Capítulo Quince

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Tras tres largos meses, Eleanor volvió a tener su identidad y no tuvo contacto alguno con Tristán. Parecía ser que se le había tragado la tierra en ese tiempo. Hasta que un día vio junto a su padre las noticias de las tres y vio que al sur del país intentaron de atraparlo. Como si él quisiera hacerle saber que estaba aún ahí.
Tras recuperar su identidad a las pocas semanas, Eleanor comenzó a ir nuevamente al psicólogo. Un buen amigo de su padre. Uno que le había sacado de una anterior depresión que había tenido tras romper y tener el juicio con Tristán. Pero también le ayudó a sanar la soledad y el vacío que tuvo tras la muerte de Alejandro mientras que estaba con su ex. Algo que nunca había sentido y en el cual se había refugiado en un amor que no sentía. Tristán fue solo su diversión. Sin embargo, esa diversión le costó muy caro con su dignidad y la muerte de su verdadero amor.
Cada mañana, Eleanor salía a pasear o al supermercado. Y no lo hacía sola. Lo hacía junto a hombres de confianza de Carlos. Los cuales vestían de ciudadanos. Así no llamarían tanto la atención por si Tristán volvía a sus vidas.
Francisco Javier Mendoza, el padre de Eleanor; convenció a su hija para que trabajase junto a él en su empresa de construcción. Así tendría la cabeza en otro lugar. Por lo que ella estuvo de acuerdo.
Tristán en cambio, continuó pensando en cómo llevarse a su esposa mientras que continuaba con sus negocios dentro y fuera de su vida social. Sin embargo, su obsesión por Eleanor lo volvía cada vez más loco y hacía que sus planes hacia su futuro con ella fueran fríos. Pues quería seguir viéndola humillada para él.
Carlos apoyó mucho a Eleanor y la sacó de la casa para que no llegase a pensar en lo que le había sucedido. Incluso le ofreció a que se fuera a vivir con él a su departamento. Cosa que no aceptó de momento.
Aquel viernes, Eleanor se levantó para desayunar junto a sus padres. Sin embargo, cuando llegó al salón; se topó con Carlos sin querer. Ese día había escogido un vestido de color azul cielo con estampados de flores blancas en la falda y unos zapatos de tacón de color negro. Por lo que, su prometido se había quedado sin palabras al verla.
Ambos se dieron un breve beso y después se sentaron a desayunar.
―¿A qué debo tu visita amor? ―le preguntó Eleanor a Carlos.
―He venido a buscarte. Tengo un plan y una sorpresa que te van a gustar ―le respondió él.
―¿Qué plan y que sorpresa?
―Tú lo has dicho. Todo es una sorpresa.
―Vale.
Ella comenzó a desayunar y no dijo nada.
Carlos comenzó a hablar con su padre de sus negocios y él le dijo que quería formar parte del proyecto que ambos estaban haciendo. Sin embargo, Eleanor le recordó su puesto de trabajo y olvidaron el tema.
Cuando terminaron de desayunar, Carlos y Eleanor se marcharon. Donde ella sintió la paz que no había sentido desde que soñó por última vez con Alejandro. Él no había vuelto desde hacia esos tres meses.
Carlos paró ante la ermita de la cual Eleanor era muy devota de su Virgen al cabo de media hora. La Virgen de Altagracia.
Ambos salieron del coche y entraron en la ermita cogidos de la mano demostrando su amor.
Dentro, se acercaron a la virgen y ella sintió más paz de lo que ya sentía. Incluso más que cuando iba al cementerio a ver a sus familiares o a Alejandro. A quien se imaginaba durmiendo hasta el día en que se volvieran a entrar en el reino de los cielos.
Ella le rezó y Carlos la miró mientras tanto. Donde se percató que su fe seguía intacta a pesar de lo que pasó.
Eleanor volvió al lado de su prometido al cabo de unos minutos y él hizo que ella le mirase a la cara.
―Sabía qué hacía mucho que no venias aquí y hoy me he dado cuenta que no has perdido la fe con lo que te ha pasado.
―Sabía que no tenía que perderla.
―Por eso te he traído aquí. Para jurarte ante la Virgen de Altagracia que nos vamos a casar en unas semanas.
―Carlos, eso es imposible. Recuerda que estoy casada con Tristán. Y mientras tanto no puedo hacerlo.
―Llegas tarde ―Carlos le entregó un papel. El cual ella cogió y comenzó a leer―. Hablé con mis abogados e hicieron que revocasen el papel que Tristán te hizo firmar. Mi padre y yo dijimos que estabas sometida a firmarlo y el juez dio como no valido el papel que tenían en la corte por el abogado de tu ex.
Eleanor abrazó a Carlos y este le dijo en el oído:
―Así que, ponle fecha a nuestra boda nena.
Ella le besó por unos segundos y después le dio las gracias a la Virgen. La cual había sido muy generosa con ella.
Después, ambos se marcharon de la ermita. Sin embargo, ella se percató a lo lejos de la entrada que había un hombre mirándola. Fue cuando ella se quedó pálida al ver el rostro de Tristán.
Eleanor cerró y abrió los ojos por unos momentos. Fue cuando se percató que ya no estaba y que todo era producto de su imaginación. Pues sabía que su mente seguía pensando en el momento en el cual se encontrase con su ex para lo que ella sabía.
Ella entró en el coche y Carlos la llevó a su psicólogo. Pues su madre le informó de ello. Al igual que este le pidió permiso al padre de Eleanor para darle el día libre. El padre de ella se lo dio, porque le había contado los planes que tenía para ella esa mañana. Unos planes que le había contado con lujo de detalles antes que Eleanor lo supiera.

Tú. Mi PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora