CAPÍTULO 4

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ZERO

Sharon regresó a la noche mientras yo estaba tirado en el sofá viendo las últimas fotos que tenía colgadas en mi gigante tablero de corcho.

— Tengo hambre.— me quejé medio moribundo — Creo que mi cerebro consumió mis últimas energías.

—¿Por qué no te hiciste un simple sándwich?— me tiró en mi cara un paquete de galletas.

No la contesté, mi boca estaba ocupada ya devorando esas galletas.

Sharon paseó por mi cuarto para ordenar un poquito las tantas cosas desordenadas que tenía y miró las fotos del tablero, todas eran de la hija del señor Leeford.

— Hoy la he conocido. — me dijo sorprendiéndome y en ese momento le presté la mayor atención del mundo.

— ¿Y cómo está?

— ¿Por qué no vas tú mismo a conocerla?— aumentó mi curiosidad adrede — Yo no sabría decirte.

— Lo haces adrede.

En realidad ya tenía un plan, por eso me había pasado todo el día investigando todo sobre ella. Y todo me refería a todo.

Su nombre,sus padres y familiares, sus personas cercanas, su talla de ropa, sus gustos, sus comidas preferidas, sus actividades de ocio, su color preferido, sus calificaciones escolares, sus medidas (no me malinterpreten), sus horarios, sus actividades extraescolares... Todo, o eso yo pienso.

Yo era una persona muy meticulosa, siempre tenía que tener todo planeado y era muy ambicioso, por eso siempre quería conseguir todo lo que quería.  Y a partir de hoy, iniciaría a comenzar mi plan para conseguir lo último que quería. Proteger a la hija del señor Leeford.

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