T3. Capítulo 14. ¿A quién le importa?

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-Se trata de Izumi.

Todos abrieron los ojos enormemente.

-Lo he visto salir de los aposentos de su majestad hoy por la mañana.

Mudos quedaron todos.

-Así lo ocultaron, poniéndolo al servicio de los hijos del sultán. Ni siquiera sospechamos de los que estaban con nosotros -aceptó Denki.

Yuga parpadeó desconcertado. -Todo este tiempo, estuvo frente a nuestras narices.

Izuku también estaba en blanco.

"¿Ayer? Ayer durmió a mis hijos y se fue, era tarde. ¿Ayer? Ayer le regalé un collar de plata, yo mismo se lo puse, lo llevaba puesto ¿Lo llevaba puesto? ¡¿Mientras estaba con mi marido?!"

El pensamiento lo hizo ponerse en pie tan rápido que la silla en la que estaba sentado cayó al suelo con un estruendo seco.

-¡¿Ayer?! -era tanta la furia que le recorría las venas que comenzó a respirar con la boca abierta -¿Cómo puede ser, cómo pudo hacerme esto?

Él comenzó a pasearse de un lado a otro en la sala de sus aposentos mientras se arrancaba las joyas de la cabeza y el cuello. Se sentía asfixiado y desesperado.

Yuga comenzó a levantar lo que salía volando, era mejor así. -¿Qué quieres que hagamos ahora?

Sujetando los costados de sus cuellos con las manos mientras continuaba respirando erráticamente pensó que sería mala idea verlo, sería mala idea hacer un escándalo. No era propio del Haseki sultán armar alboroto por un omega del harem que vio al sultán cuando se suponía que para eso estaban. No era apropiado, pero necesitaba escucharlo de su boca, necesitaba escuchar la realidad.

-Tráiganlo ante mi.

.

Izumi estaba en el jardín con otros omegas del harem. De paso quizá tendría ocasión de encontrarse con alguien que le quitara el aburrimiento. Habría que ser más cuidadoso con lo que se desea.

Neito apareció en el jardín, el albino sintió un escalofrío. El rubio se acercó al grupo para decirles a todos que habían tenido suficiente y que volvieran adentro, no le quedó de otra más que pararse y seguir a los demás.

Cuando el rubio se detuvo en la entrada del palacio y lo miró supo que el momento había llegado, quiso cortar vuelta y seguir por el pasillo exterior, Nemuri le había dicho que si algo pasaba debía buscar el modo de huir, si encontraba primero a Nemuri o a la sultana Momo no habría problema pero, entonces la voz del rubio lo detuvo.

-Creí haberte escuchado decir que irías a decírselo tú mismo cuando quisiera.

Cierto. Izuku de todos modos se iba a enterar algún día. Levantó la cabeza, dio la vuelta y con el mentón bien arriba le respondió.

-Vamos.

.

Neito le abrió la puerta cuando llegaron a los aposentos de Izuku, nadie más estaba adentro, ni siquiera había gente en el pasillo, cuando la puerta se cerró detrás de él escuchó como Neito se retiraba.

Izumi estaba entrando en la boca del lobo, todos ellos estaban tan confiados de que él no podría hacer nada en contra de Izuku que ni siquiera había alguien en la puerta. O quizá, estaban tan asustados como él. La realidad era que, Haseki sabía que sus próximas acciones seguramente le traerían problemas por lo que quería involucrar al menor número de personas posibles

"-De nada sirve en mi caso -le dijo Neito -Nemuri sabe que yo se lo dije todo."

Izuku nunca pensó que su amistad con Neito lo iba a llevar algún día a planear con él situaciones como esta, parecía que cometerían un delito, aunque en vista de las circunstancias y con el aroma floral en el aire que le estaba provocando jaqueca seguramente sería así.

El Sultán (KatsuDeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora