Catorce

123 19 23
                                    

Catorce; Enfermo

Se sentía mal.

Enfermo, pero no enfermo clínico, si no de algo emocional. Había pasado tres noches seguidas son el beso de Hinata, se sentía estúpido, como un depredador. No le gusta esa sanción que dejó en su cuerpo, es irritante. Lo pone de mal humor.

Hinata sacó lo mejor de él, pero ahora estaban surgiendo pensamientos que lo ponen a prueba. Más era su sentir por que cada mañana despertó con una erecció en las piernas. Se daba baños fríos, también dejó de prestarse atención en ese sentido (íntimo), solo quería seguir en su misión, por ello mato a cada uno que se topo, aun cuando estos no eran rivales para si mismo.

Continuó su camino, ya había llegado a la aldea de la lluvia, todos ahí vivían como pequeñas ratas humedas. La comunidad era tan escasa y todo tan enfermo, El estilo de vida decayente en todos los sentidos. Tenían estructuras grandes pero oxidadas, muchas de ellas casi en el colapso debido a las guerras que pasaron. La tristeza en el ambiente se podía saborear en cada respiro, el olor a alcantarilla es fuerte, pero ahí nadie parece importarles, están tan acostumbrados a vivir así que no se dan cuenta lo insalubre que es.

Casando de haber recorridos caminos lodosos se sento en una banca, era un puesto de comida.

—Disculpe, ¿sabe donde hay una posada? — la vieja mujer que giro a verlo pareció inspeccionar su aspecto. Ella es una anciana de mala cara, con algunas marcas de lo que parece ser una infección cutánea.

—Tengo libre un cuarto, pero te costarán cinco yenes. — se lo había dicho como si el costo fuera muy elevado, a decir verdad lo es para un lugar así de deplorable.

—Justo es lo que tengo. — saco de sus ropajes aquella bolsita con dinero y entregó — Que amable.

Para nada, la mujer le arrebato las mandas y lo guio dentro de la infraestructura oxidada. Había agua filtrandose por donde vieras, lo unico bueno es que la cama estaba arriba del charco. Estando dentro inspeccionó que no hubiera alguien más, también busco salidas de emergencia en caso de una emboscada, algo normal para los ninjas.

Cansado de caminar se tiro a la cama colocando sus cosas en el mueble viejo de la esquina, un buro podrido que posiblemente sacaron de la basura.

[...]

Cinco meses sin una señal de Shisui, ya lo aceptó. Shisui esta actualmente fuera de la aldea por que se sentía sucio de alguna forma. Había tomado sus meses para seguir su entrenamiento con su equipo, debía desarrollar sus habilidades como en el pasado, así que se estuvo portando autoritaria para logrará que avanzarán, también fue dulce para no hacerlos sentir mal.

Shino le comentó que parecía otra persona, pues esa niña que conoció en la academia no es para nada igual.

Ella también lo reconoce así, posiblemente es por que ya vivió una vida, aprendió de sus errores y ahira no desea cometerlos.

"Te comportas como una mamá"

Fueron exactamente las palabras del aburame que aún laten en su mente.

Ahora tenía catorce años, es una genin que va a Misiones ya fuera de la aldea, participa en ceremonias donde antes no podía hacerlo. Su padre exigía estar atenta a todo momento, por lo que decidió ese día irse un rato con sus amigos. Antes eran muy pocas las veces que lo hizo, en realidad no salía de casa si no era sumamente necesario o para ver a su sensei, pero ahora sentía la necesidad de hacer cosas que no pudo por mera vergüenza.

Iba vestida con unos pantalones negros, una playera lila floja, y una sudadera abierta, por que sí, hace calor como para fingir que esta bien. Sigue siendo pudorosa, recatada no quiere estar pasando nuevamente esos bochornos solo por miedo a que le vean.

SacrificiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora