02. VISITA INESPERADA

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Podía sentir el agua cayendo sobre su cuerpo, la forma tan relajante que le hacía sentir, le recordaba que alguna vez lo tuvo todo.

Ni siquiera deseaba salir de la ducha. Lo único que su cuerpo deseaba era descansar. Física y emocionalmente se sentía echa añicos. A pesar de encontrarse en el cuarto renglón de la vida, ya no podía sentirse tan bien que cuando tenía veinticinco años.

Tres golpes llamaron a su puerta, maldijo internamente a la persona que osaba interrumpir su momento. Fingir demencia parecía un buen plan pero la insistencia terminó por robarle la paciencia.

— Ahora voy — expresó, secando su cuerpo y vistiéndose con rapidez.

Aquella persona impaciente parecía sacarle canas verdes. Por lo que abrir y cerrarle la puerta en la cara, le resultaba bastante reconfortante.

— ¿No puedes esperar? — preguntó enojada mientras abría la puerta con violencia.

— Liv — murmuró aquella voz, que durante noches le había arrancado los sueños.

— ¿Qué haces aquí, Joel? — preguntó confundida, intentando contener el aire.

— ¿Puedo pasar? — ' No ' pensó. Esta asintió dejando libre el camino. No pudo evitar sentir la imponente vibra del hombre, sintiéndose como una adolescente ante su presencia.

Olivia simplemente se limitó a examinarlo. Muy raras veces, Joel la visitaba, desde aquel fatídico día, ambos se mantuvieron juntos, pero algo pareció desvanecerse con ellos y poco a poco, se fueron alejando, hasta convertirse en conocidos.

— Necesito tu ayuda — comentó mirándola a los ojos. Joel intentaba contener sus emociones. Ni siquiera podía entender cómo a pesar de los años, Olivia parecía estar tan intacta. Sus ojos azules, sin duda, siempre fueron sus favoritos, la forma en que esta lo miraba, le transmitió paz.

— ¿En qué puedo ayudarte? — preguntó esta con ironía — la última vez, me recordaste por qué era mejor estar separados.

Habían pasado cinco años desde aquella fatídica noche, en la que sus vidas cambiaron drásticamente.

Aquel día Olivia cumplía treinta años, a pesar de todo lo sucedido, intentaba llevar su vida tranquila, al menos, en lo que podía.
Joel llegó esa noche, tarde como de costumbre, y bastante irritable. Este simplemente murmuró un buenas noches, se duchó y acostó a dormir.
Aunque Olivia intentara ocultarlo, anhelaba con todas sus fuerzas al Joel que la amaba.

METAMORPHOSIS | JOEL MILLERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora