Tocaron la puerta.
Bufé desde el sillón, me estaba pintando las uñas y justo a alguien se le había ocurrido interrumpirme.
Me levanté y caminé hacia la puerta con pesadez.
-Hola.
Dijo desde el otro lado de la puerta, yo abrí la boca para decir algo pero nada salió.
¿Qué rayos hacía aquí?
-Ke-Kevin... ¿Qué haces aquí?
Pregunté confundida.
-Vine a disculparme. Sé que me he portado como un patán contigo desde el primer momento en que nos conocimos y lo siento, quiero que sepas que de verdad yo no soy así, simplemente tenía una idea errónea de todo esto y me puse a la defensiva contigo, no lo merecías.
Se rascó la nuca y lo abracé.
Si bien era cierto que había sido un poco grosero, todos merecíamos una segunda oportunidad.
-No te preocupes, me alegra que hayas venido.
Sonrió.
Pero que sonrisa, Dios mío.
-¿Quieres ir por un helado? Yo invito.
Dijo y yo asentí, tomé un par de tenis, mi bolsa y salimos.
Llegamos a una plaza y nos sentamos en una heladería, el camino había sido muy silencioso.
-Sé que esto te va a parecer de lo más grosero pero, ¿puedes recordarme tu nombre?
Se rascó la cabeza apenado y yo solté una carcajada.
-Carolina, pero me puedes decir Caro.
-Caro.
Sonreímos.
-Perdón, honestamente pensaba que buscabas algo más conmigo, lo siento.
-Oh, si buscaba algo más contigo.
-¿Qué?
-Es verdad, desde que te vi me pareciste muy lindo.
-Muchas gracias, de verdad me halagas pero en este momento no estoy buscando una relación con nadie.
Comió un poco de su helado.
-Pero te puedo ofrecer mi completa y sincera amistad, si la quieres.
Claro que la quiero, Kevin.
-Sería un gusto ser tu amiga.
La tarde transcurrió así, cuando se hizo de noche, Kevin se ofreció a llevarme a mi casa, yo acepté.
Estando ya en mi habitación me senté en la orilla de la cama y pasé mis manos por mi cabeza, tal vez no tendría una relación con él pero tenía su amistad, y con eso me bastaba por ahora.
POV Kevin.
Llegué a mi casa, estaba muy contento.
Hacía mucho tiempo que no tenía una amiga y Caro era realmente increíble y divertida.
Llamé a los chicos para contarles y cuando colgamos, me dormí.
Al otro día en la mañana estaba alistandome para entrenar cuando mi teléfono comenzó a sonar.
Contesté sin ver la pantalla, mientras buscaba mi taco izquierdo debajo de la cama.
¿Cómo un zapato puede desaparecer?
-¿Hola?
-Hola, cariño.
-Oh, hola. ¿Qué pasa?
-¿Por qué tan seco?
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Golden Boy. ||Kevin Álvarez||
Teen FictionÉl era un jugador de balones de oro, ella era una principiante. Él era divertido, ella era más bien torpe. Él era guapo, ella era hermosa. En fin, el uno para el otro.