Cap. 20

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JENNIE



Subí lentamente las escaleras hasta la habitación de Lisa. Toqué la puerta suavemente.

-¿Lisa? -llamé, pero no hubo respuesta. Tras unos segundos de silencio, decidí abrir la puerta.

La habitación de Lisa siempre me ha impresionado; es enorme y constantemente envuelta en una penumbra que le da un aire enigmático. El negro domina en casi todos los rincones, desde las cortinas gruesas que apenas dejan entrar la luz hasta el mobiliario elegante y sobrio. Aunque me gusta su estilo, no puedo evitar sentir un ligero escalofrío al entrar. La oscuridad parecía envolver todo, haciéndome sentir que estaba cruzando a otro mundo, uno que solo ella comprendía por completo.

- Lili -volví a llamar, justo cuando la puerta del baño se abrió y Lisa apareció. Ya llevaba puesto su pantalón de pijama y un top deportivo, revelando esos abdominales perfectamente esculpidos que tanto le gusta mantener en forma con ejercicio regular.

-Nini -respondió con calma. Parecía que su molestia había desaparecido.

-Tu mamá me mandó a buscarte para que bajemos a ver películas -le informé, esforzándome por no dejar que mis ojos se desviaran hacia su abdomen.

-No tengo ganas de ver películas. Puedes ir tú si quieres -dijo la castaña mientras se dejaba caer sobre la cama con un suspiro.

-A decir verdad, yo tampoco quiero. Estoy demasiado cansada por hoy -admití, haciendo un puchero.

-Ven -dijo Lisa, palmeando el espacio a su lado. Asentí y me acosté junto a ella, sintiendo un alivio inexplicable al estar tan cerca de nuevo.

-Echaba de menos esto, Lili -confesé, mirando el techo, mientras notaba que Lisa no dejaba de observarme; podía sentir su mirada fija en mí, incluso a través del rabillo del ojo.

-Yo también. Extraño tener a quien leerle mis poemas -murmuró con una voz suave, que hizo que los nervios se apoderaran de mí. "¿Por qué?", "¿Qué demonios te pasa, Jennie?", me recriminé internamente.

-Pues yo también extraño escucharte recitarlos. ¿Has escrito alguno? -pregunté, esta vez girándome para mirarla directamente. Sus ojos, esos hermosos orbes cafés, me atraparon de inmediato.

-Unnie... -Lisa se giró sobre un costado, apoyando su cabeza en el brazo, evadiendo mi pregunta.

-Sí... -respondí en un susurro, mientras sentía que el aire comenzaba a faltarme y mi corazón latía tan fuerte que temía que se saliera de mi pecho.

-¿Sientes algo por Tae...? -preguntó de repente. Su pregunta me hizo detenerme en seco, inundando mi mente con una ola de irritación.

-Sabes que no, pero... -dije, con duda en mi voz.

-¿Pero...? Si no sientes nada, ¿por qué vuelves ahí? -cuestionó, su tono revelando la angustia que intentaba esconder.

-Porque, al parecer, él sí me quiere y siente algo por mí. Desde que hablé con él y le dejé las cosas claras, no volvió a contactarme. Y ahora, que está a punto de irse a la universidad, decidió insistir de nuevo. Eso me hace pensar que es sincero en sus sentimientos -expliqué, sentándome en la orilla de la cama. Lisa siguió mi ejemplo y se sentó a mi lado.

-Entiendo. Sabes que si él se pasa de listo o te hace llorar por cualquier motivo, aquí me tienes a mí para defenderte, Nini. No dudes en decirme nada, ¿sí? -me dijo con un tono firme y lleno de preocupación. Su manera de cuidarme siempre me hacía sentir segura.

Destinadas a ser. (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora