7.El joven Néstor

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Cuando Néstor era niño, su padre ya intuía que había algo especial en él.

Desde temprana edad, demostró una curiosidad inagotable y una inteligencia que superaba con creces la de otros niños de su edad.

Su mente ágil y su capacidad para absorber conocimiento rápidamente llamaron la atención de todos los que lo rodeaban.

Su padre le enseñó sobre el arte de la guerra y la estrategia militar,elementos esenciales decía su padre para enfrentarse al mañana.

Néstor se maravillaba al escuchar las historias de las batallas épicas y soñaba con emular a su padre algún día.

Por otro lado, su madre, Hestia, no pudo estar para transmitirle los valores de la sabiduría, el respeto y la importancia de la armonía en el hogar y en la comunidad, aunque de alguna manera siempre la tuvo presente.

Aunque no se trataba de un tema que se hablase en la ciudad, todo el mundo era conocedor de la historia de amor entre sus padres y es por ello que Andrómaco, siempre desde el respeto y cariño, animaba a Néstor a pasar tiempo en el santuario de Hestia, donde aprendía sobre la importancia de la paz y la protección de los seres queridos.

A pesar de su corta edad, Néstor mostraba una comprensión profunda de los conceptos más complejos. Leía libros antiguos escritos en otras lenguas de y pergaminos, escuchaba atentamente las conversaciones de los adultos en el ágora y aunque nunca interrumpía, solía hacer preguntas perspicaces siempre que podía.

Buscaba entender el mundo que le rodeaba y desafiaba constantemente los límites de su conocimiento.

Su naturaleza curiosa y aventurera le llevaba en más de una ocasión a explorar los alrededores de Hestia, aprendiendo de la naturaleza y de los animales que encontraba en su camino.

Pasaba horas observando las estrellas desde lo alto de la colina y preguntándose sobre el vasto universo que se extendía más allá de su pequeño mundo.

A pesar de su inteligencia y habilidades notables, Néstor también era un niño humilde y respetuoso. Nunca se jactaba de sus logros en la escuela, y siempre estaba dispuesto a aprender de aquellos que tenían más experiencia. Escuchaba atentamente a los ancianos y a los sabios de la ciudad, absorbiendo cada palabra como una esponja sedienta de conocimiento.

A medida que Néstor crecía, la relación entre su padre, Andrómaco, y los dioses del Olimpo se volvía tensa y complicada.

Andrómaco, consumido por la tristeza y la ira por la muerte de Hestia, culpaba a los dioses, y no a ellos mismos, de la perdida de la diosa. Sin embargo, para mantener su juramento y proteger a su pequeño hijo Néstor, decidió mantener en silencio su resentimiento y dolor hacia los seres divinos.

No volvió a rezar a los dioses, aunque temía que, si asistía públicamente a determinados actos, el joven Néstor pagaría las consecuencias, y era algo que no se podía permitir.

Andrómaco sabía que Néstor, al ser hijo de un dios y una mortal, tenía un destino y una conexión especial con el mundo divino. A pesar de su profundo dolor, Andrómaco comprendió que era importante proteger a Néstor de las tensiones entre los dioses y los mortales para que pudiera crecer y desarrollarse en un entorno seguro y estable.

De alguna manera, Andrómaco debía morir por dentro para que su hijo viviese.

A medida que Néstor crecía, Andrómaco se convirtió en su principal apoyo y protector. Trataba de disfrazar su amargura y dolor ante su hijo, asegurándose de que no cargara con el peso de su resentimiento hacia los dioses. Quería que Néstor creciera con una mente abierta y una visión equilibrada del mundo, sin ser influenciado por los desafíos que Andrómaco enfrentaba internamente.

Sin embargo, a medida que Néstor maduraba, comenzó a percibir la tristeza y la rabia oculta en los ojos de su padre. Aunque Andrómaco trataba de enmascarar sus emociones, Néstor, con su agudo intelecto, empezó a notar pequeños indicios de su tormento interior.

-¿Ves, mi querido Néstor?- dijo Andrómaco, sentado en la colina junto a Néstor.- Más allá de lo que tus ojos alcanzan a ver, detrás de esas montañas, existe un vasto mundo lleno de maravillas y desafíos. Hay lugares por descubrir y personas por conocer.- continuó.

-Padre, ¿qué hay más allá de esos límites? ¿Existen aún otros reinos y civilizaciones como la nuestra? -respondió Néstor.

Andrómaco continuó-Sí, mi hijo. Más allá de nuestras fronteras, tal vez aún se extiendan tierras desconocidas y culturas diversas. El mundo era diverso y rico, antes de que la última guerra nos obligase a encontrar este refugio. Fue hace ya muchos años, cuando las rocas de aquella montaña se cerraron para no volver a abrirse hasta hoy.-

-¿Por qué hay guerras, padre? ¿No podríamos resolver nuestros conflictos de manera pacífica?-pregunto de nuevo a el chico.

Andrómaco respondió, mientras frotaba su cabello-Ah, Néstor, esa es una pregunta profunda. Desafortunadamente, las guerras surgen por la ambición, la falta de comprensión y la sed de poder. Los seres humanos a veces olvidamos el valor de la paz y nos enfrascamos en conflictos destructivos. Pero tú, mi hijo, tienes una mente y un corazón especial. Tu sabiduría y empatía pueden ayudar a cambiar eso.-

Néstor volvió a mirar fijamente a Andrómaco y dijo-Algo dentro de mí me dice que yo no me voy a quedar siempre aquí padre.Me visitsn sueños por la noches que me enseñan nuevas tierras lejos de Hestia.-

Andrómaco, acariciando suavemente la cabeza de su hijo dijo-Eres valiente y noble, mi querido hijo. Aprecio tus deseos y esas son metas dignas de alcanzar. Recuerda siempre que la paz no solo se logra con la fuerza, sino también con la sabiduría y la comprensión mutua.-

Néstor volvió a preguntar-¿qué pasó realmente con mi madre? A veces veo tristeza en tus ojos cuando la mencionas.-

Andrómaco miró al horizonte y respondió-Tu madre, fue una diosa bondadosa. Ella trajo calidez y paz a nuestras vidas, pero lamentablemente, su tiempo en este mundo mortal llegó a su fin. Algunos dicen que fue una consecuencia de las luchas y los conflictos entre los dioses del Olimpo.

Prométeme, Néstor, que siempre llevarás en tu corazón el recuerdo de su amor y sabiduría.-

-Lo prometo, padre.-respondió rápidamente Néstor agarrando la cintura de Andrómaco.

Andrómaco conmovido solo pudo decir-Eres un hijo maravilloso, Néstor. Estoy orgulloso de ti y de tu deseo de marcar la diferencia en este mundo. Sigue buscando la verdad, la justicia y la paz, y sé que llevarás el legado de tu madre Hestia con honor y orgullo.-

Pese a las preguntas persistentes de Néstor, Andrómaco se resistía a revelarle la verdad completa sobre la muerte de Hestia y su relación con los dioses del Olimpo.

Temía que, al hacerlo, su hijo se viera arrastrado a un mundo de conflictos divinos y humanos como tiempo atrás les había sucedido a héroes como Aquiles o Teseo.

Ambos personajes enfrentaron conflictos y desafíos debido a su herencia mixta.

Por un lado, su sangre divina les otorgaba habilidades sobrehumanas y un estatus especial, pero, por otro lado, su condición de seres humanos los conectaba con las debilidades y la mortalidad. Esta dualidad les generaba dilemas y tensiones internas, así como también los colocaba en situaciones complicadas en la sociedad en la que vivían.

A pesar de las sombras que rodeaban la muerte de Hestia y la relación tensa entre Andrómaco y los dioses, Néstor creció en un ambiente lleno de amor y cuidado. La devoción de su padre hacia el pequeño, no se vio afectada por su amargura hacia los dioses.

Andrómaco siempre estuvo allí para apoyar a su hijo, guiándolo hacia un futuro brillante y pacífico.

La verdad detrás de la relación entre Andrómaco, los dioses y la muerte de Hestia permaneció oculta para Néstor durante sus años de infancia. Sin embargo, a medida que Néstor crecía y se enfrentaba a sus propios desafíos, el peso de la verdad eventualmente se revelaría y desencadenaría una nueva etapa en la vida del joven Néstor.

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