T3. Capítulo 10. Con la frente en alto

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Izuku fue nombrado responsable del harem a la muerte de la sultana Mitsuki. Sus aposentos fueron renovados después del luto y el omega tomó posesión con el permiso del sultán.

Ahora tenía su propio balcón tan grande como el de Katsuki, la salida de su habitación daba al balcón real del harem, era tan amplió que alcanzaban una sala y un comedor además de un sofá frente a la chimenea, había dos habitaciones cerradas una de él y la otra acondicionada para sus hijos que aún no tenían habitaciones propias, las alfombras, las ventanas, incluso las sábanas eran casi más lujosas que las de Katsuki, antes había gozado de lujos así estando en los aposentos de Haseki pero esto era inaudito.

Izuku estaba feliz, por supuesto, hacía mucho que sabía que llegaría a esos aposentos algún día, la muerte de la madre sultana solo había acelerado el proceso, sin embargo, precisamente esa muerte había dejado muchas sospechas detrás.

La sultana Momo y la sultana Kendo prácticamente se mudaron al palacio cuando la sultana Mitsuki falleció, ninguna llegó a tiempo para despedirse y estaban tristes y desoladas. Cuando la orden de renovar los aposentos fue dada ambas se pararon en la puerta negando la entrada de absolutamente todo el mundo.

Izuku no iba a decir nada, comprendía que las sultanas estuvieran recelosas por la reciente muerte, sin embargo, el que intervino fue el sultán en persona.

—El harem necesita ser dirigido, aquí no solo viven las odaliscas también los siervos y los cocineros, y toda persona que labore en el palacio recibe pago, hospedaje, comida y ropa, sin un administrador es cuestión de tiempo que el palacio caiga en ruinas. Es momento de seguir, sultanas.

Izuku era madre de los príncipes, era un lugar que le correspondía a la madre del sultán, sin ella, ahora tomaba posesión la madre del futuro sultán.

Ahora Izuku era administrador y por si fuera poco, su hermano, Shinso, era responsable de las cuentas. El poder del omega subió como la espuma y con él, su influencia en la capital.

Su vida se volvió agitada, mucho en comparación a cómo era antes, no solo debía ocuparse de sus hijos y sus deberes como director de la fundación sino ahora debía dirigir el harem, a los siervos y a los cocineros.

Para empezar era obvio para todo el mundo que siendo Izuku el esposo del sultán los omegas del harem no volverían nunca a pisar los aposentos de su majestad, no había un verdadero problema al respecto más allá de la incertidumbre de lo que pasaría con las odaliscas del harem. Sin embargo, Izuku no disolvió la tradición.

—El harem es importante, son las odaliscas las que se encargan de la limpieza y el entretenimiento, además el hecho de que sea un esposo celoso no significa que vaya a acabar con más de un siglo de tradición.

Katsuki solo podía reír por las palabras de Izuku, no había caso para él, el harem estaría de adorno.

—No he tocado a otro omega, y no lo tocaré, eso te lo aseguro.

—Lo sé, te amo más por eso.

Fue un año difícil, agotador, pero lleno de aprendizaje.

Katsuki estaba preocupado por el futuro del imperio, había muchos planes, grandes planes para el futuro que él consideraba el mejor, un futuro que le permitiría hacer lo que siempre quiso. Cuando Izuku se enteró no hizo más que alegrarse, saltó a sus brazos y se aferró a su cuerpo hasta que terminaron enredados en la cama.

Estos planes trazaron un nuevo camino para los hijos del imperio, era momento de buscar un lugar para cada uno.

Cada príncipe mostró dotes específicos, los gemelos aún eran demasiado jóvenes para entrar en competencia así que Katsuki comenzó las pláticas serías con Ikuya.

El Sultán (KatsuDeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora