2. Buena nueva.

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Tocaron la puerta.

Bufé desde el sillón, me estaba pintando las uñas y justo a alguien se le había ocurrido interrumpirme.

Me levanté y caminé hacia la puerta con pesadez.

-Hola.

Dijo desde el otro lado de la puerta, yo abrí la boca para decir algo pero nada salió.

¿Qué rayos hacía aquí?

-Ke-Kevin... ¿Qué haces aquí?

Pregunté confundida.

-Vine a disculparme. Sé que me he portado como un patán contigo desde el primer momento en que nos conocimos y lo siento, quiero que sepas que de verdad yo no soy así, simplemente tenía una idea errónea de todo esto y me puse a la defensiva contigo, no lo merecías.

Se rascó la nuca y lo abracé.

Si bien era cierto que había sido un poco grosero, todos merecíamos una segunda oportunidad.

-No te preocupes, me alegra que hayas venido.

Sonrió.

Pero que sonrisa, Dios mío.

-¿Quieres ir por un helado? Yo invito.

Dijo y yo asentí, tomé un par de tenis, mi bolsa y salimos.

Llegamos a una plaza y nos sentamos en una heladería, el camino había sido muy silencioso.

-Sé que esto te va a parecer de lo más grosero pero, ¿puedes recordarme tu nombre?

Se rascó la cabeza apenado y yo solté una carcajada.

-Carolina, pero me puedes decir Caro.

-Caro.

Sonreímos.

-Perdón, honestamente pensaba que buscabas algo más conmigo, lo siento.

-Oh, si buscaba algo más contigo.

-¿Qué?

-Es verdad, desde que te vi me pareciste muy lindo.

-Muchas gracias, de verdad me halagas pero en este momento no estoy buscando una relación con nadie.

Comió un poco de su helado.

-Pero te puedo ofrecer mi completa y sincera amistad, si la quieres.

Claro que la quiero, Kevin.

-Sería un gusto ser tu amiga.

La tarde transcurrió así, cuando se hizo de noche, Kevin se ofreció a llevarme a mi casa, yo acepté.

Estando ya en mi habitación me senté en la orilla de la cama y pasé mis manos por mi cabeza, tal vez no tendría una relación con él pero tenía su amistad, y con eso me bastaba por ahora.

POV Kevin.

Llegué a mi casa, estaba muy contento.

Hacía mucho tiempo que no tenía una amiga y Caro era realmente increíble y divertida.

Llamé a los chicos para contarles y cuando colgamos, me dormí.

Al otro día en la mañana estaba alistandome para entrenar cuando mi teléfono comenzó a sonar.

Contesté sin ver la pantalla, mientras buscaba mi taco izquierdo debajo de la cama.

¿Cómo un zapato puede desaparecer?

-¿Hola?

-Hola, cariño.

-Oh, hola. ¿Qué pasa?

-¿Por qué tan seco?

Golden Boy. ||Kevin Álvarez||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora