CAPÍTULO 24

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ZERO

Un nuevo miembro de la Calavera Sanguinaria amenazó una torre de la ciudad.

Estaba en lo alto con una postura erguida imponiendo superioridad.
¿Qué estaban tramando estos ahora?

Tenía a una persona arrodillada a su lado, con los ojos vendados, la boca amordazada y las extremidades atadas con una soga. Un rehén.

La policía ya estaba llegando y el detective Leeford se encontraba en uno de esos autos. Así que sólo quería atraer la atención del famoso detective.

— ¿Qué haces aquí?— escuché una voz femenina detrás mío.

Una máscara de aspecto sangriento, un traje de tela negro que la cubría y el pelo recogido en un moño se me hizo difícil distinguir quién era.

—¿Setena?

— Sí,soy yo. ¿No deberías de estar con Unus cuidándote?

— A veces mola una pequeña escapa.— le guiñé el ojo y salté al edificio de enfrente para estar más cerca de la torre — Tú a por el miembro y yo a por el rehén.

Setena recibió claramente mi orden . Se coló adentro de la torre y se escondió detrás del delincuente agachada .

El detective Leeford nos observaba desde el auto y la policía también confiaba en nosotros, o tal vez estaban pensando que a lo mejor los superhéroes existían.

Tomé carrerilla y salté, llamando la atención del delincuente, justo Setena lanzó una bomba de humo cuando yo me puse la máscara antigas y aterricé en la torre.

Corté las cuerdas que ataban al rehén y lo subí a mi espalda. Lo até con un cinturón a mí, dejé caer una cuerda super larga hacia abajo de la torre y me lancé deslizándome hacia abajo con la cuerda.

— No se preocupe, ya está siendo rescatado.— intenté tranquilizar al rehén.

Aterricé tierra firme y la policía acudió de inmediato para socorrer al rehén.

El humo se estaba esfumando y el delincuente se quitó el enorme casco de calavera para utilizarlo como abanico espantando el humo.

Ya se le podía divisar su cara y Setena se abalanzó contra él. El delincuente iba armado con navajas y Setena tuvo que esquivarlos.

Yo intenté subir por la cuerda por la que antes había bajado. Ahí arriba Setena se estaba defendiendo y atacando al delincuente con sus habilidades adquiridas tras años de entrenamiento.

El delincuente me vio y lo que nadie se esperaba, lanzó una granada hacia abajo, hacia mí.

Vi que abajo seguía la policía y algunas personas que se habían acercado para ver lo que sucedía aunque la policía los estaba intentando retroceder.

Cogí la granada y la lancé hacia arriba. Setena me ayudó a trepar el tramo de la cuerda que me faltaba por subir estirandome del brazo.

Nada más aterrizar me abrazó por detrás y los dos saltemos al edificio de enfrente.

La granada explotó, quemando la azotea del edificio y al delincuente, acabando con su propia vida, la de quien había quitado el anillo de la arma explosiva.

Calleron varios trozos de pared de la torre y calleron al suelo, a la policía ya le había dado tiempo a apartar a la gente aunque por sí solos ya estaban retrocediendo por la explosión.

El detective Leeford nos sonrió y nos retiramos ya que no podíamos ser captados por las cámaras que estaban llegando.

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