Capítulo 16: Arrepentimiento

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Desperté sintiéndome el cuerpo un poco extraño, estoy algo adolorida de la cadera y también algo cansada. A mi lado la cama estaba vacía, Kayler no estaba, cosa que agradecí. Recordé lo que pasó anoche y lo débil que fui así que no quiero ni verlo a la cara. Sin embargo, me gustó. Estar con Kayler de nuevo me hace sentir viva. Me puse en pie y fui directo a la ducha para bañarme, quiero estar limpia. Lavé mi cabello, me enjuagué toda hasta que salí. En la habitación busqué algo de ropa informal para ponerme: pantalones holgados, camiseta mangas cortas, tenis blancos. Peiné mi cabello rubio y lo amarré en una coleta alta. Bajé a la cocina para hacer el desayuno, pero, sorpresa, Kayler estaba en esas. Iba sin camisa, solo con unos pantalones de pijama, su cabello va despeinado. Se ve muy bien.

—Ah, hola, cariño, despertaste —se me queda viendo—Y veo que ya te duchaste.

—Si... venía por el desayuno —le hice saber acercándome. Escuché el televisor encendido así que supuse que Kylie estaría viendo caricaturas.

—No te preocupes, ya lo hice yo —me sonrió de lado—Hueles muy bien —se acercó queriendo darme un beso pero me aparté.

—Kayler...

—Está bien. ¿Tienes hambre?

—Más o menos.

—¿Piensas salir hoy?

—Tal vez —me limité a responder mientras me siento en el comedor.

—Iré por Kylie —dijo, saliendo de la cocina. No sé cómo sobrellevar esto y no tengo idea de cómo actuar con el ahora que hemos estado haciendo el amor dos veces. No quiero confundirlo más de lo que está. Y tampoco quiero confundirme a mi, esto solo nos daña. —Listo. —aparece con Kylie de la mano. La niña se sienta en la silla a mi lado, me siento incómoda.

—Buenos días, Carrolina—saludó. Para ser hija de Piper la niña es muy educada.

—Buenos días, Kylie —respondí, fingiéndole una sonrisa. No voy a ser hipócrita tampoco. Kayler nos sirvió el desayuno a las dos. Esto no puede ser más incómodo.

—Hmm bolitas de carne, mis favoritas.

También es el desayuno favorito de Carolina —dijo Kayler a lo que yo rodé los ojos. Desayunamos en silencio y tranquilos.

—Papi, ¿me llevas a pescar hoy?

—No lo sé, Kylie, veremos.

—Por favor, quiero que me enseñes a pescar. El tío Elías es malo haciéndolo.

Miré a Kayler para saber cuál era su reacción al saber sobre Elías. Pero este estaba como si nada, como si no le afectara en absoluto que otro hombre hiciera cosas de padre e hija con su hija.

—Está bien, iremos. Solo si Carolina viene con nosotros —dijo.

Fulminé a Kayler con la mirada por imprudente.

—¡Por favor, Carolina, ven con nosotros! —me zarandeó el brazo.

—Está bien, esta bien, iremos.

—¡Siii! —chilló.

Terminé de desayunar así que me dediqué a lavar los platos mientras Kayler Brown sacaba el bote del garage. Genial, ahora tendré que ir de pesca con ellos. ¿A que hora vendrá Anne? Estoy muy desesperada.

Salí de casa y me dirigí al muelle, la niña iba con su ropa de pesca y hasta con un sombrero. Llevaba su caña de pescar y un balde donde había carnada. ¿En que momento buscaron todas esas cosas? Kayler metió el bote al agua y subió a Kylie. Me quité los zapatos y subí al bote también. Justo cuando me había duchado temprano, si hubiera sabido antes me hubiera duchado en el lago. Se ve el agua tan fría.

—En primer lugar tienes que poner la carnada aquí —le dice Kayler, enseñándole como meter la carnada en el anzuelo—Para que el pez pueda atraparlo y ¡zaz! Lo pescamos, ¿entiendes?

Ella asintió.

—Carolina, toma esta —me dio una caña de pescar con la carnada ya puesta. —Almorzaremos pez —bromeó.

Tomé la caña de pescar sin chistar y la zambullí en el agua. Kylie hizo lo mismo, se ve entusiasmada.

—¿Estás bien? —me susurró Kayler, sentándose a mi lado.

—Muy bien.

—Lamento que tengas que hacer cosas que no quieres hacer. Sé que es incómodo para ti —murmura.

—Es bueno que lo tengas en cuenta.

—Admiro tu valor.

—No es fácil, créeme. Sin embargo, siento que es algo que tengo que hacer. Así no me quedaré con las dudas y podré tomar una decisión adecuada en un futuro —admití.

—¿De que decisión hablas?

—Aún no te sabría decir.

—Me vas a dejar, lo se —espetó, partiendo en dos la caña de pescar. Lo miré con horror.

—¿Que haces?

—Esto es inútil —se pone de pie, haciendo que el bote se tambalease.

—Siéntate —lo tomé del brazo y lo obligué a sentarse. —No es momento para que hagas dramas. —Kayler se llevó las manos a la cara, se ve frustrado y triste. Ahora me siento culpable yo.

—¡Papi, tengo uno! —chilló Kylie. Kayler le ayudó a sacar la caña con el pez, en efecto, Kylie pescó uno grande. —¡Lo hice!

—Dame esos cinco. —padre e hija chocaron los cinco. Mi caña se movió, yo también agarré uno. Subí el anzuelo enseñándoles mi pez. —Vaya, Carolina también tiene uno.

Tiempo después estábamos cansados de hacer lo mismo así que volvimos a la orilla en el momento en que un auto se estacionaba frente a la casa. No conocía el auto así que me sorprendió. ¿Será Anne? Sin embargo, una cabellera rubia saliendo del asiento copiloto me confirmó que no era Anne sino mi madre.

—No puede ser —baje del bote, me puse los zapatos de inmediato y corrí hacia mamá como una niña chiquita.

—¡Carolinaaaa! —gritó ella también viniendo hacia mi—Que falta me has hecho.

—Te extrañé —la abracé con fuerza—¿Como te fue en tu luna de miel? Te ves radiante.

—Perfectamente, fuimos a muchos lugares hermosos. Ya te contaré —miró detrás de mi—Vaya, tenemos vista. ¿La niña es...? —quiso saber.

—Kylie.

—¿La hija de Kayler? —se sorprendió. Ella sabía obviamente.

—Si.

—¡Pero qué linda...! —mamá me pasó de lado y se fue casi corriendo hacia donde estaban Kayler y Kylie.

—Hola, Carolina —me saludó Mike.

—Hola, Mike, ¿que tal todo?

—Perfectamente. Cuidé a tu madre todo este tiempo —informó.

—Más te vale, Mike, más te vale.

Ambos miramos como mamá cargaba a Kylie en sus brazos, la niña se reía con ella. ¿Desde cuando se tienen tanta confianza? No me lo puedo creer, se supone que es mi madre y que debería estar conmigo. La extrañé todo este tiempo y parece que ella a mi no. Me crucé de brazos sintiéndome indignada porque mamá siempre ha preferido a otra gente que a mi.

Kayler se acera así que yo me voy dentro de la casa. ¿Desde cuando soy tan celosa? Parezco niña chiquita. Mi celular sonó en una llamada, es Anne.

—¿Qué pasó? ¿Ya vienes?

—No puedo, estoy en casa haciendo algunas cosas. ¿Puedes hacerlo tu? Solo toma el cepillo de dientes de Kylie y tráelo. Nos iremos directo al hospital desde aquí.

Mordí mi labio inferior dudando.

—Está bien, ya llego. —corté la llamada y subí rápidamente las escaleras hasta llegar a la habitación que usaban Kylie y Kayler. Fui al baño en donde habían dos cepillos de dientes, uno grande en color negro y otro chiquito en color rosa. Tome el de Kylie y Kayler porque más vale prevenir. Salí del baño y de la habitación.

Tengo que terminar esto de una vez por todas.

Embarazándome del lobo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora