Quince

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Quince: el dolor de un padre

La mañana había empezado con pocos aldeanos salir de sus casas debido al alboroto de anoche. Ya las especulaciones habían surgido, pero no había información clara de lo acontecido, solo especulaciones de un intruso y una pelea.

Dentro del hospital claramente era peor, los padres de esos niños fatalmente heridos habían sido llevados al ala privada del hospital, esa que sólo usan cuando querían ocultar algo. Varias veces veían a las enfermeras o el equipo médico correr con sangre o una máquina especial. Las noticias del suceso sólo se compartían con pocas personas, y por el asunto Kurenai estaba también sentada en una banca. Habían rechazado la misión en la madruga, asignando al otro equipo para ello.

El Hokage tampoco se había ido a descansar aún cuando se veia cansado.

Depronto salió Kakashi de la habitación donde tenían a la niña, este había entrado en la madrugada por que los médicos ya no podían contener el sello, cosa que provocó un ataque de ira en Hiashi, llamndoles incompetentes.

—Estará bien. — le dijo al Hyuga, quien lo veía aún decaído.

El corazón del hombre se oprimio fuerte. Su hija estaría bien... Con un sello maldito, uno que se negó a ponerle cuando tenía tres años, pero ahora tenía uno peor, uno que la hece candidata perfecta a ser el contenedor de ese perverso hombre.

Otra enfermera salió del cuarto donde estaba el Nara, se veía cansada, habían trabajado toda la noche por que la herida del niño había sido profunda, también por que ese Kunai contenía veneno.

—En un momento podrá entrar. — le dijo a Shikaku.

Después de salir de apuros ambos hombres estaban derrotados, se veían mal de sus rostros, los años habían caído fuerte en ellos, como una cachetada.

Fugaku no se despegó del lugar, sabía que  no es muy allegado a esos dos, pero no podía irse, en el pasado fueron amigos en la academia, también tuvieron momentos llenos de alegría, pero lastimosamente las responsabilidades cayeron y poco a poco se distanciaron.

Sin decir alguna palabra siguieron ahí para poder ver a sus hijos, familiares o conocidos.

En el caso de Hiashi estaba ahí unos Hyugas, como Doro, Ko, y Hoheto. También por emparentados políticos estaba Fugaku y un Uchiha que desconoce totalmente. Pero la llegada de Itachi al lugar acaparó las miradas, venía con el informe de la policía, como su padre no estaba había tomado el mando para mantener orden.

—Buenos días. — Saludo dando una reverencia.

—¿Qué ocurre? — Fugaku se levantó de la silla, sabía que su hijo tenía noticias del ataque, cosa que él Hokage también noto.

—Traje mi informe. — extendió la mano dándole un pergamino escrito en código que pocos entendian, solo por eso Fugaku reconoció que es información importante.

Leyó el documento sabiendo que atrás todos querían saber, el Hokage después de ver la reacción de Fugaku recibió el mismo pergamino. Lo suponia.

—Orochimaru fue invocado a la aldea. — dijo en voz alta —Alguien dentro lo invoco, seguramente iban tras Hinata desde un inicio, no fue un ataque al azar.

Itachi asintió.

—Todo el área fue perfectamente cuidado para ser una trampa. Como si la estuvieran esperando.

Hiashi quedó incrédulo, ¿por qué ella? Se suponia las cosas serían diferentes, se suponia que tenían un plan para cuidar al mocoso de Fugaku, no a su hija. Los planes de seguimiento seguían en lapso de un año, no ahora, no era momento pero surgió, dándole a entender que muchas de las cosas que se supone sabe ya son obsoletas.

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