8. Lan Zhan (4)

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Ha estado amarrado de manos y pies, su madrastra lo encerró en el sótano de la gran mansión de los Lan, el silencio, la humedad y la oscuridad había consumido su vitalidad; suspiró cansado, suponía que habían pasado alrededor de dos días desde que lo encerraron en ese lugar.

Tenía frío, hambre y sueño, la gran necesidad de beber agua y su estómago doliendo por la hambruna que le había hecho pasar, su piel blanca de sus muñecas está roja y con sangre; la presión que la cuerda sobre sus nudillos terminó haciendo ampollas que sangraron a los pocos minutos.

Su madrastra se había encargado de hacer el lugar acogedor para su estado en el sótano, tenía unos compañeros un tanto salvajes; las ratas comenzaron a morder sus piernas ya que en el lugar no hay comida a parte de él.

"Se alimento para ratas, inútil." Fueron las palabras de la señora Yan, dos horas después de que lo encerrará en el oscuro sitio se escucharon varios disparos por toda la mansión.

Logro escuchar el grito ahogado de su Nana y luego un ruido sordo, su corazón se afligió y lloro en silencio, sabía muy bien que es lo que hacía el ruido y que era lo que hacían con ella.

Después de eso han pasado dos días, llenos de hambre, sed y frío; a este punto ya estaba dispuesto a morir de esa forma lamentable, no tenía esperanza de que lo rescatarán, nadie se preocupaba por él.

Solo su hermano.

Su hermano.

Wang Ji volvió a sollozar sin separar sus labios, temía que, saliera un ruido y llamara a la persona asesina de arriba. Esperaba con todo su ser que su hermano estubiera bien, que no estubiera herido y si lo estaba; que no fuera nada grave.

Sin poder limpiarse las lágrimas miro hacia arriba, no veía nada pero de igual forma imagino que había algo ahí, en esa densa oscuridad que le confundía si veía o si estaba ciego. Cerro los ojos para intentar dormir un poco y calmar la sed y hambre que lo atormentaba.

"A partir de hoy seré tu amigo." Wei Ying se cruzó en su línea de pensamientos, una presión en su pecho lo hizo ahogarse en su lugar; empezó a toser desesperadamente e intentando llevar aire a sus pulmones.

No habian pasado ni una semana y su amistad ya se habia acabado, sin ni siquiera empezar de la forma correcta. Cerró los ojos cayendo en el reino de los sueños, de su cuerpo se escapó el hambre, sed y frío, todos sus males calmandose y su perdiendo conciencia se quedó dormido.

[...]

Sonidos de varios pasos lograron despertar al castaño, parpadeo lentamente para que sus ojos se acostumbren a la oscuridad de nuevo; los pasos eran rápidos y pesados, al parecer habían dos o más personas buscando por toda la casa, Wang Ji pensó que el asesino había vuelto para terminar su trabajo.

Para terminar con él.

Xi Chen, ¿Alguna idea donde puede estar? — a sus oídos llegó esa voz, con un tono preocupado y la desesperación reflejada.

Wang Ji lo supo, Wang Ji sabía que era el chico que había proclamado ser su amigo; su corazón palpito rápido e intento llegar a las escaleras arrastrándose, el dolor de su cuerpo, sus manos y pies se esfumaron por unos instantes cuando tomo un tubo de hierro y golpeó las madera.

Se le hizo difícil porque sus manos estaban atadas a su espalda, teniendo una mala alimentación, hidratación y cansancio, su cuerpo comenzó a cobrarle.

— ¡Lan Zhan! ¡Lan Zhan! — la silueta borrosa se acercó y lo sostuvo en brazos.

Wei Ying había llegado a salvarlo, Wei Ying fue a su auxilió... Unas lágrimas se escaparon de sus ojos perdiendo la conciencia, no sin antes separar sus labios y articular en un tono suave, casi inaudible.

— Wei... Wei Ying.

[...]

El molesto sonido del monitor lo hizo despertarse, un molesto dolor de cabeza le evito levantarse, sintió peso en su mano derecha y dirigió su vista hacia ella.

Sus muñecas y tobillos estaban vendados por las heridas que le ocasionaron las cuerdas, pero su vista se posó y se mantuvo en esa melena azabache con la que estaba familiarizando en el instituto.

— ¡Wang Ji! — Xi Chen entró y se alegro al ver a su hermano despierto, también se arrepintió porque despertó al menor Wei.

— Ofrezca un café por lo menos. — Murmuró revolviendo su cabello, alzó la vista y vio a Wang Ji despierto.

Las lágrimas brotaron de sus ojos y se abalanzó sobre él para abrazarlo, lloró de una forma tan desgarradora que Wang Ji tuvo que darle palmadas en la espalda.

— Wei Ying. — susurró en el oído del azabache.

Amor En Pocas PalabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora