Capítulo 3: Malas decisiones

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En cuanto Kayler se dio cuenta de que lo miré caminó a paso rápido hacia la entrada de la casa.

—Kayler está aquí —le hice saber a Gadreel, pero este no reaccionó sorprendido, lo cual me dio a entender otra cosa. Me quedé quieta y lo miré—... lo sabias, sabias que Kayler estaba escuchando todo.

—Carolina, es momento de que ese idiota te deje en paz de una vez por todas. Lo único que te hace es daño. Es mejor que se entere que te desharás de él.

Rodé los ojos y me dirigí a la puerta, Kayler ya venía entrando.

—¿Que estás haciendo aquí? —espeté pero Kayler me pasó a un lado y fue directo a la cocina en busca de Gadreel.

Mierda.

Me apresuré a llegar, Kayler le dio un fuerte golpe a Gadreel que lo hizo caer.

—No voy a permitir que engañes a Carolina, imbecil, y tampoco voy a permitir que la alejes de mi lado.

—¡Que degenerado! —exclamé— El único que me alejó de ti fuiste tu. —le reclamé. Kayler se mostró dolido todo el tiempo, se ve que estaba cansado y que necesitaba amor o afecto, se notaba en su aspecto. Solo por ese momento mis muros se bajaron y, al verlo así tan mal, le di un fuerte abrazo. Kayler no dudó en corresponderme el abrazo, estar en sus brazos me hizo sentir viva de nuevo, mi cuerpo extraña al suyo, extraño su olor, su pelo, todo de el. No sé por qué lo abracé, estoy tan confundida. Lo escuché sollozar en mi cuello, me dolió verlo así de mal, de quebrado, ni siquiera le importó romperse frente a Gadreel, quien al ver la escena salió de la cocina echando humo.

¿Por qué las cosas tuvieron que ser así? ¿Por qué? Si éramos tan felices.

—No me dejes —susurró, me abrazaba como si temiera soltarme, como si supiera que si me soltaba ya no podría sostenerme. Tragué grueso ante sus palabras—Carolina, yo te amo, solo quiero estar contigo. No duermo, no como, no hago nada si no estoy contigo, lo único que quiero es tu perdón. Es lo único que deseo en estos momentos. —sollozó más. Pareciera un niño chiquito, me hizo sentir mal, me hizo sentir vulnerable, me hizo sentir que la mala era yo. Pero no era así, el cometió muchos errores, la vez que cuando pensó que Rafael y yo tuvimos relaciones el se fue sin dejarme explicarlo... cosa que fue duro para mi porque fue producto de una violacion y no estuvo para mi.

Cerré mis ojos porque recordar esos tiempos me duele.

Me separé de Kayler de inmediato.

—Perdón, no sé por qué te abracé —admití— fue un impulso nada más.

—Tu cuerpo, tu alma me piden, Carolina. Tampoco puedes estar sin mi, juntos nos complementamos, nos necesitamos para vivir —me dice, no lo miré. —Por favor... con esto me haces sentir amado, aún me quieres, lo sé. —elevó su mano y acarició mi barbilla, elevando mi vista. Sus ojos estaban rojos, aún así se seguía mirando sexy el muy... arrogante.

—Puede que sea cierto pero como podrás haber escuchado hace unos minutos haré lo posible para que eso ya no siga siendo así, me liberaré.

—Jamás —apretó mi mandíbula y se acercó a mi de forma salvaje—¿me oyes? Jamás podrás deshacerte de mi, eres mía y eso nunca cambiará.

—No puedes evitarlo.

—Claro que puedo. —sonrió malévolo—Inténtalo y te darás cuenta de que fue en vano. Yo no me daré por vencido, Carolina, sé que volverás conmigo —me tomó de las caderas y me sentó en la encimera, abrió mis piernas y me acercó a su cuerpo ferozmente. —Porque no puedes resistirte a mi. —susurró en mi cuello—Ya que quieres jugar sucio también lo haré, cariño, luego no te quejes también. —me dio un beso en la mejilla, pensé que me lo daría en los labios pero no. El idiota me dejó con las ganas, me dio una ultima mirada y se fue.

Sentí un vacío cuando se fue pero también alivio porque si seguía no se que hubiera pasado. Busqué a Gadreel en la casa pero no estaba, seguramente se fue para no sentirse mas mal todavía. Solo espero que vuelva pronto.


Por la noche tomé mi carro y fui al pueblo, necesito abastecer mi cocina, casi no tengo nada. También necesito un empleo urgente, no puedo seguir en esta situación. Cuando llegué al supermercado tomé un carrito y fui metiendo las cosas necesarias. Cuando salí y metí las bolsas en el carro me encontré a un grupo de chicos en una esquina.

Pude reconocer a Kayler entre uno de ellos. ¿Acaso me está siguiendo? No me sorprendería. En ese momento llegaron tres chicas, usaban minifaldas y tops, estaban casi desnudas. Sentí rabia cuando una de ellas se acercó a Kayler y le dio un abrazo, pero más rabia sentí cuando Kayler la tomó de la cintura y la acercó más a él. La mirada de Kayler se dirigió a mi.

Me está molestando, lo sé. Encendí el coche y arranqué, Justo donde estaban ellos. Cuando se dieron cuenta se apartaron del camino, no le iba a dar el gusto de verme mal.

Es un idiota, ¿piensa que actuando así yo volveré con el? Aunque en el fondo quiero volver y reclamarle por haber tomado así a esa tipa.

Respira, Carolina, respira. Manejé tranquila hacia casa cuando el enojo ya me pasó, cuando llegué miré a Gadreel en la entrada. Estacioné el coche y salí. Iba sin camisa, solo con pantalones y botas militares.

—¿Gadreel? —llamé su atención porque estaba de espaldas. El chico se giró y me sonrió de lado, pero fue una sonrisa triste.

—Carolina, te estaba esperando.

—¿Por qué te fuiste así?

—Necesitabas estar sola con él.

—No era necesario que te fueras, no pasó nada —me rasqué la nuca nerviosa.

—Lo se, se que eres muy rencorosa y no darás tu brazo a torcer así por así. Por eso quiero proponerte un trato —me tomó de las manos—si en realidad estás dispuesta a olvidarte de Kayler Brown y de tu parte loba hay una oportunidad de hacerlo.

Tragué grueso.

—Solo tienes que esperar a la luna llena al final del mes, haremos que seas libre de nuevo.

—¿Haremos? —quise saber.

Asintió.

Entonces miré al cielo, donde varios ángeles caídos sobrevolaban la casa. En ese momento me cuestioné si estoy segura de confiar en ellos porque Ángeles caídos son demonios y los demonios no tienen sentimientos, son expertos en seducir y decir mentiras.

—¿Quienes son ellos?

—Mis hermanos. —respondió—Están de mi lado ahora. ¿Estás dispuesta?

No dije nada porque aunque una parte de mi quería olvidarlo y largarme de aquí siendo libre al fin otra parte no quería hacerlo, esa parte solo quería correr donde Kayler y volver con el. La pregunta era: ¿a qué parte le haría más caso?

Embarazándome del lobo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora