CAPÍTULO 21 PARTE II

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ERIKA

Ángel y yo nos dirigimos una mirada de confusión. ¿Por qué se molestó?

La seguimos adentro y nos acercamos a su mesa que ella ya estaba sentada.

— Sara.— la llamo aunque me ignora — ¿Qué te pasa? Ya sabemos que es tu hermano, ¿pero por qué te has enfadado?

— Amor, sabes que puedes contar con nosotros.— Ángel le intenta dar un beso en la frente, pero pasa Daniel chocando su hombro empujandole a un lado.

— ¡Oye!— protesto.

Ni se voltea a verme, así que le sigo hasta el fondo de la clase donde quedaban nuestros asientos.

Ahora es cuando se gira y me mira con una expresión muy borde.

— ¿Y ahora qué te pasa? — intento entenderle pero es imposible.

— ¿Cómo que qué me pasa?— él se hace el ofendido — Llego esta mañana a disculparme y ni siquiera un hola. Dejas que me eche un tío que ni siquiera conoces y haces como si no me conocieras.

— Daniel.— no dejo que siga hablando — Me das miedo. ¿Cómo te has hecho la herida de la muñeca.

No contesta, porque en ese instante entra la profesora Garden de biología a clase y todos nos sentamos en nuestros asientos.

— Se os oye hablar hasta desde el pasillo. — la profesora Garden niega con la cabeza y dirige su vista hacia su alumno preferido que había levantado la mano — Kevin , dime.

Todos se voltean a verle menos los que estamos detrás de él y Kevin sonríe pícaramente pero muy tiernamente haciéndome sonreír como una tonta.

— Profe, que somos muchos. Si todos los profes se pusieran a hablar también se os escucharía.

Sus colegas empezaron a chillar y a silbar como si hubiera metido un gol en un partido y a golpear las mesas.

— ¡Kevin, guapo!— Summer grita por encima de los demás.

Sé que estoy celosa y más cuando Kevin la mira sonriente, pero me contengo las ganas de lanzarle una silla a la maldita rubia.

— ¡Ya está!— la profesora Garden intenta mantener la calma de la clase — Que hay que hacer equipos aleatorios para el trabajo de las células.

— ¿Otra vez? Si eso lo hicimos en primaria.— oigo a algún compañero protestar.

— Esta vez no va a ser el bol con gelatina.— corrige la profesora Garden — Vais a hacer una maqueta, da igual cómo, y luego vais a tener que poner cada parte y sus funciones. Ya no es igual de fácil como en primaria.

Yo sólo cruzo los dedos para que me toque con alguien decente, y si es Kevin mejor, cuando la veo sacar su libreta donde tenía apuntado los nombres.

— Equipo uno: Kevin Wilson, Summer Jones y Ángel Mendoza.

Todos sabíamos que este grupo no había sido elegido aleatoriamente y también nadie se atrevía a protestar porque era Kevin.

— Equipo dos: Erika Scarlett...

Recé de nuevo.

— Erika Scarlett, Daniel Briar y Tea Celestino.

Vi a Daniel sonreír victoriosamente y puse los ojos en blanco. Qué hice yo para que Dios me castigara así.

Busco por la clase a mi otra integrante del grupo y la encuentro sentada en primera fila en la esquina de la clase al lado de la puerta.

¿Cómo nunca me di cuenta de su existencia? Tal vez porque nunca habló o fue pocas veces nombrada, no como yo que siempre me llamaban la atención, y más el profesor Gutiérrez que me tiene manía.

Al final del día, acabando las clases acompañé a Sara a la biblioteca para hacer los deberes. Daniel y Tea también nos siguieron.

— Me ha tocado con el peor equipo, con los que no hacen nada.— Sara enfadada deja caer su mochila al suelo.

— Baja el volumen que estamos en la biblioteca.— intento que se relaje aunque por muy enfadada que esté — Y vosotros dos, ¿qué hacen aquí?

— Hacer los deberes.— Daniel levanta las manos poniendo cara de inocente — Que el de historia ha puesto muchos.

Mi pregunta en realidad iba para Tea, porque con ella nunca nos habíamos hablado y aunque fuera por el trabajo no quedemos en hacerlo hoy, así que me pareció extraño, o tal vez sólo quería conocerme.

La miré y me doy cuenta que desvió su mirada de mí super rápido a otra dirección disimulando.

— Hola.

— H-hola.— me contesta nerviosamente.

— Soy Erika, un gusto de conocerte.— le doy la mano, pero ella sólo se disculpa y se va. ¿Qué mosca le habrá picado?

Daniel se echa a reír estruendosamente y le pego en el hombro porque la bibliotecaria ya nos estaba mirando muy mal.

— Voy a por agua.— Sara se levanta de su asiento— Meja, ¿quieres?

— Sí, gracias.

— Yo voy al baño.— Daniel también se va dejandome sola.

Aburrida doy una vuelta por los alrededores y me entró la curiosidad de abrir la puerta que había al fondo de un pasillo lleno de libros antiguos.

La cerradura estaba abierta y entré, menos mal que la luz estaba prendida, porque se escuchaban unos jadeos que no sabía si eran míos por el miedo a lo desconocido o es que había alguien más o tal vez algún animal.

Ojeé la pequeña habitación, estaba llena de cajas viejas completamente envueltas de polvo.

A mi izquierda había una escalera y asomo mi oreja escuchando más de cerca los jadeos.

Abajo sí que no había luz, así que bajé escalón por escalón cuidadosamente. Sin embargo, me quedé a medias de la escaleras por lo que vi.

Sobre un escritorio estaba Summer sentada encima y Kevin la estaba besando hasta introducir su lengua en su boca como si quisiera alcanzar su garganta.

Chillé de lo inesperado y tapé con mis manos mi boca para ahogar el grito. Pero fue demasiado tarde, los dos habían dejado de hacer lo que estaban haciendo y corrí escaleras arriba sin importarme si me habían visto.

Cerré la puerta para que no me alcanzaran a ver y regresé donde habíamos planeado hacer los deberes.

Justamente llegó Daniel detrás de Sara.

Mi corazón latía a mil por hora, aún estaba asimilando lo que acababa de ver. Ellos dos se morreaban a escondidas y yo como una tonta suspirando por alguien que no debía.

— ¿Por qué estás tan alterada?— me pregunta Sara mientras deja mi vaso de agua encima de la mesa — ¿Soy yo o es que estás teniendo miedo?

Cogí el vaso para bebermelo de golpe y calmarme. Pero inesperadamente Daniel me lo quitó de las manos y se lo bebió entero.

— ¿ Qué haces? ¿Estás loco?

Mi alteración pasó a ira.

— ¿Eres tonto?— Sara también lo insultó — ¿Qué te pasa?

— Lo siento, tenía mucha sed. — saca de su mochila una botella de agua — Toma mi botella, serán mis disculpas.

La deja encima de la mesa y se va.

¿Por qué todo el mundo hoy estaba muy extraño?

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