de soltarla.

—No tienes que agradecerme. Tú has hecho lo mismo por mí infinidad de veces. Me has salvado más veces de las que yo te he salvado, así que no hay nada que agradecer. Haría cualquier cosa por ti —me sonrió con dulzura. —Ahora, solo descansa. Voy a bajar a prepararte algo de desayuno y un té medicinal —indicó mientras se disponía a salir de la habitación.

Destinadas a ser. (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora