14. Niño rico cara de fuchi.

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Y aquí estaba yo, sola, sentada en el suelo de mi habitación mientras mi hermana trataba de hacer que comiera algo.

—Caro, por favor. Terminaste con Kevin ayer en la mañana y desde entonces no has comido nada, con suerte has tomado una poca de agua, te vas a descompensar.

—Déjame sola.

Dije mirando hacia la nada, ella negó con la cabeza plantandose frente a mí.

—No puedo, sabes que siempre he respetado tus decisiones pero justo ahora no puedo, te amo demasiado como para dejarte sola en este momento.

Comencé a llorar de nuevo.

Ayer por la mañana Kevin había terminado conmigo y hasta ahora no sabía absolutamente nada de él.

Había revisado cien veces WhatsApp, pero no se había conectado.

Estaba desaparecido de redes y tampoco estaba en su casa, Lily me lo había dicho después de que fue a buscar a Luis y no encontró a ninguno de los dos.

Nadie sabía dónde estaba Kevin, llamé a Roberto, a Luis y no atendían las llamadas, aunque para ser honesta, dudaba mucho que Roberto estuviera con él, sabía que no se hablaban después de la pelea que tuvieron.

Quería saber como estaba, quería que alguien me dijera que él si estaba comiendo, que se estaba cuidando.

Que no se estaba muriendo por dentro, como yo.

Sentía como si me presionaran el pecho y no pudiera respirar, me dolía todo, tenía jaqueca, quería dormir y no despertar hasta que Kevin viniera a decirme que era un sueño.

Que todo era producto de mi imaginación, que pude comprenderlo en lugar de juzgarlo y que lo apoyé en sus sueño, porque eso era lo que se suponía que debía hacer.

Era su novia, era la persona a la que más confianza le tenía y lo decepcioné, vino a mi esperando unas palabras que lo reconfortaran y lo único que hice fue gritarle y reprocharle el asunto del cambio de equipo.

Entendía que estuviera enojado, entendía que hubiera terminado conmigo, lo que no entendía era porque yo no había hecho nada al respecto.

¿Por qué lo había visto marcharse así de mal, y no lo había detenido?

Quería llamarlo y decirle lo mucho que lo quería, pedirle disculpas y prometerle que no me iba a separar de él, que íbamos a enfrentar esta situación juntos, pero no debía.

Él necesitaba su espacio, necesitaba pensar y donde quiera que estuviera, necesitaba sanar.

Lily se levantó del suelo y me ofreció su mano, yo negué con la cabeza.

—Caro, basta. Sé que estás triste, te juro que te entiendo, pero necesitas continuar con tu vida, necesitas distraerte de todo esto, esta no eres tú, tú nunca te derrumbarías por un hombre.

—No es cualquier hombre, es el hombre de mis sueño, es el chico perfecto.

—Lo sé, sé que Kevin era un príncipe, pero el cuento de hadas se acabó, ya es medianoche. Así que ahora es momento de levantarse, sacudirse y seguir con tu vida.

—No quiero que se acabe.

Dije llorando mientras metía mi cabeza entre mis rodillas y abrazaba mis piernas.

Sabía que justo ahora debía dar lástima, pero no sabía como sentirme mejor.

—Mira.

Dijo dándome mi guitarra, yo alcé una ceja.

—Toca algo, siempre te sientes mejor cuando lo haces.

—No Lily, de verdad no tengo ganas, la música es alegría para mí, no lo quiero relacionar con este momento.

Golden Boy. ||Kevin Álvarez||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora