T2. Capítulo 3. El placer es tuyo

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Pasó casi un mes para que ambos se encontraran por primera vez. El Haseki se tomó muy enserio lo de "ella no es tu problema" así que no solo ignoró su existencia durante un mes sino que la evitaba como la plaga, cosa que terminó cuando la situación en el harem era insoportable.

La dichosa mujer se paseaba por el harem ordenando como una sultana, y exigía que la llamaran así, los omegas estaban hartos pues la sultana Mitsuki les prohibió terminantemente que la trataran como sultana así que ahora había una pequeña guerra civil de poderío dentro del palacio. Izuku sabía bien lo que era estar en contra de la madre sultana y durante el último año no había tenido problemas con ella así que no estaba dispuesto a volver al campo si no había necesidad. Pero ese día no pudo esquivarla.

Ella estaba de pie frente al salón de clases del príncipe Kai, su cachorro sujetaba sus faldas y ambos miraban hacia adentro. La hora del final de las clases estaba cerca por lo que su cachorro Kai aparecería en la entrada en cualquier momento, pensó en permanecer alejado hasta que su pequeño saliera, él lo vería y por supuesto iría hacía su madre, así que no había necesidad de acercarse a ella.

Izuku la juzgó de pies a cabeza. Traía puesto un caftán largo color celeste con motivos de flores rosas y amarillas, era delgada y alta, solo podía ver su nuca así que no pudo juzgarle el rostro pero era rubia, su cintura era increíblemente estrecha. El peli verde apretó los labios, si había sido aceptada por el sultán Kai cuyos rumores decían que solo gustaba de mujeres hermosas, seguramente esa mujer debía ser muy bonita.

"¿Qué importa?" pensó. "Fue concubina del sultán anterior, las cosas han cambiado, ella debe tener como 40"

No podía estar más equivocado, la mujer en cuestión se dio la vuelta apenas salió el príncipe Kai. Era joven. Mucho. Izuku pensó que si quizá era mayor que él no debía ser más grande que el propio Katsuki.

"Digno del sultán Kai, claro"

El príncipe lo miró apenas salió del salón y caminó hacia él, despacio y con el libro bajo el brazo. El pequeño alfa era bien educado, pulcro y consciente de su posición a su corta edad. Izuku no podía estar más orgulloso.

Entonces aquella mujer volvió la mirada hacia el maestro que salía del salón.

Izuku no escuchó lo que le decía al hombre pero se vio obligado a poner atención cuando la rubia comenzó a gritar.

—¿Cómo te atreves? ¿Quién crees que eres? Este cachorro no es un niño cualquiera, él es un príncipe también, está en tu deber darle clases.

—Lo lamento señorita pero yo soy el maestro particular de su majestad el príncipe Kai, el sultán me ha traído al palacio exclusivamente para eso.

Honenuki era bien conocido en la capital. Hijo de un juez de justicia fue criado en una buena familia, viajó a la provincia de Aki a completar sus estudios y allí se hizo de un gran renombre por su inteligencia. Era doctor y maestro, a pesar de ser tan joven había enseñado en muchas de las casas del sultanato Zalamí. Katsuki le pagaba exclusivamente para dar clases de lengua, matemáticas e historia a su príncipe. Honenuki era un excelente ejemplo para sus aprendices pues nunca cometía errores y era increíblemente cortés y educado.

—Yo soy una sultana, mi hijo es el hermano del sultán, hijo del sultán Kai. ¿Quieres decir que él no merece el mismo trato que el resto de los príncipes?

—Siento si mi respuesta le ha parecido inapropiada, sin embargo, cómo ya se lo he dicho, su excelencia me trajo aquí para enseñar únicamente a su hijo. Si usted quiere que eduque también a su cachorro debería hablar con su majestad.

—No será necesario, si tu no accedes a dar clases particulares a mi príncipe, me encargaré de que te corten la cabeza.

Muy a su pesar, Izuku tuvo que intervenir. Avanzó hasta estar frente a ambos después de pedir a su odalisca que se llevará al príncipe.

El Sultán (KatsuDeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora