Capítulo 4: Los celos

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Cuando Gadreel y yo entramos a casa me pregunté si se quedaría aquí. Mordí mi labio inferior y antes de que hablara él habló:

—No me quedaré aquí si eso es lo que preguntarías.

Sonreí.

—No, esta bien. Puedes quedarte todo el tiempo que quieras —me senté en el sofá. —Esta casa está llena de recuerdos, tanto para mi como para Scott y quien sea que haya vivido más aquí.

—¿Scott?

—Si, un chico que vivió aquí antes que yo... el murió en manos de un lobo —tragué grueso porque ese lobo había sido Kayler. Pero todo fue un accidente. Creo que es algo que nunca podrá perdonarse Kayler Brown.

—Que mal. Los lobos son criaturas que no piensan a la hora de actuar, discúlpame que te lo diga, pero son bestias, animales que no pueden controlar su instinto: y su instinto es matar. Eso jamás cambiará.

Recordé lo que viví cuando entré a la universidad y el infierno que pasé. No se lo deseo ni a mi peor enemigo. 

—Si, yo lo sé más que nadie.

—Debes pensarlo muy bien, Carolina, porque una vez que te liberes de tu mitad loba volverás a ser humana para siempre. Ya no tendrás esa fuerza, esa velocidad, esa valentía. Y lo mejor es que ya no tendrás a Kayler.

Sentí un dolor en mi corazón.

—¿Como es posible eso? —lo miré.

—Lo que te liga a Kayler Brown es que son mates, dentro de mi tenías un lobo interior queriendo estar cerca de Kayler siempre. Lo llegaste a amar pero matando a ese lobo interior esos sentimientos se irán. Podrás vivir sin el normalmente.

No quiero, en serio no puedo hacer eso. Todo lo que pasé con Kayler, cuando lo conocí, las veces que me protegió con su vida, cuando traicionó a los suyos por estar conmigo. A pesar de todo lo malo, Kayler ha estado conmigo en todo momento, yo veo cómo se desespera cuando algo me pasa, cuando necesito algo, yo veo cómo me extraña cuando no estoy con el, es algo que no se puede quitar de la noche a la mañana. A pesar de que Kayler me abandonó la primera vez porque pensó que estar con el me hacía daño, a pesar de que no creyó en mi cuando me violaron porque lo cegaron los celos y ahora que tiene una hija. Tantos errores, secretos y desconfianza... me hacen dudar, si, pero no soy perfecta y también he tenido errores y secretos y desconfianza. ¿Yo también le hubiera creído si me hubieran mostrado fotos donde el estuviera en la cama con otra chica? Claro que no, me hubiera largado tal y como el hizo. Es algo tan complicado.

—No quiero seguir hablando de eso —dije—¡No! Dejé las bolsas en el auto. Iré por ellas. —salí casi corriendo afuera y abrí la cajuela del coche, saqué las bolsas y retrocedí a casa, pero antes algo llamó mi atención: en la casa de Kayler había movimiento, había una fiesta.

Vaya, Kayler volvió a las andanzas. Habían mucha gente llegando, sentí un dejavú en ese momento, de aquellos tiempos. Negué con la cabeza y entré de nuevo a casa.

—Ponte cómodo, Gadreel, te prepararé tu habitación.

—No creo que a Kayler le agrade que me quede aquí. —dijo siguiéndome a la cocina.

—No importa, Kayler no es mi novio.

—Pero es tu mate.

—¿Y?

—Que es como una especie de dueño tuyo.

Arrugué la cara.

—Que exagerado.

—Es la verdad, ustedes no tienen libertad para estar con otra persona. No me sorprendería que lo de la fiesta solo sea una distracción y Kayler esté por aquí cerca acechando.

Pensé en esa posibilidad pero la descarté.

—No, lo miré muy entretenido con sus amigas.

En el fondo tengo ganas de ir a esa fiesta y averiguar qué hace y si tiene a chicas cerca.

—No creo —dice—seguro lo hace para darte celos.

—Es probable —terminé de meter las cosas en la nevera y me giré a él.

—Dilo, tienes ganas de ir a esa fiesta y averiguar lo que hace.

—Hmm...

—Acéptalo.

—Okay, lo acepto.

—Vamos, te acompaño.

Lo miré interrogante porque no puedo creer que se esté prestando para estas cosas. ¿Será broma?

—¿Hablas en serio?

—Claro, así te cercioras de si Kayler en verdad está arrepentido o seguirá en sus andanzas.

Ahora dudé en si ir o no porque no quiero ver o escuchar algo que me deje lastimada de nuevo. Aunque quizás sea bueno para poder tomar una decisión con respecto a esta situación.

—Está bien, vamos —asentí, salimos de casa y nos montamos al coche. Gadreel dijo que el manejaba así que lo dejé. Manejó por ese camino que me traía tantos recuerdos hasta estacionarse un poco lejos de la casa. La música estaba muy alta. Gadreel y yo caminamos con cuidado de ser vistos hasta entrar. Y pensar que estuve acá esta mañana. Había mucha gente, ni siquiera sé qué celebraban. Noté que algunos eran de la preparatoria. Todo me trajo recuerdos tanto buenos  como malos.

—¿Quieres algo de tomar? —me pregunta, como si anduviéramos de paseo.

—No, Gadreel.

Gadreel se detiene en seco y me señala algo. Sigo su dedo hasta dar con Kayler Brown rodeado de chicas. Apreté los labios y me aguante las ganas de ir ahí. Pero también estaban otros chicos que no conozco, ellos platicaban tranquilos y hasta reían. Se nota que está sufriendo sin mi.

—¿Lo ves?

Suspiré profundo y asentí.

Alguien me empujó haciendo que me acercara mas a Gadreel.

—Vaya, vaya, pero miren a quien tenemos por aquí —es Piper. Genial, lo único que me faltaba.

Rodé los ojos y la ignoré

—¿Que pasa? ¿Te comieron la lengua los ratones? —elevó una ceja como tetándome.

—No molestes, Piper —espeté—no estoy de humor para lidiar contigo.

—Pero si estás de humor para venir con tu ex novio a la fiesta de tu otro ex novio, me sorprendes, Carolina —sonrió en modo burlesca—¿Kayler sabe que estás aquí? Si quieres te lo llamo.

—No, gracias, tu necesitas mas atención que yo. ¿Donde está tu hija? La dejaste sola. —sentí algo feo cuando mencioné a la niña. Aun no me hago a la idea de que es hija de Kayler y no nuestra.

—No menciones a Kylie, Carolina, ella no tiene nada que ver en esto.

—Claro —espeté.

—Hablo en serio —se acercó en modo amenazante. De pronto sentí como si estuviera hablando con Paige, son iguales hasta en el carácter: problemáticas. Pero yo no me dejaré

—Yo también. Vamonos, Gadreel, no vale la pena estar aquí —lo tomé de la mano pero Piper tenía deseos de seguir con la pelea.

—Espérate un momento. Déjame decirte una sola cosa: deja a Kayler en paz, tuvo suficiente contigo. Déjalo ser feliz conmigo y con nuestra hija, tu ya no puedes ofrecerle nada.

Quise llorar cuando dijo nuestra hija. Pero me aguanté.

—No te preocupes por mi, Piper, yo ya no volveré con Kayler Brown, muy pronto me desapareceré de su vida, de la tuya y de este pueblo. Lo tendrás para ti solita, siempre te has acostumbrado a las sobras —iba a dar media vuelta pero Piper me tomó del pelo.

Genial, había empezado la pelea.

Embarazándome del lobo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora