16. Ya no te reconozco.

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Estaba bastante cansado, me tiré en la cama y los chicos entraron a mi habitación.

—Cuando dijiste que estarías super ocupado hoy haciendo las maletas, me imaginé otra cosa honestamente.

Dijo Roberto y yo rodé los ojos.

—Ya casi termino, es solo que no pensé que tuviera tantas cosas.

Luis me miró con media sonrisa.

—Chicos, por favor dejen de verme así. Vamos a estar bien, siempre vamos a ser amigos, voy a tratar de venir a verlos lo más seguido que pueda, se los prometo.

—No va a ser lo mismo sin ti.

Dijo Roberto y yo me levanté a abrazarlos.

—Tampoco será lo mismo sin ustedes allá.

—Por favor Kevin, aléjate de los chismes, te quiero ver siendo el más destacado pero por tu esfuerzo y dedicación, no por las notas amarillistas de los reporteros.

—Voy a estar bien.

Terminamos de guardar las pocas cosas que tenía en la cama.

Estaba bastante cansado en todos los sentidos, apenas ayer había regresado de Colima y en unas horas tendría que estar saliendo a la cdmx.

Pedimos de comer y nos sentamos en la barra, no sin escuchar algunos comentarios como "esta va a ser la última vez que comamos juntos aquí" o "¿Quién se va a comer las yemas que yo no quiera?"

Era el momento, en dos horas estaría saliendo mi avión así que nos apresuramos, los chicos subieron el par de maletas que llevaba al coche y yo corrí escaleras arriba por mi mochila.

Me puse unos lentes de sol y salí, ellos ya estaban adentro del auto esperándome.

El camino no fue muy largo, íbamos platicando de el departamento donde viviría y demás.

—Es increíble.

Dije entrando al aeropuerto.

—¿Hay suficiente espacio para las visitas?

Dijo Luis y yo solté una carcajada.

—Me aseguré de eso ya, no te preocupes.

El me sonrió.

De pronto anunciaron mi vuelo, yo los vi confundido y se escogieron de hombros.

No sé cuándo tiempo había pasado, pero estaba tan entretenido que ni siquiera me di cuenta de que ya era la hora.

—Te voy a extrañar, enano. Cuídate mucho, lávate los dientes y no te duermas tarde.

Yo reí y Roberto rodó los ojos.

—Pareces su madre.

Lo hizo a un lado de un empujón y me abrazó.

—Bro, gracias por ser el mejor compañero y amigo de todos, los tuzos te van a llevar siempre en el corazón.

Lo abracé también.

Sentía unas ganas inmensas de llorar y más cuando mencionaban al equipo que me vio crecer, el equipo que confió en mi y que me hizo la persona que soy ahora.

Iba a extrañar esta vida, Pachuca, los tuzos, mis amigos.

Pero sabía que era lo mejor, tenía que alejarme de todo si quería superar a Caro, tenía tanta rabia adentro aún que solo quería estar fuera de aquí y no volver a verla nunca.

Después de un par de abrazos más y de unas cuantas recomendaciones de como cruzar la calle (no voy a decir de quién, pero sé que lo saben), subí al avión.

Golden Boy. ||Kevin Álvarez||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora