Capítulo V

560 31 3
                                    

Hospital Alt Er Fint.

Una semana después...

Nada ha cambiado con Alexia.

Ella había salido de la UCI hace dos días, tuvo una convulsión y estuvo en estudios mientras descubrían la razón, pero al parecer no hubo nada malo en ella.

Fue un rechazo de un medicamento que se le dio y tuvo esa reacción.

Ya no tiene el tubo que salía por su boca para ayudarla a respirar, solo le queda la mascarilla porque a Alexia se le olvida respirar. Las máquinas conectadas a su pecho fueron quitadas y solo sale una vía de sus manos que es donde le pasan el tratamiento.

Pero ella sigue sin despertar.

Ese es el problema.

Ella está en una habitación privada donde he podido cuidarla gracias a Alek y a Ryan que son los dueños del hospital. Los padres de Alexia me desprecian cada día que pasa y me echan la culpa de lo sucedido, pero no es toda mi culpa como tal. Alexia está siendo perseguida por enemigos de su familia.

Recuerdo haber ordenado la muerte de Jasper, así que no sé quién podría ser su enemigo ahora. Me siento tan miserable al saber que ella y mi hijo corrieron tanto peligro sin mí...

—Mami está durmiendo todavía —miro a mi hijo haciendo pucheros—. ¿Ella está cansada y por eso duerme mucho?, ¿no tendrá hambre? Hay que comer.

Siento una punzada en mi corazón al verlo tan preocupado, me agacho hasta quedar frente a él y poder hablarle.

—Sí... mamá está muy cansada y está reponiendo energía todavía —suspira ante mi respuesta—. Después que salga la señorita podrás hablar con mamá y decirle lo que le prepararas para que coma cuando despierte.

—¿Eres mi papá? —pone sus manitos en mis mejillas, haciendo que un nudo aparezca en mi garganta—. Mami dijo que eres mi papá, pero es un secreto.

Alexia...

—¿Por qué es un secreto? —acaricio sus manitos.

—Porque hay gente mala buscando a mami y dijo que vendrías a salvarnos —sonríe—. Nos salvaste, papi.

—Sí, campeón... soy tu papá y los cuidaré a los dos de todos los malos —digo con voz temblorosa, lo abrazo fuertemente.

Lo escucho hablando de muchas cosas mientras me abraza y pienso en el hijo de puta que intentó quitarme a mi mujer. Sé que lastime a Alexia, sé que la hice sufrir y reconozco que por lastimarla me escondió el hecho de que Mateo fuera mi hijo, pero le agradezco que le hablara de mí y no le ocultara a él que yo era su papá.

—¡Suelta a Mateo! —la voz del padre de Alexia se escucha por la habitación—. ¿Quién te dio el derecho de tocar a mi nieto?

Dándole una sonrisa dejo de abrazar a mi hijo, él tenía su rostro lleno de miedo al ver a Thomas. La enfermera iba a salir de la habitación, pero le hice una seña para que no se fuera.

—El derecho me lo dio Alexia al convertirme en padre —respondo, poniéndome de pie—. ¿Puedes dejar de dar estos gritos cada vez que me ves? El hecho de que Alexia ahora está dormida, no quiere decir que harás lo que te dé la gana.

—¡Tú a mí no me vas a decir que hacer! —vuelve a gritar.

Fui demasiado amable con esta gente y me he arrastrado por respeto, pero ya es suficiente de menospreciarme.

—Esperarás aquí con ella, campeón —miro a Mateo—. Ve con mamá y dile como te estás portando estos días, ¿puedes?

—¡Sí, le diré a mami que hablé con papi! —me sonríe y va corriendo hacia la cama de Alexia.

El EmpresarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora