CAPÍTULO 21 PARTE I

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ERIKA

Ojeé hacia fuera a través de las rejillas de la persiana de la ventana de mi habitación que daba a la calle por enésima vez.

Ningún deportivo aparecía y eso era mejor, pero también me inquietaba porque no era normal. Daniel adrede nunca no iría a recogerme si es lo que quería hacer por mí. Aunque agradecía que no apareciese a pesar de mis nervios, no estaba preparada para verle.

Me decidí al fin y salí a la calle corriendo, tal vez ya me esperaba aburrido en la esquina de alguna calle , algo muy normal para un acosador como él.

Daniel me había provocado de nuevo tantas dudas que ya no sabía si le estaban obligando a seguirme y a tratarme bien en contra de su voluntad o es que era un miembro de la Calavera Sanguinaria que se quería acercar a mí por mi padre que es detective y los investiga.

Solté un suspiro de alivio al llegar a la puerta del instituto y tirarme a los brazos de Sara.

— No sabes cuánto necesitaba este abrazo ahora.— le estiré de los mofletes y ella me miró con sus ojos azules tan radiantes, ojalá tenerlos como ella — Tenía mucho miedo, ya sabes, Daniel.

— Venga ya, si ese tío no tiene huevos.— Sara se rió y me dio una palmada en el brazo — Mira cómo lo dejaste humillado esa vez con lo que le escribiste en la taquilla, eres increíble.

— Bueno, pero eso me llegó a una expulsión. — recordé ese día a la perfección — Pero creo que algo mereció la pena, por lo menos por eso fue más comprensivo conmigo y me ayudó con los deberes.

Las dos escuchamos unos pasos apresurados detrás de nosotras y nos damos la vuelta para ver quién era.

Tardé en reaccionar ya que Daniel se acercaba muy rápido y además había visto su muñeca, estaba vendada. Ni si quiera se molestó en ocultarlo con manga larga, ¿me estaba demostrando adrede que él era mi acosador? ¿Para qué? ¿Para que le tuviera miedo?

— Hola.— Daniel saludó con la otra mano que no estaba vendada — ¿Qué tal? Erika, no pude ir a por ti, lo siento. Como ves, no puedo conducir.

— Aww, ¿ya son novios? — Sara me miró con cara enamorada y yo le lancé una mirada asesina, no estaba para bromas ahora — ¿Qué? Mira qué mono es Dani, ni Ángel lo hace por mí. Aunque bueno, él no tiene coche.

— ¿Erika? — Daniel me llamó al ver que no le respondía — Hola, ¿te has enfadado conmigo? Te lo vuelvo a repetir, lo siento por no ir a recogerte, pero que de verdad no puedo.

Y volvió a enseñarme su mano vendada.

No sabía qué hacer y Sara tampoco entendía nada.

— ¿Erika? — Daniel preguntó por segunda vez.

Se acercó para cogerme de la muñeca, pero di un paso atrás. Nadie podía ayudarme, bueno, eso pensé. Pero detrás de mí apareció una figura mucho más grande y de un empujón tiró hacia atrás a unos cuántos centímetros a Daniel.

— ¿No ves que no quiere hablar contigo? — mi reciente salvador me defendió — Lárgate, o llamaré a un profesor por estar molestando a dos chicas.

Me di la vuelta para mirarle y me encontré con un rubio casi pelado por completo de ojos azules muy parecido a Sara. ¿Acaso era familiar suyo? Pues  nunca me había contado que tenía un hermano. Luego me fijé en su vestimenta, una camiseta larga y vaqueros negros.

Daniel abrió la boca para protestar, pero prefirió no discutir y se fue enfadado, se notaba porque suspiró y se fue a grandes zancadas.

— Gracias Óscar.— Sara le dió un beso en la mejilla al chico y este se fue.

— ¿Tu hermano?— preguntó Ángel — No digas que estoy celoso, sólo que os vi el parecido.

Vale, pues no soy la única que lo ha pensado.

— Ajá. — Sara contestó a secas y caminó adentro del instituto cuando se abrieron las puertas.

Ángel y yo nos dirigimos una mirada de confusión. ¿Por qué se molestó?

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