Capitulo 22: Empieza la segunda guerra

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Ese tipo de comportamiento era lo que más le desagradaba de las visitas de Fudge, al fin y al cabo él era el primer ministro y no le gustaba que lo trataran como si fuera un ignorante colegial sin embargo desde su primera reunión con él, celebrada él mismo día en que había asumido el cargo años atrás era lo mismo  no obstante era un recuerdo tan vívido que parecía que aquel primer encuentro se hubiese producido el día anterior y que sabía que lo perseguiría hasta el día de su muerte estaba en ese mismo despacho de pie sólo saboreando el triunfo logrado tras muchos años de soñar y maquinar cuando de pronto había oído toser a sus espaldas, igual que esta noche y al darse la vuelta el feo personaje del retrato le había anunciado que el ministro de Magia estaba apunto de llegar para presentarse. Como es lógico el primer ministro pensó que la larga campaña y los nervios de las elecciones lo habían trastornado. Se llevó un susto de muerte al ver que le hablaba un retrato aunque eso no fue nada comparado con lo que sintió cuando un tipo que se hacía llamar mago salió despedido de la chimenea y le estrechó la mano. Él permaneció mudo de asombro mientras Fudge con gran consideración le explicaba que todavía había magos y brujas que vivían en secreto por todo el mundo y lo tranquilizaba añadiendo que no hacía falta que se preocupara por ellos, dado que el Ministerio de Magia se encargaba de la comunidad mágica e impedía que la población no mágica se percatara de su existencia.

—Tu dijiste que no debía preocuparme y que tenias el asunto resuelto—Dijo alarmado el ministro a punto de que jalarse los cabellos de la cabeza

—Si pero esto también escapa de mis manos todo se ha descontrolado

—Y no puedes solo bórrales la mente o algo por estilo—la desesperación se apoderaba del pobre hombre—o mandar a ese niño...¿Cómo se llamaba?...Harold...Harrison para que sirva de algo y se ocupe de Lord Vol...

—¡El-que-no-debe-ser-nombrado! —gruñó Fudge interrumpiéndole

—Lo siento aun no me acostumbro entonces ¿Estamos en guerra?—preguntó con gran temor el ministro aunque es su mirada se notaba que tenía un poco de esperanza

—Desde que los seguidores de El-que-no-debe-ser nombrado se fugaron de Azkaban no han cesado de hacer estragos lo sucedido en el puente de Brockdale fue una represalia por haberme negado a cederle el puesto a el...

—¡Cielo santo entonces el responsable de que muriera esa gente es usted y es a mí a quien acribillan a preguntas sobre cables oxidados,juntas de dilatación corroídas y no sé qué más! —exclamó el primer ministro furioso

—¿Responsable? —protestó Fudge,enrojeciendo—¿Quiere decir que usted habría cedido al chantaje así como así? 

—¡Quizá no —admitió el otro y se levantó para pasearse por la habitación—pero habría hecho todo lo posible para detener al chantajista antes de que cometiera semejante atrocidad!

—¿De verdad cree que yo no lo hice? —inquirió Fudge acalorado—¡Todos los aurores del ministerio estaban tras su pista y la de sus partidarios! ¡Pero resulta que se trata de uno delos magos más poderosos de todos los tiempos, un mago que lleva casi tres décadas eludiendo la captura! 

—Ya veo y supongo que ahora me dirá que también fue él quien causó el huracán del West Country, ¿no? —replicó el primer ministro cuyo humor empeoraba con cada paso que daba era exasperante descubrir el motivo de los espantosos desastres sucedidos y no poder revelarlo de manera oficial era casi peor que descubrir que verdaderamente era culpa del Gobierno

—Eso no fue ningún huracán —dijo el mago con abatimiento

—¿Cómo que no? —bramó el otro sin dejar de dar zancadas por la habitación— Árboles arrancados de raíz, tejados desprendidos, farolas dobladas, heridos gravísimos... 

Un Uchiha En Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora