20. VESTIDO ROJO

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Olivia no pudo evitar sentirse emocionada. Llevar días a la deriva, solo le producía una angustia incontrolable, pero, estar reunida en aquel momento con su familia provocaba una paz que hacía mucho tiempo no experimentaba.

— ¿Dónde está Ellie? — preguntó a Joel, quien entraba al hogar que les habían concedido por Tommy.

— Con María — aquello, aunque quisiera negarlo, produjo un extraño sentimiento en su interior — Estará bien, cariño — convenció Joel antes de caminar hacia ella.

Después de aquello, ambos se limitaron a mirarse entre sí, con una sonrisa en el rostro.

El lugar era cálido, realmente aquello sitio se sentía un hogar.
La armonía de los colores y objetos, perfectamente adecuados, inspiraban paz y tranquilidad.
Justo como en años anteriores, alguna vez se sintió.

— ¿Quieres darte una ducha? — preguntó Joel mientras masajeaba los hombros de Olivia.  Sintiéndose agradecida ante las gratas caricias que este le brindaba.

— Por fin conseguimos una cama — Joel rió antes de envolver sus manos alrededor de su cintura.

Su toque era delicado, bastante cuidadoso para no arruinar el momento.
Olivia podía sentir sus latidos golpear contra su espalda mientras este apoyaba su mandíbula en su cabeza.

— Podría quedarme aquí — expresó la rubia antes de obligarlo a mirarla. Este tomó su mejilla, acariciándola con suavidad — podríamos quedarnos aquí. Retomar nuestras vidas, juntos — murmuró con esperanza, apoyando una mano en su pecho.

Joel sonrió ligeramente antes de suspirar y juntas sus frentes.
Sus manos descendieron unos centímetros más abajo, masajeando con lentitud. Olivia, aunque quisiera evitarlo, no podía negar que los ojos cafés del hombre al frente, le impedían apartar su vista.

Miller tomó con delicadeza su mejilla, casi sintiendo su piel arder bajó su toque.

— Juntos... — afirmó, besando sus labios con delicadeza.

Olivia sintió un revoltijo de emociones, y qué decir de Joel. Tanto tiempo había reprimido sus propias emociones, que tan solo en aquellos instantes se sentía él mismo.
Sus manos recorrieron su espalda, justo para afianzar aquel delicado pero ansioso beso. Olivia colocó una de sus manos alrededor de su mejilla y acarició su piel como si su vida dependiera de ello.
Y con pasos delicados, se guiaron hacia el baño. Separarse resultaba imposible, en especial cuando llevaban tanto tiempo sin estar cerca el uno con el otro, y estaba claro que Joel no deseaba alejarla más.

Ambos rompieron aquel beso ante la falta de aire. Provocando que se miraran jadeantes entre sí mientras Joel besaba nuevamente sus labios.
Olivia no quitó, ni por un segundo, su mirada de este y Joel tampoco deseaba que lo hiciera.

METAMORPHOSIS | JOEL MILLERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora