Capítulo 10: Aniversario

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Estuvo divertido pescar con los chicos, me distraje un poco a pesar de que Kayler estaba por ahí viéndonos. Decidí soltarme un rato y olvidarme de ciertas cosas. Gadreel resultó ser un buen pescador y Thomas no se quedaba atrás, dijo que aprendió mucho pescando en hielo en Canadá.

—Creo que comeremos pescado para la cena —dice Thomas, guardando la carnada. Es increíble que en este lago no tan grande haya siempre peces.

—¿Nos vamos ya? —quiso saber Anne.

—Si, tenemos que hacer la cena. —respondió Gadreel. La lancha arribó al muelle y allí nos bajamos. Me fui con Anne para la casa mientras los chicos metían las cosas.

—¿Estás segura de que quieres ir mañana? —me pregunta Anne cuando llegamos a la cocina. Aún sigue con lo de Apolo.

—Si, ¿por qué no debería de estarlo? Apolo también fue mi amigo. ¿Acaso no quieres que vaya? —la miré.

—No es eso, no quiero que te sientas incómoda nada más.

—Estaré bien, en serio. —sonreí, sacando algunas cosas.

—Está bien.

Thomas llegó con los peces listos para cocinarlos, pero en cuánto sentí el olor a tripas mi estómago se revolvió, sentí que el vomito venía. Cubrí mi boca y corrí hacia el baño más cercano, allí vomité.

Qué asco.

—¿Carolina? ¿Estas bien?

Es Anne.

—Si, es solo que... —quede con mal sabor de boca—... no sé qué me pasó.

Nunca he sido de estómago débil, así que de seguro alguna comida me habrá caído mal.

—Voy a entrar.

Bajé la palanca del inodoro para que esos residuos se fueran. Me puse en pie y me lavé la boca.

—¿Náuseas? —preguntó Anne al entrar.

—Me cayó mal algo —respondí, secándome con la toalla.

Anne no pareció muy convencida.

—Si no estuvieras separada de Kayler juraría que estás embarazada.

No dije nada porque no había pensando en eso, pero no era ni siquiera una posibilidad. Si no había pasado en todos los años que estuvimos juntos, ¿por qué pasaría ahora? Anne no sabe que Kayler y yo estuvimos juntos apenas anoche, es imposible.

—Qué locura —salí del baño y me dirigía las escaleras. Necesito lavarme los dientes como cinco veces. Subí con Anne siguiéndome.

—Deberías de ir al médico entonces —propone, entrando al baño conmigo. Tomé el cepillo, le eché pasta y empecé a lavarme los dientes.

—No es para tanto, ya me siento mejor. Creo que solo necesitaba sacar eso de adentro —respondí con la pasta en la boca.

—¿Tienes mareos? —inquiere—Te ves medio pálida.

—Siempre he sido pálida.

—Pero ahora aún más. Bueno, cualquier cosa me dices por favor, iré a ayudar con la cena.

—Está bien. Gracias.

Anne se fue, si bajo a la cocina ese olor me pondrá mal de nuevo. Así que opté por quedarme en mi habitación leyendo un libro, de mi mente no se iba la imagen de Kayler y yo haciendo el amor como nunca... inconscientemente mordí mi labio inferior, deseando volver a repetir eso. Pero no, no puedo pensar así, Kayler ya no está conmigo, tengo que olvidarlo.


Al día siguiente nos preparábamos para ir al aniversario de la muerte de Apolo, Thomas acompañaría también a Anne. Me puse un vestido negro, zapatos de tacón negros y amarré mi cabello en una coleta alta, tomé mi bolso de mano y unos lentes oscuros. Estoy lista. Bajé a la sala donde estaba Gadreel, Thomas y Anne esperándome.

—Estoy lista —les dije, tomé a Anne del brazo y salimos.

Anne se fue con Thomas en su auto y Gadreel se fue conmigo en el mío. Es increíble lo que hemos cambiado en estos años. Manejamos por la camino que daba a la casa de Kayler pero la ceremonia era mucho más adelante, adentro en el bosque. Duramos quizás unos quince minutos en camino hasta que llegamos. Habían muchos coches estacionados, mucha gente también. Bajamos, Gadreel me tomó del brazo, cosa que agradecí. Los cuatro avanzamos hacia el frente, muchos se nos quedaban viendo de manera curiosa y murmuraban cosas. Sentí un escalofrío en mi cuerpo cuando miré a Kayler adelante con Kylie a su lado, Kayler me miró y tensó la mandíbula al verme del brazo con Gadreel. Anne se acercó al frente donde estaba la foto de Apolo, vestía con el uniforme del equipo de fútbol de la preparatoria, sonreía y tenía un trofeo en sus manos. Me acerqué a Anne para mostrarle que estaba allí con ella. De reojo miré a Thomas, es obvio que no le gusta que su novio aún sufra por otro chico pero tiene que ser comprensivo.

—Lo extraño mucho, Carolina —me susurra—A pesar de todo.

—Lo se —respondí susurrando. —Ven, vamos. —la tomé del brazo y caminamos hacia los asientos en la primera fila de la columna derecha, Kayler y su grupo estaban en la primera fila de la columna izquierda. Había un hombre mayor con una sotana que parece leerá algo. Al fondo, habían cuatro lobos negros sentados firmemente. Y pensar que todos los que estamos aquí somos lobos... excepto Gadreel... ¿por qué está aquí y por qué los demás no lo han corrido aún? No es que quiera que lo corran pero en cuanto lo hubieran visto hubieran saltado sobre el, si se supone que es el enemigo.

Estoy muy lejos de noticias por lo que veo.

Una especia de misa comenzó. Sentí una mirada en mi, volteé a ver a Kayler y el me estaba viendo así que aparté la mirada.

¿Por qué me tortura así? Verlo con su hija de la mano me desgarra.

Han pasado quizás cincuenta minutos hasta que el hombre que da la misa toma una copa de vino... o de sangre no lo sé y la bebe.

—Apolo era un miembro importante en nuestra manada —dice el hombre—Cuando se fue una parte de nosotros también lo hizo. Es por eso, que en esta luna llena ofreceremos un sacrificio en su nombre para poder vivir en paz y tranquilos. Una vida finalizada, por una vida comenzada.

Fruncí el ceño porque no supe qué significaba eso, no entendí nada.

—Así que... hemos sido informados de una nueva vida formándose en el vientre de una loba. Y esa loba está aquí y ahora.

Escuché murmullos, alboroto.

—Así que... Carolina Lane, por favor.

Abrí los ojos del asombro y me quedé en shock ante lo que estoy escuchando. Tragué grueso e intenté mantenerme sentada porque sentí que todo me daba vueltas.

¿Qué acababa de decir? Eso es imposible.

—¿Carolina? —escuché la voz de Anne. —¿Estás embarazada?

Miré por instinto a Kayler, este tenía la mirada perdida cómo procesando también lo que habían dicho.

—Carolina Lane, por favor... —insistió el viejo ese.

—Yo... debe de haber una equivocación—dije al fin.

—No la hay —respondió el hombre—Ha sido una hermosa noticia para la manada.

—No, yo no estoy embarazada —insistí.

—Claro que si. —sonrió. Me puse en pie con dificultad. —Tu bebé será una salvación para nosotros, podremos liberarnos.

—Carolina, ¿estás bien? ¿Por qué no me dijiste? —Gadreel se acercó y me sostuvo del brazo.

—No estoy embarazada —le dije, odio que no me crean. —Seguro les dieron una información falsa.

—No es así.

—¿Carolina? —ahora fue Kayler, se puso de pie y vino hacia mi. —¿Que está pasando?

—Nada —dije inmediatamente.

—Si Carolina está embarazada créanme que no es de la manada porque el padre soy yo —respondió Gadreel.

Embarazándome del lobo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora