Capítulo XII

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Con mucha dificultad para mantener la compostura en la situación, estuve serio. Más que todo para que no fueran a tomar represarías en April. Estoy empezando a creer que sus celos son hermosos y dedo admitir que es primera vez que eso sucede.

¡Joder, como quiero besarla y hacerla mía!

Subimos al departamento y con las malas miradas y actitudes de sus padres, entraron a mi casa. Alexia si pasara por la calle jamás se sabría que es una princesa. Lleva un hermoso vestido de verano verde, unas sandalias marrones y su cabello estaba trenzado hacia la derecha.

Se veía adorable y perfecta. Aun teniendo las marcas que dejó el atentado, me parecía la mujer más hermosa del universo.

Había mandado a limpiar el departamento esta mañana cuando me enteré de que ella vendría aquí. De acuerdo con lo que me informó Sarah, ella no quería que Mateo estuviera separado de sus padres. Quería enseñarle lo que significa la familia y tuviera la presencia paternal y maternal juntos en un mismo lugar. No era necesario que nuestro hijo siga compartiendo en lugares diferentes con sus padres, teniéndonos cerca.

Estoy un poco confundido con las decisiones de Alexia, más que todo por como me trató hace unos días, pero no diré absolutamente nada, ya que quiero tenerlos a los dos en casa.

—¿Te quedarás con ese hombre después de todo lo que te hizo? —pregunta su padre con voz neutra.

—Es el padre de mi hijo y no quiero que Mateo se confunda. No ahora que está pasando tiempo con él —responde, mirando a mi amado perro.

—¿En dónde quedó todo lo que hablamos, Alexia? Se suponía que tú estabas molesta y dolida con él —vuelve a cuestionar a Alexia.

—Mateo es su hijo, papá —lo mira obvio, tomando asiento en el sofá—. Lo que yo sienta por Giotto no tiene nada que ver con la relación que ellos dos deben tener. Quiere ser parte de la vida de Mateo y sí, mientras estuve internada en el hospital ellos estuvieron juntos, pero eso no quiere decir que voy a quitárselo. No sé qué sucedió estos dos años, pero tampoco conozco a mi hijo como antes. Muchas de las cosas que hago son porque me lo ha dicho Sarah. También quiero compartir con él en un lugar seguro.

—Regresa a casa y estarás a salvo —ella se ríe de lo que dice—. ¿Qué es lo gracioso en eso?

—Yo no tengo memoria de lo que sucedió estos dos años, pero Sarah sí. Así que dejemos de jugar este juego, papá —lo mira con frialdad—. He tomado la decisión de quedarme con Giotto y como no soy la misma niña de antes, respeta mi decisión. Mi hijo se queda donde esté su madre. No estoy segura en el palacio por culpa de tus enemigos o no sé qué. Procuren no acercarse mucho ni a Mateo ni a mí porqué la seguridad de nosotros va primero antes de cualquier título real.

—Te dejaste lavar el cerebro con un poco de amor —habla con decepción.

—Quiero un lugar seguro para mi hijo y no tenerlo encerrado en una habitación como si fuera un preso. Cuando las cosas mejoren, Mateo y yo podríamos regresar a Finlandia, pero por ahora, nos quedamos con Giotto —suspira cansada—. ¿Pueden irse? Quisiera descansar un poco.

Me mantuve en silencio mientras veía como mi sexy mujer ponía en su puesto a su familia. Me parecía la mujer más hermosa, siendo una increíble y preocupada madre, que mi corazón saltaba de alegría.

Bajo la cabeza aguantando la risa porque hace dos años, era un patán en persona. Las situaciones de la vida te pueden dar una sacudida de 180 grados y hacerte empezar de cero. Eso me sucedió a mí con la partida de Alexia y el saber que no podía acercarme a ella.

Alexia es la única mujer que he amado de esta manera tan profunda y sincera.

***

Mateo estaba instalado en su habitación jugando con su hermano menor, Chuleta. Sarah se estaba mudando al departamento de abajo y Alexia se encontraba comiendo unas uvas, porque tenía molestia en el cuerpo y para calmar el dolor, decidió comer.

El EmpresarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora