Capítulo Nueve

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Eleanor se despertó porque notaba como si alguien le asfixiase y le estuviese apretando el cuello.
No te rindas ahora ―escuchó.
Sin embargo, ella notaba que le faltaba más el aire y comenzó a toser.
Si lo haces, serás una cobarde.
―Al menos podremos vernos después de mucho tiempo.
No digas tonterías y respira. Tienes que aguantar hasta que Tristán te saque de aquí.
Sin embargo, ella tosió y comenzó a rezar para que la Virgen de Altagracia la llevase al lugar donde quería. Y sabía que ese lugar era hermoso.
Tras varios segundos más, ella se quedó relajada y pensó en los buenos momentos que pasó con Alejandro e incluso con su prometido. Fue cuando se preguntó en donde se había metido. Y sabía desde hace mucho tiempo, que ese lugar al cual quería Tristán que perteneciese, no era su lugar. Su lugar después de denunciarlo fue reconciliarse con su fe y pedir perdón a todos los que hizo daño. Hasta que lo logró y tuvo la fe suficiente para llevarle un ramo de flores a su único amor antes, durante y después de Tristán.
Sigue respirando.
―Espérame amor mío. Alla voy y podremos vernos.
Fue cuando ella cerró los ojos y dejó de pensar en todo lo que estaba por llegarle. Solo esperaba que se encontrase allí con los suyos y con él. Y mientras que tenía su último aliento, ella rezó mucho para que Dios no le abandonase. Como también, le pidió que no desamparase a Carlos cuando supiera toda la verdad. Que no había fallecido hasta en esos momentos. Al igual que a sus padres.

Él se despertó tras tener varias pesadillas. Verse en la cárcel nuevamente le hacía tener la fuerza para poder vengarse. Pero fue ver a ella detrás de las rejas que le hacían prisionero, lo que no llegó a entender a que se debía esa pesadilla.
Miró el reloj de su muñeca y era casi las diez de la noche. Fue cuando se acordó que había enterrado viva a Eleanor y que no había dado la orden de sacarla.
Se percató que estaba lloviendo y salió rápidamente de la cama para ir a buscar a Eleanor. De la cual se había olvidado, pero no del todo.
Él salió corriendo de la habitación y les ordenó a sus hombres que le ayudasen a desenterrarla. Pues se había quedado dormido durante todo el día.
Tristán comenzó a cavar, mientras que esperaba encontrársela viva. Pero tuvo una sensación muy rara. Algo que le daba muy mala espina.
Cuando logró desenterrarla, vio que estaba muy quieta. Sus ojos parecían relajados. Por lo cual, la sacó rápidamente y comenzó a hacerle la respiración del boca a boca. Sin embargo, ella no daba respuesta de vida. Pero no paró. Continuó mientras que se percataba como Caleb le acechaba con la mirada. Sabiendo que le estaba diciendo que estaba mal lo que había hecho.
Ella volvió a respirar un poco. Pero volvió a quedarse nuevamente dormida.
―Caleb llama al médico. Necesito que venga lo antes posible para que la observe.
―Llegará demasiado tarde.
―¡PUES HAZ QUE NO LO SEA! ―gritó finalmente Tristán.
Después, la cargó en sus brazos y se la llevó dentro de la casa para poder entrarla en la cama.
Cuando llegaron a la habitación, él la puso encima de la cama y comenzó a lamentarse. Solo le quedaba que el medico hiciera algo para emendar el error que había cometido.

Ella estaba muy relajada. Esa paz le hacía sentir viva. Mas aun cuando estaba junto a él.
Por unos momentos, ella abrió los ojos y vio que estaba en un lugar blanco y hermoso. Tanto que notó su paz interior.
Eleanor notó un sopló y vio caer sobre ella una pluma. Y junto a ello, recibió un beso que le dejó sin aire.
Ella le miró y vio a Alejandro ante ella. Fue cuando supo que estaba junto a él en ese paraíso del que tanto habían hablado. Pues se dio cuenta que está en el mismo plano espiritual que su amor.
Alejandro dejó de besarla y ambos se miraron con el mismo amor que cuando se conocieron. Tanto que a ella se le cayeron algunas lágrimas por las mejillas.
―Tranquila Reina. Esta todo bien.
―Nunca pensé que llegaría este día ―dijo ella emocionada.
―Lo sé. Te he echado de menos. Pero nena, aún no ha llegado tu momento. Te queda mucho que cumplir.
―Entonces, ¿esto es solo un sueño?
―No. Es producto de tu coma. Uno que te ha creado..
―.. Tristán.
―Así es. O era eso, o te dejaban morir. Y tú sabes que él no iba a permitir que te murieses tan rápidamente sin sufrir lo que Tristán sufrió en la cárcel. Por eso estas ahí junto a él.
Sin embargo, ella no le dijo nada. Pues estaba muy feliz de ver nuevamente a la persona que amó.
―Te vuelvo a decir que luches por tu vida. Pero no hagas nada que no contradiga a ese hombre. Solo espera la oportunidad de que todo se ponga a tu favor y podrás hacerlo.
―¿Y si él quiere tocarme? ―preguntó ella.
―Invéntate cualquier excusa. Te dije que eras muy lista pero también muy ingenua cuando te conocí. Ahora utiliza el aprendizaje de Mateo para ser una superviviente de este patán.
―Sabes que no puedo irme, Alejandro. No quiero irme de este paraíso en el cual estoy y me encuentro feliz.
―Debes hacerlo. Tenías planes de casarte y así será. Recuerdas lo que un día te dijo esa mujer a la cual consultaste. Te esperan muchos cambios y lo hiciste. Pero te vendrá una persona adecuada para tu vida mientras que dejes el pasado atrás. Y era una persona maravillosa. Y lo es. Yo lo observo todo desde aquí arriba.
Él hizo una pequeña pausa. Entonces, ella supo que él tuvo razón en algún momento de su vida. Aunque todo se volviese en esos momentos en su contra.
―Tú has soltado el pasado. Pero tienes que alejarlo Eleanor. Si no lo haces tú, jamás recuperarás tu vida.
Ella volvió a besarle. Lo menos que quería era irse de su lado. Mas aun sabiendo que en su vida estaba Carlos y que seguramente estaba buscándola para poder por fin acabar con toda esa falsa de Tristán.
―Vuelve y enfréntate al pasado. Tu futuro es mucho mejor. Y sin mí, recuérdalo. Ya llegará el momento para que estemos juntos Eleanor. Y aquí hay paz para dar y recibir.
―¿Te estas despidiendo de mí?
―Sí. Es solo un hasta luego. Cuando menos te lo esperes, nos volveremos a ver. Y me volverás a agradecer lo que tu destino te tenía predestinado.
―Si es así, bésame por última vez Alejandro.
Entonces, él la besó y no midieron el tiempo. Pues ambos sabían que esa era su despedida. Al menos hasta ahora.
Sintiendo esa paz, Eleanor se aprovechó de ese único beso. Uno que le gustó a pesar de que había pasado mucho tiempo.

Tú. Mi PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora