Capítulo XVIII

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Después del secuestro de Mateo…

Casa de la familia Kozlov.

Giotto.

La noche de amor y pasión que tuve con Alexia, había quedado en el olvido, cuando recibí la llamada de mi madre. No sabía cómo sentirme y solo quería que mi hijo volviera a casa.

Se supone que estaba en el lugar más seguro de toda Europa, pero fue donde se los serví en bandeja de plata.

Llegamos a la mansión de mi madre, que parecía una escena de guerra. Todo estaba demasiado silencioso. Me desabrocho los botones del saco gris que llevaba dejando a la vista la funda con mi arma. Mis guardaespaldas venían al lado de Luk y yo.

Inspeccionaron el salón y dicen que podemos continuar.

—Joder, ¿pero qué es todo esto? —la voz de Luk, sonó angustiada.

Miro hacia donde él veía y siento mi corazón detenerse.

Había sangre en las paredes y esparcidas por todo el suelo, las escaleras que llevaban a las habitaciones, era un mar rojo.

Saco mi arma de la funda y con desespero camino hacia la sala.

Arya al verme sale corriendo para abrazarme mientras está sollozando, Repaso a cada uno de los que estaban aquí, pero nadie más está herido. Guardo mi arma antes de abrazar a mi madre.

—¿Tía, qué pasó con los demás? —pregunta Luk.

—Solo nos dejaron una nota en sueco, pero no sabemos qué dice —frunzo el ceño—. Son las personas de las que Alexia estaba huyendo —mi madre me abraza con fuerza mientras él vuelve a hablar—. Se aprovecharon de que Alek y Ryan no estaban aquí. No pensé que vendrían a buscar en la casa de un mafioso. Perdóname, hijo. Secuestraron a tu hijo por mi culpa.

—¿Dónde está Mateo? —la voz de Alexia, me detiene el corazón, el sollozo de Arya en mis brazos, me hace tensarme—. ¡¿Demonios, en donde está mi hijo?!

Arya se separa de mí, viéndome con dolor.

—De verdad lo siento mucho, Alexia —mi madre llora con más fuerza—. Yo no sabía que esto podía sucederle. Lo había llevado a su habitación para que durmiera, pero hubo un enfrentamiento que me impidió volver a él… secuestraron a Mateo.

Ella ahoga un grito y cae al suelo sentada, voy corriendo hacia ella que me ve aterrorizada.

—Giotto… mi bebé… —empieza a llorar—. Nuestro hijo se lo ha llevado, mi amor. ¡Se han llevado a mi hijo!

—Tranquila, pequeña. Todo estará bien —trago el nudo que tengo en la garganta—. No te preocupes por nada.  A nuestro hijo no le pasará nada, mi amor.

Beso su frente mientras la abrazo con fuerza y la consuelo.

—¿En dónde está el guardaespaldas de Mateo? —pregunta Luk.

—El chico ahora mismo está en la puerta de su habitación sin vida —responde Aleksandr, llegando a la sala.

Me quedo en silencio mientras Alexia llora con desespero. Mi mundo y mi vida se detienen. Las dos únicas personas por las que daría la vida, hoy están nuevamente sufriendo.

Mi hijo, una criatura pura que no tenía nada que ver con esto… Se llevaron de su casa a mi pequeño.

La sangre me hierve, dejo a Alexia en manos de Sarah, tomo por el cuello a Aleksandr y lo empiezo a ahorcar.

—¡Giotto, basta! —Luk intenta alejarme de él.

—¡Hijo de puta, esto es tu culpa! —presiono con fuerza su cuello—. Te lo dejé en tu casa un segundo. ¡Solo debías cuidarlo una vez y se lo llevaron! —lo veo como intenta respirar, pero no se defiende—. ¿Por qué mi familia tiene que sufrir por la falta de guardaespaldas en la casa de un mafioso?

El EmpresarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora