CAPÍTULO 38

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ERIKA

— ¡Mamá!

Tiré la raqueta y corrí hacia ella.

No tenía muy buena pinta. Estaba sentada en el suelo con la cabeza apoyada en la cama y los ojos super inchados de tanto llorar. El móvil estaba tirado a un lado del suelo y vi que intentó llamar varias veces a un número, mi número.

— ¡Mamá! — me senté a su lado en el suelo — Lo siento, te puedo explicar. Por favor, hazme caso.

Cogí un puñado de pañuelos y se lo ofrecí.

— Mamá, perdóname.

Ella se incorporó y apollo su espalda contra la cama, por fin pudo mirarme a los ojos como cuando me miraba cuando era sólo una niña pequeña con trenzas.

— No tienes nada que disculparme, hija.— extrañé esa última palabra.

— Mamá, yo...

— Ya me lo ha dicho Jhon. — me interrumpió. ¿Papá qué le dijo? — Me ha dicho que estuviste con tus amigos.

¿Qué? Ah, tuvo que ser Sharon quien se lo dijo.

— Pero entonces... ¿por qué estás llorando? ¿Y dónde está Rita?

— Rita cayó en graves problemas del corazón por el colesterol. — soltó con todo el dolor acumulado en el corazón y yo tampoco pude evitar agachar la cabeza — Ahora está ingresada en el hospital.

Sé que Rita me caía mal, pero de todas formas era mi hermana. Yo también no pude evitar sollozar y abracé a mi madre que me recibió con muchas ganas.

— El tratamiento es muy costoso y llevaba años ahorrando.

—¿Papá lo sabe?

— No, no quiero que él tenga que ver algo más con mis hijas. Además,me enteré que Rita tenía problemas de colesterol poco después de que me dejara. Hasta me da ira tener que aceptar el dinero que nos envía cada mes.

La abracé de nuevo. Yo quería mucho a papá porque en realidad era un buen hombre y encima desde que se separaron no buscó a nadie más. Pero tampoco nos dijo muy bien el motivo del divorcio y eso destruyó mucho a la familia.

— Hija, lo siento por tratarte indebidamente estos años. — se disculpó — Pensé que así a lo mejor decididas irte a vivir con papá, ahorrando para el tratamiento casi no nos alcanzaba el dinero para las tres y encima con ese dinero acumulado sólo llega al 25% del tratamiento. Yo sólo quería que ella viviera una vida feliz antes de que se fuera.

Volvió a romper en el llanto y me quedé buen tiempo a su lado dándole caricias en la espalda para consolarla.

Cuando se calmó un poco,la llevé a fuera a dar un paseo por el parque para que se relajara y le diera el aire.

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