06. EL SECRETO

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Escabullirse entre  los pasillos resultaba entretenido para Ellie. Ver las facciones enfurecidas de Joel aún más.

Olivia miraba la escena a lo lejos.
Aunque trataba de mantener una postura neutral. No podía evitarlo.
Le parecía emocionante cómo alguien tan joven, más que ellos, podía hacer miles de cosas sin tantas preocupaciones.

— Ellie — esta la llamó, ocasionando que Joel mirara con detenimiento a la rubia — ¡Ven! — apresuró mientras se guiaban a la cocina.

Joel y Tess habían considerado conveniente resguardarse en una vieja casona, esta se encontraba cerca del límite permitido por FEDRA.

El paso de los años era testigo del deterioro y Olivia no podía evitar reflexionar que aquello había sucedido con ellos mismos.

Esta aún contaba con electricidad, algo que sin duda fue alarmante para Joel. Sin embargo, al inspeccionar, no encontró algún indicio de que alguien la habitara. Tal vez, solo tenían suerte, como mencionó Olivia.

Joel no pudo evitar seguirlas a distancia,  con la excusa de mantenerlas protegidas.

— El agua funciona bien — mencionó Ellie al ver el agua que caía de la llave.

— Parece que, aquí hay algo de comida — comentó Olivia con extrañeza mientras tomaba una de las latas en la alacena — ¡Joel! — lo llamó, esta dio un brinco al mirarlo detrás suyo. Algo que causó gracia a Ellie.

Sin embargo, Olivia no pudo evitar sentir aquella vibra reconfortante, a pesar de la dureza en las facciones de Joel, aún podía distinguir aquel brillo en sus ojos.

— ¿Estás seguro de que no hay nadie? — preguntó, manteniendo su mirada en él. 

Joel hacía un esfuerzo sobrehumano por no tomar el rostro de Olivia y besarla. Por lo que, dio un paso hacia atrás, alejándose, para apaciguar aquel impulso.

— Sí — comentó en un susurro.
Olivia no pudo evitar sentir la dureza en su voz antes de recobrar la compostura y recordar que Ellie se encontraba a unos metros de distancia.

— ¡Comida gratis! — festejó la menor, obligando a reír a la rubia.

Joel suspiró lentamente al sentir la lejanía de Olivia, una que él mismo había provocado.

Ambas mujeres platicaban de su día mientras Joel se convertía en una pieza más de la cocina, como oyente, algo que sin duda para Ellie resultaba extraño. Sobre todo cuando este había dejado en claro que deseaba pasar el menor tiempo posible con la castaña.

METAMORPHOSIS | JOEL MILLERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora