CAPÍTULO 42

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ERIKA

Dormía tranquilamente hasta que unos gritos me despertaron.

—¡Ay Erika!— Lana me sacudió para despertarme —¡Ya son las siete y media!

Miré la hora y me levanté de un sobresalto.

—¡¿Qué?!— me había quedado dormida cuando sonó la alarma.

— Hija, tú ves a prepararte.— me lanzó el uniforme a la cama — Yo iré a hacerte algo de desayunar y el almuerzo. — me dio un beso en la frente y bajó a la cocina.

Sonreí de felicidad.

— Ay no, que estoy llegando tarde.

Me puse el uniforme como pude y me lavé los dientes mientras me cepillaba el pelo con la otra mano.

Bajé a la planta de abajo y mamá me ayudó a ponerme la mochila.

— Ten, come mientras vas de camino.— me dio en la mano una tostada de crema de maní — Suerte.

— Muchas gracias mamá.— terminé de ponerme el calzado y le di un beso en la mejilla.

Le di un mordisco a la tostada y salí corriendo de casa.

Por los pelos casi llegaba tarde, corrí por los pasillos mientras no me veía ningún profesor e ingresé por la puerta de clase.

Todo el mundo estaba en círculo viendo algo y tomándole fotos.

— Hay manchas de sangre por toda la clase.— me informó Tea.

— ¿Cómo?— no entendí nada — ¿Alguien se peleó?

— No no , ya estaba cuando llegamos.— aclaró.

Me acerqué al círculo y vi que había un gran charco de sangre en el suelo y algunas gotas alrededor. ¿Qué pudo suceder aquí?

— El profesor ya llamó a la policía para que investigaran esto.— añadió.

Ningún adulto llegaba y todos empezaron a saltar de alegría.

— ¡Eh!— Kevin llamó la atención de todos — Escapémonos, así nadie sabrá que nos falta profesor.

Empezaron a gritar de alegría y salieron corriendo por la puerta.

— Ven conmigo.— Tea me arrastró del brazo.

No vi por ningún lado a Sara, así que la seguí.

Me llevó frente a la puerta del despacho del director y a través de la ventana pude ver que el director Wilson estaba discutiendo algo con nuestro profesor.

— Por eso la policía no viene.

—¿Eh?— me quedé extrañada.

— El director no quiere que venga la policía para no armar ningún jaleo. Sólo quiere que la limpieza se encargue de limpiarlo y ya está.

No me dio tiempo a responder ni nada, otra persona me agarró del otro brazo estirandome hacia atrás.

— Ven.— volteé a ver a Sara — Tengo que hablar una cosa contigo. Y tú,— señaló a Tea— no me quites a mi amiga. Búscate a alguien con quien hablar sobre tus problemas anormales.

— Oye oye.— intenté que me escuchara— No te pongas así.

No me hizo caso. Me arrastró adentro de la biblioteca que no había nadie y cerró las puertas.

— Mi hermano está desaparecido.— soltó de golpe desesperada — Ayer dijo que salía y no volvió ni a dormir ni esta mañana.

—¿Y ya se los has dicho a la policía?— recordé que su hermano se llamaba Óscar y era un grandullón.

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