23. NO PUEDES DECIR ADIÓS

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No podía negar que se encontraba aterrada por no decir desesperada, sabiendo que, había actuado impulsivamente con base en sus emociones más que en la racionalidad. Sin embargo, ya no había tiempo de lamentarse, solo deseaba reunirse con Joel y Ellie y evitar que estos continuaran su trayecto.

Tan pronto, sus piernas se cansaron de caminar y el viento helado golpeaba contra su rostro, divisó un poblado a la distancia.
Tan solo necesitaba un poco de calor y algo de comida para continuar.
Sin embargo, lo único que alcanzó a notar, era el lugar ardiendo en llamas.
Como si alguna especie de tornado hubiera arrasado con el lugar, sin dejar algún alma libre.
Olivia, cuidadosa, se acercó al sitio, solo para percatarse que se trataba de aquel hombre que había visto días atrás.
Esta no pudo evitar  llevarse una mano a la boca, amortiguando aquel grito interno al ver tan atroz escena.

Por alguna razón, una extraña sensación se apoderó de su pecho, antes de continuar su camino rumbo al establo. Aunque en sus principios no estaba el robar, debía tomar lo que le pertenecía, y que algo que aquellos hombres habían tomado.
Sin más, la mujer identificó a su caballo, implorando al cielo poder alcanzar a Joel y Ellie.

Por lo que, sin perder el tiempo, hizo trotar a este para emprender nuevamente su camino, con la esperanza de volver a verlos.

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El silencio y tensión eran perceptibles, habían caminado largas horas y por más que Joel intentara despejar la mente de Ellie, nada parecía calmarla. Distante y perdida. No podía culparla, lo que había vivido era inhumano y para alguien de su corta edad, demasiado traumatizante.

Ambos se encontraban a unos minutos de Boston, lo que significaría que estaban próximos a su destino, y, aunque este no lo expresara de viva voz, le aterraba separarse de Ellie.

— Tengo que admitir que, no fuiste mi persona favorita — comentó Ellie, provocando que ambos rieran.

— Ni tú la mía — expresó con sarcasmo.

— Antes solo tenía a Marlenne. Nunca fue alguien muy afectiva, solo hacía su deber — Joel suspiró — como tú, solo que, menos ruda.

— Lamento que mis acciones y palabras te hayan lastimado —confesó Joel, rascándose la cabeza — Hacía mucho no tenía una conversación.

— ¿cómo? — preguntó Ellie confundida.

— Padre, hija — aquella sonrisa en el rostro de Ellie, para Joel era fascinante, y, sin duda reconfortaba su alma — Cuando todo inició, hice muchas cosas de las que no estoy orgulloso... una de ellas, fue la lastimar a la persona que amo, cuando Sarah y el bebé,  que Olivia esperaba, fallecieron, sentí que, de nuevo ese vacío se instalaba en mi interior. Pero, siendo sincero — Ellie lo miraba atenta — mi vida se volvió gris cuando perdimos a nuestro bebé en un accidente de auto, y, me sentía culpable. Por eso, me costaba tanto abrirme contigo y con cualquier persona, tener ese miedo por perder a los que quiero, me atormentó por años y me apartó de quiénes estaban para mí. Nunca estarás sola, Ellie, siempre nos tendrás a Olivia y a mi.

La menor no dudó en abrazar a Miller, envolviendo sus brazos en él. Permitiéndole sentir la calidez fraternal, que hacía mucho no sentía.

— Eres una especie de padre muy extraño, Joel. Y sí, apestas cuando se trata de Liv, pero puedo notar lo mucho que se aman. Lo mucho que ella te ama. Aunque, al principio me dieron ganas de golpearte, no puedo negar que tengo mucho cariño, haz hecho mucho por mí. No cualquiera arriesga su trasero por una desconocida.

METAMORPHOSIS | JOEL MILLERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora