Capítulo 12: Noticias

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Me era difícil creer que Kayler y yo estuviéramos de nuevo hablando de hijos, como si siguiéramos juntos, como si nada hubiera pasado entre nosotros. Es bonito, si, porque por un momento pensé en que podíamos ser felices o volver a internarlo. Pero aparecía en mi mente Piper y Kylie y esas esperanzas se esfumaban. Tampoco puedo fingir que lo he superado porque no, es muy reciente y aún duele mucho. El doctor llegó después con los resultados, estoy nerviosa porque en el fondo deseo tener un bebé con Kayler, pero otra parte de mi no quiere porque me dice que Kayler ya tiene una hija y no necesita otra.

Kayler me tomó de la mano y me sonrió, lo dejé.

—Kayler Brown, señorita Lane... —el doctor la hace de suspenso—... felicidades, están esperando un bebé.

El mundo se me detuvo en ese momento... ¿qué? Trato de procesar la información porque aún no me la creo. Estoy... embarazada. Hay un bebé dentro de mi, en mi vientre.

No. Puede. Ser.

—¿Qué? —susurré más para mi misma. Estoy muerta de miedo. ¿Cómo criaré a un niño? Por Dios, ¿en que me he metido? Kayler a mi lado se emociono de más, se puso de pie, sonreía, parece que quería gritar de la emoción.

—Carolina, mi amor —vino hacia mi y me abrazó—Estás esperando un bebé mío —dijo, le miré los ojos vidriosos. ¿Quiere llorar? —Es la mejor noticia que me han dado, vamos a ser papas.

Tu ya eres papá... quise decirle pero me pareció un poco... innecesario.

—Yo... —empecé a decir, ni siquiera sé qué demonios decir—... no me la creo.

—Pues créelo, cariño, porque en esta pancita hay un bebé creciendo y es tuyo y mío. ¡Estoy tan feliz! —exclamó. El doctor solo sonreía viendo a Kayler y su emoción.

Yo sigo en shock.

¿Cómo pasó todo esto? ¿En que momento quedé embarazada tan rápido? ¿En que momento me descuidé? La cabeza me empezó a doler de tanto pensar.

—Gracias, Russel, nos veremos por aquí más seguido para los cuidados del bebé —le dijo Kayler al doctor.

—Claro que si, les dejaré una cita para dentro de dos semanas.

Me puse de pie y ambos salimos del consultorio. Kayler me llevaba agarrada de la cintura como si temiera soltarme porque me haría daño.

—Kayler —capté su atención mientras salíamos del hospital.

—Dime, cariño.

—¿Cómo es qué pasó tan rápido? —lo miré, deteniéndonos frente a su coche.

—Pues son cosas que pasan, Carolina, te lo acabo de decir. No sabes lo emocionado que estoy —se llevó las manos al cabello— es que es lo que siempre he querido contigo.

—Kayler, por favor, aún no me lo creo. Ahora ¿que se supone que tengo que hacer? ¿Cuáles son los cuidados que tengo que llevar? ¿Que debo comer y qué no? Esto es muy difícil para mi, no sé si pueda —me llevé los dedos a la sien.

—Tranquila, yo no te dejaré sola en ningún momento —me tomó de la cara, su toque es cálido y suave. —Estaré ahí para ti, no quiero perderme ningún momento tuyo estando embarazada es por eso que... —tomó aire—... me iré a vivir contigo.

Casi me ahogo con mi propia saliva.

—¿QUÉ?

—Como escuchaste, necesito estar cerca de ti para cuidarte y protegerte. Quizás no lo entiendas, Carolina, pero ahora que se sabe que tendremos un bebé llamará a gente que no quiere que eso suceda.

—¿De que hablas? —tragué grueso—No me asustes.

—Somos mates, cariño, y soy el Alpha más poderoso de por aquí.

Rodé los ojos por su arrogancia.

—Tener a un sucesor no les parece buena idea a otras personas así que tratarán de que este bebé no nazca.

—No puede ser —me sostuve en el coche—mas enemigos, ¿cuando demonios acabara esto? —lo miré mal—¿Así quieres tener un hijo? Para que la gente mala quiera dañarlo, si por mi fuera no lo tuviera —dicho eso me giré para meterme al auto pero Kayler me tomó del brazo bruscamente y me hizo verlo.

—Jamás vuelvas a decir algo como eso, Carolina, es una vida y es nuestro hijo así que nuestro deber es cuidarlo. ¿Acaso no confías en que lo puedo cuidar? A ambos.

—Tal vez. —me zafé de su agarre y me metí al asiento copiloto. Kayler se quedó unos segundos observándome desde afuera para después negar con la cabeza y montarse al asiento principal. Arrancó.

—No me gusta que digas esas cosas.

—Kayler, tu y yo ya no somos pareja por lo que no me parece lo adecuado que te vengas a vivir conmigo. —hablé. Aunque en el fondo me moría de ganar de volverlo a tener viviendo bajo mi mismo techo, ahora él tiene que velar por su hija también—¿En donde dejarás a Kylie?

—Carolina... —sentenció.

—¿Qué? —lo miré mal—¿No te gusta que me meta con ella, ni que la mencione? Esta bien, no vuelto a meterme en tu vida.

—No es eso, Carolina —dio un frenazo que casi me hace golpearme la cara. Lo miré con enojo.

—¿Qué demonios te pasa?

—Lo siento...

—¡Eres un salvaje! —me salí del coche dando un portazo y caminé por la carretera solitaria lejos de él. Prefiero irme a pie que montarme de nuevo en ese auto.

—¡Carolina, vuelve acá! No es bueno que camines tanto. —lo escuché correr hacia mi.

—¡Déjame en paz!

—Ya fue suficiente —me tomó de la cintura, encarándome. —Mi vida es tuya, Carolina, así que puedes hacer con ella lo que se te de la gana. Sin embargo, no me gusta que metas a Kylie en nuestros problemas porque ella no tiene la culpa, apenas es una niña que no entiende por qué su padre no pasa tiempo con ella, por qué no asisto a sus reuniones del colegio y por qué no la considero como hija.

Dejé de respirar por varios segundos ante lo que me dijo. ¿Acaso él hacia todas esas cosas?

—La quiero, claro que si, pero no puedo evitar pensar que ella es la razón por la cual no quieres estar conmigo. Sé que te duele que yo tenga una hija con otra mujer.

Miré para otro lado porque no quiero verlo a los ojos. Me siento tan culpable Justo ahora, recordar a Kylie y lo frágil que era, necesitando a un padre. Quise llorar en ese momento.

Deja tu orgullo a un lado, Carolina, solo por esta vez no pienses solo en ti.

Me tragué mis malas palabras porque quizás mi consciencia tenía razón. Estoy pensando solo en mi y no me he detenido a pensar en lo que otras personas estén sufriendo. Respiré profundo y me tranquilicé. Debo actuar como una persona madura y aprender a perdonar.

—Está bien, Kayler, puedes quedarte en mi casa todo el tiempo que quieras —me zafé de su agarre—Pero dormirás en otra habitación y... —tragué grueso—... puedes traer a Kylie contigo.

Me mordí el labio porque esto es difícil para mi. Verlos convivir como padre e hija será... difícil.

—Gracias. —respondió. —Vamos al auto.

Caminé hacia el auto y me volví a montar, estando dentro me planteé si lo que hice estuvo bien o mal. Ya estoy arrepintiéndome.

Soy una pésima persona.

Embarazándome del lobo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora