Prólogo

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Observó entre la oscuridad la belleza de la luna, había demasiada resplandor en ella, como su fuera un enorme foco opalino sobre la aldea.
La brisa nocturna era demasiado fresca, no era calurosa ni fría, solamente era agradable sentirla en ese momento. Shisui sonrió de lado unos momentos antes de ir tras su primo Itachi, quien parecía cargar consigo mil demonios atormentando su mente, y lo entiende muy bien, sabe la desgracia qué recae sobre sus familias, sobre su legado, sobre ellos. Respirar hondo ya no alivia la presión qué crece muy en el fondo de sus corazones, ya no alivia la carga ni disuelve los malos pensamientos. Solo quisiera poder proteger a todos y no caer en desgracia, no ser un villano jamás.

—Hey Tachi. — la ojeras de itachi cada vez eran más marcadas, podía ver la pesadez de en su semblante, la explotación qué estaba surgiendo por sus habilidades. Su primo le miro sin ánimos, tampoco parecía querer fingir una sonrisa, por lo que saludo mostrando apenas un gesto amable — Ya es casi media noche, ¿vas llegando de una misión?

—Sí.

—¿Qué tipo de misión? He estado últimamente encerrado aquí, parece que no hay acción. — quería enfriar las cosas con su primo, qué poco a poco arrastraba sus pies.

—Fui al país de la escarcha, su princesa fue amenazada y hemos restaurado su seguridad.

—Devio ser muy cansado... — dejo de sonreír notablemente, Itachi giro a verlo aun en silencio pero entendió su mensaje, por que solamente asintió. Bastó una mirada sería de Shisui, gracias a su amistad y a su cercanía familiar ahora podían comunicarse más de forma que nadie más sepa.

Se desvío del camino al qué su primo iba, antes de ir a aquel lugar donde seguramente deberían discutir por el futuro de su clan de fue directo al templo de su Clan. No eran muy devotos a alguna religión o algún Dios, de hecho de todos los clanes puede decir que los Uchiha son los menos creyentes, no almenos que sea su fe al poder, de ahí no conoce algún Dios. El templo era más como aquel lugar ceremonial donde se llevan acavo las celebraciones del clan, donde puede que ahí mismo traten de dar la primera voz para ordenar el golpe de estado. Muy lleno de contradicciones al ser un templo pero usarlo para dar aquel fatídico golpe.

Se quito las sandalias e hizo una reverencia, más por respeto que por creencia, por que si alguna vez muere no quiere ser castigado por ser irrespetuoso. Camino hasta estar junto a esa figura gigante de un ser que es alabado como un dios, y más que eso parecia demonio por aquellos cuernos. Según muchas especulaciones es el primer hombre en la tierra en despertar el Sharingan, también el primer hombre en dominar las bestias conocidas como Bijuus. Pero para él, era solamente un hombre que debió pasar por un dolor terrible y a la vez fue un hombre muy afortunado de poder contener tanto odio. El reconoce que muy en el fondo los Uchiha son una desgracias de humanos, por que el dolor debe de ser la base principal de su poder, la venganza debe ser motivo de su espíritu, y no puede creer que para poder ser fuerte deberan pasar por un dolor inimaginable, una desgracia completa qué destruye el corazón y hace añicos el alma. Ser un Uchiha es un dolor horrible, una maldición.

Sin poder esperar más se hinco en la estatua dándole una reverencia, luego prendió el incienso y se marchó con las cadenas de sus antepasados. Itachi debe estar peor que él, aun que puede ser bueno que ambos compartan la misma desgracias, ya que en ese punto de la vida están ambos. Tachi puede tener una familia a la cual llegar, cosa que el no, no tiene una mamá, ni un papá, o un hermano, solo tiene su voluntad y a su primo.

Con mucho cuidado de no ser seguido había optado por escabullirse en la salida secreta del templo, esa qué por accidente descubrió hace unos años. Conversar con Itachi sobre rl futuro de su clan era un tema serio, aquello que ni el Hokage sabía, y que debían esconder debido al Sharingan. Era una travesía irse para hablar cuando sus ojos podrían leer fácilmente sus labios y entender sus planes.

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