Cap. 49

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JISOO


La luz del sol se filtraba por la ventana, acariciando mi rostro con un calor suave que me fue arrancando del sueño. Una sonrisa se dibujó en mis labios al abrir los ojos y encontrarme con la visión de mi hermosa esposa desnuda sobre mí, su piel suave y cálida encajada perfectamente contra la mía. El simple recuerdo de las incontables veces que hemos hecho el amor en estas dos semanas de luna de miel me eriza la piel y despierta en mí un deseo renovado por ella.

Hemos recorrido tantos rincones de Colombia, y ahora, en un encantador hotel en Grecia, continuamos explorando, descubriendo lugares mágicos, conociendo personas fascinantes. Mi rubia ha probado todos los platos que se le antojan; verla disfrutar así es suficiente para hacerme feliz. Estas han sido, sin duda, las dos semanas más plenas de mi vida. Sin embargo, en unas pocas horas debemos partir hacia el aeropuerto y regresar a Corea.

Durante esta última semana, Rosé y yo tuvimos una conversación crucial, una que marcó nuestro futuro. Ambas deseamos formar una familia, y aunque yo pienso que quizás deberíamos esperar un poco, ella cree que estamos en la edad perfecta. Al final, sé que quiero todo lo que ella desea; su felicidad es la mía. Así que, después de darle vueltas al tema, agendamos una cita en una de las mejores clínicas de fertilidad en Corea. Optamos por el "Método ROPA" (Recepción de Ovocitos de la Pareja), que consiste en extraer dos de mis óvulos para fecundarlos en un laboratorio con el esperma de un donante. El embrión resultante será implantado en el útero de mi Rosie, quien llevará el embarazo. Ese es el acuerdo. Quizás más adelante yo sea quien tenga a nuestro segundo hijo, pero por ahora, con uno será suficiente.

Rosé está radiante de ilusión; su felicidad es casi palpable. Yo también me siento emocionada, aunque secretamente espero que, aunque el bebé nazca de mis óvulos, herede algo de su luz, de su encanto, sea niño o niña. Por eso queremos elegir al donante con cuidado, con rasgos que puedan reflejar algo de ella.

—Mi amor hermoso —susurro, mientras le doy un beso en la cabeza—, despierta. Tenemos que aprovechar la mañana, recuerda que por la tarde tenemos que estar en el aeropuerto.

Ella murmura algo ininteligible, haciéndome soltar una risita suave.

—Vamos, bebé, ¿o acaso no quieres ir al bufé? Aún es temprano y seguro que...

—¡Andando! —responde con su energía contagiosa, interrumpiéndome y saltando de la cama—. Vamos a darnos un baño para bajar a desayunar.

Me quedo unos segundos observándola mientras se dirige al baño, con esa chispa en los ojos que me vuelve loca. Niego con la cabeza, sonriendo, y me levanto para seguirla.

[...]

LISA

—Nos vemos más tarde, nini —me quité el cinturón de seguridad y me incliné hacia ella para robarle un beso que, aunque breve, fue dulce y apasionado. Jennie me tomó por el cuello, profundizando el beso y acercándome aún más a ella. Cuando finalmente nos separamos, me regaló una de sus tantas preciosas sonrisas que siempre logran desarmarme.

—Que tengas un buen día, mi amor. Mucha suerte en tus clases —me dijo con un tono cariñoso. Hoy es jueves, y me toca pasar el día en la universidad. Le asentí con una sonrisa.

—Gracias, cielo. Suerte también en el trabajo, y que tengas un excelente día. Maneja con cuidado, ¿sí? Te amo. —Dejé un beso suave en sus labios antes de salir de la camioneta. Nos despedimos con un gesto de la mano, y la vi alejarse mientras me apresuraba a entrar a la universidad.


[..]

—Bien, entonces, ¿quién puede decirme qué es una luxación? —preguntó la profesora, recorriendo con la mirada a toda la clase. Solo unos cuantos levantamos la mano, yo incluida.

Destinadas a ser. (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora