cap. 34

119 10 0
                                    

BIBI

—Escucha, no me interesa conocer más detalles. Sana ya me dio su versión y tú la tuya. Y créeme, me pongo en el lugar de ambas, pero sigue sin estar bien que hayan llegado al punto de golpearse —dije a Lisa, exasperada. Habían pasado dos días desde su pelea con Sana y la discusión continuaba sin cesar.

—No sé si te contó realmente cómo manejé las cosas. Ella comenzó todo. Te juro que no quise lastimarla en ningún momento —Lisa sonaba verdaderamente arrepentida. Su tono era de frustración—. Pero ella fue agresiva desde el principio y luego lastimó a Rose. Eso fue lo que me molestó, por eso reaccioné así.

—Sana... Ella no mencionó haber lastimado a nadie más —respondí, cruzando los brazos. El enojo y la decepción se reflejaban en mi postura.

—Mira, Bibi, no voy a pedirte que me creas a mí ni a ella. Cree en lo que quieras —dijo Lisa, con una nota de cansancio en su voz. Se notaba en su expresión que estaba al límite de su paciencia.

—¿Y crees que yo no? No tienes idea de lo que es sentir celos por algo que ni siquiera sabes si es real o no —dije, con un tono cargado de dolor.

—¡Ya te he dicho infinidad de veces que no tengo nada con nadie, ni con Jennie ni con nadie más! —Lisa alzó la voz, su frustración palpable.

—Dime algo, si tuvieras que escoger entre Jennie y yo, dejando de lado el hecho de que estoy esperando un hijo tuyo, ¿a quién elegirías? —cuestioné, con determinación. Lisa se quedó paralizada, mirándome en silencio.

—A ninguna, ambas son igual de importantes para mí. No podría elegir. Ella es mi amiga y tú eres la persona a la que amo, así que no podría decidir entre las dos —dijo, con una seguridad que no dejó lugar a dudas.

—Bien... —fue lo único que respondí, dándome la vuelta y dirigiéndome hacia el baño.

—¿Bien? ¿Qué significa eso? —preguntó, alterada, mientras me seguía. Llegamos al baño y me detuve en la puerta.

—Significa que está bien. Ahora, si me permites, necesito darme un baño —dije, tajante, mientras la invitaba a salir con un gesto decidido.

—No sé qué más hacer para que estés bien. Lamento si no soy lo suficientemente expresiva con mis sentimientos. Pero realmente te amo y me importas. Estoy feliz al saber que tendremos un bebé —comenzó a decir Lisa, su voz ahora más relajada y sincera—. Y, por cierto, no hemos tocado el tema del nombre. Sé que no es el momento adecuado, pero si es niño, me gustaría que se llamara Niran, que significa eterno, o Aroon, que es el nombre del conductor del carro que lleva al sol por el cielo. Ambos nombres son de origen tailandés. Si es niña, me gustaría que tú eligieras el nombre. Y si no se te ocurre ninguno, yo pensaba en Eun-ji, que significa flor de la bondad.

Lisa me miró a los ojos mientras terminaba de hablar. Aunque no habíamos tocado el tema del nombre más allá de lo que sus padres y abuelos habían mencionado, no pude evitar sentirme emocionada al escucharla. Ella realmente ha pensado en nombres para nuestro bebé.

—Son... son nombres muy lindos —dije, con la voz quebrada. Las lágrimas comenzaron a deslizarse por mis mejillas.

—Mi nana me dijo hace poco que el amor a veces duele y pone obstáculos, pero lo importante es superarlos juntas —dijo Lisa, acercándose y abrazándome con ternura. Deposito un beso en mi frente—. Lamento haber golpeado a Sana. No volverá a suceder.

—Hay gente que ama el mar sin importar la marea. Es muy parecido a lo que me haces sentir —murmuré sobre su hombro, sintiendo cómo Lisa me rodeaba con más firmeza.

Destinadas a ser. (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora