Capítulo 3. Kokomi

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Al día siguiente Izuku atendió sus deberes hasta la media tarde, justo antes de que el sol se ocultara Yuga fue por el para llevarlo a los baños, Denki y Ochaco le ayudaron a lavar su cuerpo y a prepararse.

El conjunto consistía en un pantalón que ajustaba en las caderas y se desprendía en tela transparente unida por el exterior a la altura de su rodilla y una vez más en su tobillo. El corsé blanco le presionó los pechos haciéndolos ver ligeramente más grandes de lo que eran, tenía unas abombadas mangas que colgaban por sus hombros y dejaban caer más tela. Su abdomen estaba descubierto y estaba adornado por una bonita joya que colgaba del corsé. El perfume de rosas le dio el toque final.

Mina mencionó que no debía llevar muchas joyas porque podría ser que solo las perdiera. Además de que todas las joyas que eran destinadas al uso de las concubinas estaban en posesión de Camie.

Pero a Izuku eso no le importaba, él estaba más que emocionado de ver al sultán esa noche.

Por otro lado, en la habitación del sultán, algunos criados, a la orden de Neito, encendían a prisa las velas y servían los platos de la cena. Katsuki planeaba platicar largo y tendido con Izuku antes de cualquier otra cosa. El balcón estaba abierto y corría una ligera brisa que refrescaba un poco y daba calma. Estaba nervioso, emocionado y ansioso.

Cuando los criados terminaron Neito se retiró deseándole una buena noche. Unos minutos después tocaron dos veces.

—Adelante.

Las puertas se abrieron y con un último suspiro, Katsuki por fin se dio la vuelta.

—Necesito que te calmes, deja de brincar

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—Necesito que te calmes, deja de brincar.

Yuga no había dicho nada más que regaños esa noche, Izuku iba casi corriendo por los pasillos hacia los aposentos del sultán, a su lado izquierdo Yuga que le acomodaba el traje, ya no había nada que acomodar, pero él también estaba nervioso. A la derecha Mina riendo por la actitud del peli verde y lo detenía cada que empezaba a saltar. Detrás venían Tokoyami, el chambelán del harem y Denki que no quiso quedarse atrás, pero justo al pasar la esquina del pasillo a los aposentos reales todos se detuvieron. 

Al fondo del pasillo de pie frente a los guardias de los aposentos estaba una mujer. Una omega rubia que volteo a verlos, examino a Izuku de pies a cabeza para después reír con burla.

"¿Que se cree? ¿Cómo se atreve a ver de esa manera a un hermoso loto ese vil junco?" Pensó Denki.
—¿Quién es esa?

—Es Imu, la primera sirvienta de la sultana Kokomi, si ella está aquí significa que la sultana esta adentro.

Tokoyami avanzó hacia la rubia, intercambio algunas palabras con ella y después regreso.

—Debe regresar.

—Pero debo ir con el sultán.

Mina y Yuga tomaron a Izuku por los codos retrocediendo.

—Si la sultana está con él no podemos hacer nada, regresa.

El Sultán (KatsuDeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora