Cap. 38

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JENNIE

Silenciosamente, me deslicé hacia la habitación de Lisa, un espacio que se asemeja a un elegante hotel. La estancia cuenta con una acogedora zona de estar, una pantalla grande y una cama descomunal, que ocupa la mayor parte del cuarto.

 La estancia cuenta con una acogedora zona de estar, una pantalla grande y una cama descomunal, que ocupa la mayor parte del cuarto

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Me acerqué con cautela, el corazón acelerado, a su lado. Lisa estaba envuelta hasta el cuello en un voluminoso edredón blanco, sus labios mostraban un tono ligeramente morado. Con delicadeza, tracé el contorno de sus labios con la yema de mis dedos índices, sintiendo el frío de su piel. Me acomodé junto a ella en la cama, inclinando mi cabeza con cuidado sobre su pecho, buscando el consuelo de su cercanía.

-No tienes idea de lo aterrorizada que estaba. Yo... yo temí perderte -susurré con voz temblorosa, las lágrimas silenciosas deslizándose por mi rostro para no despertar a Lili-. No vuelvas a hacer esto, por favor. Te necesito más de lo que imaginas. Me aferré con fuerza al edredón, como si intentara sostener también mi propio miedo.


[...]

LISA


Escuché una voz sollozante que no podía confundir: era Jennie. Su llanto me presionaba contra el pecho, y aunque estaba segura de que no me encontraba mal, sentía un frío helado en mi cuerpo. A pesar del dolor punzante en mi cabeza, abrí los ojos lentamente, y una luz cálida me envolvió. Al bajar la mirada, confirmé que era Jennie quien estaba allí.

-No vuelvas a hacer esto, por favor. Te necesito más de lo que imaginas -murmuró, entre sollozos y lágrimas.

Con esfuerzo, saqué mi brazo derecho del edredón y lo coloqué suavemente sobre su cabeza.

-Te prometo que nunca más pasará algo así, nini -dije con una voz áspera. Jennie se enderezó de inmediato, buscando consuelo en mis palabras.



[...]

JENNIE


Miré a Lisa con una mezcla de sorpresa y dolor, el peso de la preocupación desbordándose en lágrimas incontrolables.

-Eres horrible -le reproché, mi voz quebrada-. Todas estábamos aterrorizadas. Momo y Jisoo aún no pueden calmarse. Tus padres están profundamente preocupados. ¿Por qué hiciste esto? ¿Acaso querías morir? -Mi tono reflejaba la angustia y el desdén que sentía, mientras Lisa me miraba en silencio.

-No, no intenté suicidarme, si es eso lo que piensas y todos creen -explicó Lisa, su sinceridad palpable-. Bibi me dejó y no pude soportar el dolor. Bebí más de lo que jamás había bebido en mis casi veintiún años. Quería nadar un poco, pero ya estaba demasiado borracha, así que me quedé flotando en el agua hasta que el sueño me venció. Mi cuerpo se volvió pesado y comencé a hundirme sin poder reaccionar, hasta perder el conocimiento. -Sus ojos estaban cargados de una tristeza profunda.

Destinadas a ser. (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora